La lírica desde 1940 a los años 70
Los años 40
Tras la Guerra Civil, la sociedad española queda dividida en dos bandos: el de los vencedores y el de los vencidos.
En la década de 1940, la producción lírica de los poetas que se quedan en España girará, principalmente, en torno a las revistas literarias. La revista Garcilaso agrupará a los escritores afines al régimen oficial, la llamada ‘juventud creadora’ (Luis Rosales, Leopoldo Panero o Luis Felipe de Vivanco, entre otros) que practicará lo que Dámaso Alonso llamó poesía arraigada: una poesía que presentaba un mundo coherente, ordenado y sereno, inclinada hacia temas como Dios, la patria y la familia y formalmente caracterizada por una perfección de corte clásico. Como contrapunto a Garcilaso nace en León Espadaña, revista que reúne a los poetas contrarios al régimen. Se trata de una poesía desarraigada, de corte existencialista y de tono trágico, más preocupada por el sufrimiento humano. La religiosidad, también presente. Algunos poemarios relevantes de esta época son Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, e Hijos de la ira, de Dámaso Alonso. También destacan los primeros poemarios de Gabriel Celaya y de Blas de Otero.
El postismo, último movimiento vanguardista, fue fundado por Carlos Edmundo de Ory, quien defendía la libertad expresiva y el sentido lúdico del arte (la poesía como un juego).
Los años 50
En la década de 1950 surge una poesía concebida como comunicación, la poesía social, que denuncia directamente los males sociales. Tiene un lenguaje sencillo y directo con el que llegar a la ‘inmensa mayoría’. Seguirá la estela de poetas como Miguel Hernández o Antonio Machado. Gabriel Celaya (Cantos Íberos), Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), José Hierro (Quinta del 42) son los principales cultivadores.
Finales de los 50
A finales de la década de 1950 muchos poetas irán abandonando los preceptos de la llamada poesía social, a la que se acusaba de haber caído en el panfleto. Los llamados ‘niños de la guerra’ serán los responsables de elevar la calidad artística de este género literario. La poesía pasará, así, de considerarse forma de comunicación a entenderse como una forma de conocimiento del mundo que nos rodea. Una lírica inconformista, pero con cierto escepticismo que les permite alejarse del panfleto político y acercarse a una poesía de la experiencia personal, que trata temas como la infancia y la familia. El llamado ‘Grupo de Barcelona’ (Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral) es el que aglutina a algunos de los poetas más visibles, junto con otros como Ángel González y José Ángel Valente.
La poesía del exilio
El tema de los poetas exiliados es el de la patria dejada atrás: una patria ocupada por el bando vencedor hacia la que, en un primer momento, se siente rechazo. Con el tiempo va surgiendo un sentimiento de añoranza de una tierra donde los poetas vivieron su infancia y juventud. Un ejemplo representativo es Español del éxodo y del llanto, de León Felipe.
La lírica desde los años 70 a la actualidad
Los años 70
En 1970 se edita la obra Nueve novísimos poetas españoles. Pere Gimferrer (Arde el mar), Leopoldo María Panero (Así se fundó Carnaby Street), Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental) son algunos de los poetas incluidos en esta antología. La intención de este volumen era presentar una nueva forma de hacer poesía: la literatura experimental. A estos poetas, entre los que también se encuentran autores como Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena, se les conoce también como Generación del 68. Son autores nacidos tras la guerra civil, que sienten fascinación por los medios de comunicación de masas: los cómics, el cine, la televisión, etc. Los temas de su poesía incluyen la publicidad, el mundo de Hollywood y otros más sociales (denuncia de la guerra de Vietnam o de los valores de la sociedad de consumo), sin olvidar el amor o el erotismo. La ambientación de sus textos es variada, incluyendo referencias a la música clásica, la mitología, el arte y la propia literatura. Los poetas novísimos recurrirán a técnicas como el pastiche o el collage.
En estos mismos años, un grupo de jóvenes poetas leoneses reacciona contra los autores catalanes: se trata del Equipo Claraboya, que propone una poesía neomarxista y de corte social.
La poesía postnovísima (años 80)
La poesía postnovísima se caracteriza por su realismo y su concepción de la poesía como comunicación. Se observa humor, ironía y temas íntimos. Lo que realmente define a esta década es la variedad de tendencias que presenta:
- Neosurrealismo: corriente que entronca con la poesía surrealista de la Generación del 27. Destaca la fuerza del yo poético y la irracionalidad del lenguaje.
- Neorromanticismo: poesía de temas recurrentes como la noche, el misterio de la naturaleza o la muerte.
- Sensualismo o poesía erótica: erotismo visto desde el punto de vista femenino, con motivos como la noche, el cuerpo o el mar (Ana Rosetti).
- Decadentismo y culturalismo: poesía refinada, culta y decadente.
- Minimalismo o poesía conceptual: es una poesía abstracta, heredera de la corriente de la poesía pura de los años 20. También se llama poesía del silencio (el gallego Ángel Valente).
- Poesía de la experiencia: Gil de Biedma, Ángel González, Luis García Montero, Jon Juaristi, Andrés Trapiello.
Para completar el panorama de esta década de los 80 habría que mencionar también el auge de la poesía femenina (Las diosas blancas, Ellas tienen la palabra).
Los años 90 y principios del siglo XXI
En la década de los noventa y principios del nuevo milenio se da una lucha en la poesía de final de siglo y del nuevo milenio, que se caracteriza por tratar diferentes temas y formas y su poco peso innovador.