La Hispania Romana y el Reinado de Carlos I

La Hispania Romana

En el proceso de la romanización, los pueblos de la península ibérica asimilaron el modo de vida romano. La conquista duró desde el 218 a.C. hasta el 19 a.C. debido a la gran resistencia que se les opuso a los romanos. Como resultado, los territorios hispánicos quedaron integrados en el Imperio. Este proceso se divide en varias fases:

Las Guerras Púnicas

En las guerras púnicas se enfrentaban Roma vs. Cartago por el poder en el Mediterráneo. En el contexto de la 2ª, la península ibérica era la vía de suministros del ejército cartaginés, que dirigido por Aníbal, atacaba Italia. Por tanto, Roma envía a sus tropas para combatir el problema desde su raíz. Tras vencer a los cartagineses, comienza la conquista (218 a.C. – 197 a.C.).

Resistencia en el Interior

Mientras se hacían con el interior, se les opuso una gran resistencia. Como la de Viriato, quien venció a varios generales romanos, o la de Numancia, una ciudad cuyos ciudadanos lucharon hasta que no hubo más remedio que suicidarse colectivamente (197 a.C. – 31 a.C.).

La Conquista de la Cornisa Cantábrica

Por último, les quedaba la zona de la cornisa cantábrica. El emperador Augusto se hizo con el poder tras las guerras cántabras. El control aquí no fue del todo completo (31 a.C. – 19 a.C.).

Economía, Sociedad y Organización de la Hispania Romana

Economía

La economía romana experimentó un notable progreso. La agricultura se fundamentaba en la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo). Además, se introdujo el regadío. La forma de explotación más frecuente era la villa, un latifundio trabajado por esclavos. Derivada de la pesca, apareció la producción de salazones y la salsa garum. El territorio hispánico tomó importancia por la cantidad de yacimientos mineros de oro, plata, cobre, plomo… La mayoría eran propiedad del Estado Romano, aunque se permitieron algunas minas privadas. La economía se basaba en la mano de obra esclava.

Sociedad

La sociedad romana se caracterizó por la integración de las élites indígenas. Había varios grupos con distintos privilegios. Los más escasos eran los ciudadanos ricos, de orden senatorial. Por debajo estaban los caballeros, que controlaban cargos políticos provinciales o locales. Después estaba la plebe, formada por agricultores, artesanos… Por debajo de todos los anteriores estaban los esclavos, que no tenían ningún derecho ni libertad.

Organización del Territorio

Toda la Hispania romana se cohesionó gracias a una sólida base político-administrativa y la comunicación de las ciudades por una red viaria basada en las calzadas. Los caminos daban más importancia al centro. Los principales eran: la Vía Augusta, la Vía de la Plata y la Vía Transversal. El territorio se dividió en provincias. Cada una dirigida por un gobernador y un consejo. Se diferenciaban las senatoriales y las imperiales.

Cultura

La cultura romana se impuso a los pueblos autóctonos. Se difundió el latín, se usó el derecho romano y se tomaron las creencias religiosas del imperio (culto al emperador y a los dioses romanos). Más tarde se difundiría el cristianismo. En el siglo III d.C. se inició una grave crisis que acabó con el imperio. Las causas fueron la escasez de mano de obra esclava, la despoblación y ruralización de las ciudades, y la falta de recursos para que el ejército pudiera defenderse de los ataques bárbaros.

El Reinado de Carlos I

Carlos I fue coronado rey en Bruselas en 1516. Hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, es el primero después de los Trastámara y pertenece a la dinastía de los Austrias. Recibe Castilla y Aragón, con las zonas de fuera de la península, las de América y Flandes y Borgoña. Llega a España rodeado de una corte de consejeros y eclesiásticos que no conocían el país y no hablaban castellano. Entre ellos se repartieron los cargos. Carlos I convocó a las Cortes de Castilla, Aragón y Cataluña, en las que fue reconocido rey y pretendió obtener fondos para sus empresas europeas. Cuando falleció su abuelo Maximiliano, pasó a ocupar el cargo de emperador con el título Carlos V de Alemania. Al principio, los españoles no estaban muy de acuerdo con el imperio de Carlos, pero acabaron siendo el principal apoyo.

Los Levantamientos de las Comunidades y las Germanías

Comenzado el reinado de Carlos I, se produjeron los levantamientos de las Comunidades. Estas surgieron en Castilla, cuando Carlos ordenó la salida de dinero a Flandes y recompensó a los extranjeros de su séquito con cargos de los castellanos. Varias ciudades se levantaron contra la monarquía y ofrecieron la corona a su madre. Este movimiento agrupaba a las clases medias. Los comuneros querían protección de la industria nacional. La nobleza unió sus fuerzas a la monarquía para acabar con los comuneros.

Las Germanías estallaron paralelamente. En 1519, los agermanados se hicieron con el control de Valencia, aprovechando la huida de las autoridades por temor a la peste y ataques berberiscos. Fue una revuelta de la burguesía contra la nobleza. Pidieron protección al monarca frente a los abusos de los más poderosos, pero se alió con la nobleza y los derrotó.

Los Problemas Exteriores de Carlos V

Carlos V quiso unir su imperio bajo el mantenimiento de una monarquía cristiana y universal. Fue monarca de los reinos españoles, pero prestó más atención como emperador en Occidente. Tuvo que enfrentarse a varios problemas exteriores.

El Enfrentamiento con Francia

El enfrentamiento con Francia tenía precedentes medievales. Los motivos eran el dominio en los reinos de Italia. Carlos V y Francisco I lucharon por estas aspiraciones territoriales. Las tropas de Carlos ganaron la batalla.

La Reforma Protestante

La ruptura de la unidad católica por la rebelión protestante fue el problema principal en el reinado. Lutero había pedido una reforma a la Iglesia Católica. Para hacerle frente, se hizo la Dieta de Worms, en la que se pidió a Lutero la retractación, pero se negó y buscó la protección del príncipe Federico. El emperador tenía que mantener la unidad religiosa y la alianza con el Papa. Los protestantes no querían al Papa. Carlos V los derrotó en la batalla de Mühlberg, pero eso no solucionó el problema. Al final, se pactó la Paz de Augsburgo (1555) y cada príncipe eligió la religión de sus Estados.

El Conflicto con el Imperio Otomano

Un tercer conflicto fue el Imperio Otomano. Era una gran potencia en el Mediterráneo Oriental y se estaba expandiendo. En el mar se enfrentaban continuamente, practicaban la piratería. Carlos V lanzó un ataque que fracasó en Argel. Las correrías turcas continuaron.

La Renuncia de Carlos I

En 1556, Carlos I renuncia al poder y deja la monarquía hispánica a Felipe II y el Imperio Alemán a su hermano Fernando. Muere dos años más tarde.