La literatura del siglo XVIII representa el intento de la intelectualidad europea por romper con la autoridad de la cultura precedente y rechazar los planteamientos teológicos en cualquier método de investigación. El racionalismo considera la razón como base del conocimiento humano, en contraposición a la revelación divina o la tradición. El empirismo, por su parte, defiende la observación para obtener leyes verificables mediante la experimentación. Estos dos conceptos se basan en la idea de que la ciencia y la razón son las que impulsarán el progreso de la sociedad y, en consecuencia, la felicidad.
Principios de la Literatura Neoclásica
Los principios de la literatura neoclásica son:
- Utilización del modelo griego y latino.
- Predominio de la razón sobre los sentimientos y la imaginación.
- La literatura como medio para educar.
- Evitar la inverosimilitud.
Obras Neoclásicas
- Cumplimiento de la regla de las tres unidades (acción, tiempo y lugar).
- Separación de lo cómico y lo trágico.
- Separación de la prosa y el verso.
- Producción de obras didácticas.
La Poesía Neoclásica
La poesía neoclásica es una poesía didáctica y utilitaria. Se eliminan los aspectos sentimentales de la poesía anterior, buscando la armonía y la moderación. Se cultivan tres tipos de poesía:
- La anacreóntica.
- Las odas, sátiras, epístolas y fábulas.
Autores destacados: Juan Meléndez Valdés, Tomás de Iriarte, Félix María Samaniego.
La Prosa Neoclásica
La prosa neoclásica es el género que alcanza mayor desarrollo. Su aportación más interesante es la modernización lingüística, buscando una lengua española más útil, funcional y sencilla. Tiene subgéneros como el informe, la crítica o el ensayo.
Autores destacados: Fray Benito Jerónimo Feijoo, José Cadalso, Gaspar Melchor de Jovellanos.
El Teatro Neoclásico
El teatro neoclásico reacciona contra el teatro barroco, que se centraba en grandes efectos escénicos con poco contenido. Es un teatro exclusivamente didáctico que rechaza el entretenimiento excesivo, buscando un equilibrio natural. Durante el siglo XVIII se afianzaron:
- El sainete: Piezas breves, cómicas o satíricas con personajes sencillos y populares.
- La tragedia: Desarrollada en la segunda mitad del siglo, presenta héroes bíblicos.
- La comedia: Con finalidad moralizante y de crítica social, suele tener poca profundidad psicológica e historias sencillas.