El Testamento de Carlos II y el Estallido de la Guerra
En su testamento, Carlos II dejaba los reinos españoles a Felipe, duque de Anjou y nieto de Luis XIV. Existía otro candidato, el archiduque Carlos de Austria, hijo del emperador de Alemania y también nieto de Felipe IV.
La mayor parte de las potencias europeas recelaban de que los Borbones ocuparan los tronos de Francia y España, una circunstancia que permitía la presencia comercial y militar francesa en las Indias. Algunas potencias intentaron negociar con Luis XIV el reparto de las colonias españolas, pero no llegaron a ningún acuerdo.
Felipe de Anjou llegó a Madrid para tomar posesión del trono con el nombre de Felipe V en 1701. La reacción de los Habsburgo, las Provincias Unidas e Inglaterra fue constituir una gran alianza antiborbónica a la que se unieron Portugal, Prusia y el Ducado de Saboya. El enfrentamiento de ambos bandos dio inicio a la Guerra de Sucesión de España (1701-1715).
Escenarios de la Guerra
La guerra tuvo varios escenarios:
- Las fronteras de Francia, incluidos los territorios españoles de Milán y Flandes, que fueron defendidos por tropas francesas.
- Las posesiones franco-españolas de ultramar, en las que combatieron los ingleses.
- La Península Ibérica, donde desembarcó en 1704 el pretendiente al trono español, Carlos de Habsburgo.
Desarrollo de la Guerra en la Península Ibérica
La liga antiborbónica disponía de una flota superior, y la Armada inglesa estableció bases navales en Gibraltar en 1704 y Menorca en 1708. Además, en 1705, Carlos de Habsburgo recibió dentro de España el apoyo de Valencia, donde había estallado una revuelta señorial. Desde allí ocuparon Cataluña, que también les prestó apoyo, Aragón y Mallorca. A partir de este momento, Carlos de Habsburgo contó con partidarios en España, y la guerra, que había comenzado siendo un conflicto internacional, se convirtió en una guerra civil.
Carlos llegó a ocupar Madrid en dos ocasiones, pero chocó con la hostilidad del pueblo. Por esto, Barcelona se convirtió en su centro de operaciones en la Península.
Castilla apoyó a Felipe V, aunque la aristocracia castellana recelaba del monarca francés por el modelo centralista galo que había relegado el poder de la nobleza. Además, los cortesanos de Felipe V les impedían acceder a la intervención en el gobierno.
Los grupos sociales más populares de Castilla esperaban con ilusión este nuevo gobierno que tenía entre sus proyectos la igualdad fiscal, y apoyaron sin reservas a Felipe.
El Sistema de Utrecht y las Ambiciones Dinásticas
Tras la Guerra de Sucesión, se firmó el Tratado de Utrecht en 1713, que estableció un nuevo equilibrio de poder en Europa. Felipe V fue reconocido como rey de España, pero tuvo que renunciar a sus derechos al trono francés. España también perdió territorios en Europa, como Flandes, Milán y el reino de Nápoles, que pasaron a Austria. Gibraltar y Menorca fueron cedidas a Gran Bretaña.
Para España, el Tratado de Utrecht supuso la pérdida de su hegemonía en Europa y el inicio de una nueva etapa en la que sería necesario reforzar el ejército naval y buscar aliados. De estos, y a lo largo de todo el siglo XVIII, el principal fue Francia, país con el que los reyes españoles tenían vínculos dinásticos. A los franceses les interesaba pues así obtendrían ventajas en las Indias.
Los primeros intentos de romper los acuerdos de Utrecht comenzaron en el mismo reinado de Felipe V, impulsadas por las ambiciones dinásticas de su segunda mujer, Isabel de Farnesio, que deseaba que su hijo Carlos gobernara un reino en Italia. Este fue el principal objetivo de la política exterior española durante la primera mitad del siglo XVIII.
Expediciones y Alianzas para Recuperar Territorios
- Expediciones en solitario: España lo intentó sin aliados enviando una expedición militar en 1717 a Cerdeña y Sicilia. La respuesta de los estados europeos fue la alianza entre Gran Bretaña, Francia, Saboya y el emperador alemán. La operación fue un desastre.
- Acuerdos y alianzas: Se intentó un acercamiento a los Habsburgo, pero fracasó. A continuación, se llegó a un acuerdo con el Reino Unido y con Francia por el que en 1731 se recuperaba el ducado de Parma para Carlos, el hijo de Isabel de Farnesio. Con los Borbones franceses se suscribió el primer Pacto de Familia en 1733, en virtud del cual España ayudaba a Francia, que intervenía en la guerra de sucesión de Polonia contra el emperador de Alemania. A cambio de este apoyo, España recuperaba Sicilia y Nápoles. Carlos fue nombrado rey de las Dos Sicilias en 1735 y abandonaba Parma. En 1743 se firmó el segundo Pacto de Familia. España ayudó a Francia en la guerra de sucesión en Austria contra el emperador alemán y el Reino Unido. A cambio, otra vez, el ducado de Parma, ocupado esta vez por Felipe, el segundo hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio.
Neutralidad y Renovación con Fernando VI y Carlos III
Isabel de Farnesio fue apartada del poder durante el reinado de Fernando VI, que mantuvo durante todo su mandato una política de neutralidad, a pesar de las intrigas francesas y británicas para obligarlo a intervenir en los conflictos europeos.
Con la subida al trono de Carlos III, que se encontró con una hacienda saneada y una renovación del ejército y la marina, se retoma la intervención española en los asuntos exteriores, traducidos en enfrentamientos con el Reino Unido con el objetivo de frenar el avance británico en América.