La Guerra Hispano-Estadounidense (1898)
Causas y Desarrollo del Conflicto
En 1898, España y Estados Unidos se enfrentaron en una breve pero trascendental guerra por el control de Cuba. La superioridad militar estadounidense (abril-agosto de 1898) liquidó los restos del imperio colonial español, dejando al país “sin pulso”, como expresó el estadista Silvela.
La Guerra de Independencia de Cuba y Filipinas
La industria azucarera cubana, en manos de ricos hacendados, temía una rebelión de esclavos similar a la de Haití. Esto impulsó a la isla a permanecer fiel a España durante la emancipación de la América Hispana continental (1810-1825). Sin embargo, España incumplió sus promesas de mayor autonomía. La abolición total de la esclavitud en 1886 y el movimiento independentista liderado por José Martí y el Partido Revolucionario Cubano (1892) crearon tres corrientes: españolistas, autonomistas e independentistas. El Partido Liberal Autonomista buscaba una Cuba española pero libre, con autodeterminación y leyes propias. Los rebeldes proclamaron la República de Cuba, lo que concentró los esfuerzos del gobierno español en la guerra.
1. La Estrategia contra la Guerrilla
La llegada de las tropas españolas a Cuba marcó la transición a una guerra de guerrillas. La selva (manigua) y la dispersión de las fuerzas rebeldes dificultaban la lucha para los soldados españoles, que no estaban entrenados ni equipados adecuadamente. El mal aprovisionamiento, la falta de pertrechos y las enfermedades tropicales causaron una alta mortandad.
Para evitar el apoyo rural a los insurgentes, se implementaron concentraciones de campesinos, obligándolos a reasentarse en pueblos controlados. El general Weyler aplicó medidas drásticas contra los rebeldes y la población civil, causando hambre y epidemias.
2. Intentos de Reforma Política
En mayo de 1897, EEUU reconoció la beligerancia cubana y comenzó a apoyar a los insurgentes. Los liberales españoles optaron por la pacificación política, combatiendo solo a las guerrillas en zonas controladas por el ejército, ahora bajo el mando del general Blanco (sustituto de Weyler). Sin embargo, las reformas llegaron tarde, fortaleciendo a los independentistas y las exigencias estadounidenses. A fines de 1897, se firmó el Pacto de Paz de Biak-na-Bato en Filipinas, con la esperanza de poner fin a la insurrección.
3. La Guerra Hispano-Cubana
Estados Unidos se había convertido en una potencia mundial. Su expansionismo se debía al interés económico en las minas y plantaciones de azúcar cubanas, así como a la presión de la prensa sensacionalista de Pulitzer y Hearst. El presidente McKinley obtuvo del Congreso el permiso para intervenir militarmente en Cuba en abril de 1898. El 1 de mayo, la flota española fue destruida en Cavite, y el 14 de agosto, Manila cayó sin resistencia, tras la firma del armisticio.
Consecuencias del Desastre: El Regeneracionismo
En febrero de 1899, España vendió a Alemania las islas Carolinas, Marianas (excepto Guam) y Palaos por 25 millones de dólares. Cuba, devastada y arruinada, pasó a ser un protectorado estadounidense. EEUU, dueño del Caribe, aplicó la “diplomacia del dólar” en América Latina y el intervencionismo a escala mundial.
Una Crisis Política y Moral
A pesar de la magnitud de la crisis de 1898, sus repercusiones inmediatas fueron menores de lo esperado. La necesidad de pagar las deudas de la guerra cubana impulsó una reforma fiscal. Los ahorros bancarios aumentaron gracias a la repatriación de capitales cubanos. La guerra se percibió como un sacrificio inútil, evidenciando la debilidad española a nivel internacional. Algunos gobernantes intentaron aplicar ideas regeneracionistas, criticando el sistema político y la cultura española.
El Regeneracionismo
El fracaso de la revolución de 1868 influyó en los intelectuales progresistas, quienes creían que se había perdido la oportunidad de modernizar el país. La Institución Libre de Enseñanza, influenciada por el krausismo, impulsó la reforma educativa. Intelectuales de esta institución criticaban la influencia católica en la sociedad y la política, obstaculizando la modernización cultural y científica. Esta corriente, el regeneracionismo, tuvo como máximo exponente a Joaquín Costa, quien abogaba por la regeneración de España, criticando la “degeneración” española y la necesidad de enterrar las glorias pasadas (“cerrar con siete llaves el sepulcro del Cid”). Costa defendía la mejora del campo español y la educación, bajo el lema “escuela y despensa”.
En la década de 1890, la ciencia española se renovó con el positivismo, los avances en medicina, la ciencia experimental y la sociología. La Generación del 98 analizó el “problema de España” con un tono crítico y pesimista, buscando una regeneración moral, social y cultural tras la pérdida del imperio.
Conclusión: La Necesidad de Cambio
- Conocer y mejorar las condiciones de vida del pueblo (“la España real”).
- Reformar el sistema político.
- Recuperar el prestigio perdido en 1898.
Sin embargo, las reformas regeneracionistas post-crisis fueron mínimas. Frente al creciente antimilitarismo, algunos militares adoptaron posturas autoritarias, atribuyendo la derrota a factores externos.