La Guerra de Independencia Española: Desarrollo del Conflicto (1808-1814)

La Guerra de Independencia Española (1808-1814)

Contexto y Estallido del Conflicto

Las tropas francesas habían entrado en España con la excusa de la invasión de Portugal, acordada en el Tratado de Fontainebleau.

El inicio de la guerra se produce el 2 de mayo de 1808, cuando el pueblo de Madrid se lanzó contra las tropas francesas. Unos 30.000 soldados franceses hubieron de enfrentarse a una masa armada con trabucos, cuchillos, navajas y espadas. Aproximadamente 1.000 muertos españoles y unos 200 franceses marcaron el comienzo de una serie de levantamientos que se extenderían por toda la geografía española. Algunos militares fueron elevados a la categoría de héroes por los sucesos de ese día. La represión que siguió quedó inmortalizada por Goya en Los fusilamientos de la Moncloa.

Tras estos acontecimientos, Murat envió a Bayona al infante presidente y se autoproclamó presidente de la Junta de Gobierno.

El pueblo español buscará en autoridades de inferior nivel una dirección dispuesta a luchar contra los franceses; ese fue el caso del alcalde de Móstoles, única autoridad que en mayo de 1808 no vaciló en asumir una soberanía a la que los monarcas renunciarían en Bayona y que ninguna institución superior había osado asumir.

En las provincias se iniciará pronto la insurrección (rebelión de un pueblo) con la formación de Juntas Provinciales en Asturias, Galicia, Santander, Valladolid, etc.

Etapas de la Guerra

La guerra tuvo tres etapas:

Primera Etapa: De mayo a noviembre de 1808

Los franceses llegan a Madrid sin problemas, pero su avance hacia Andalucía es detenido en Bailén por el general Castaños, que consigue liberar Madrid expulsando al rey José I. Zaragoza, Valencia y Gerona resisten una terrible situación de sitio con bombardeos y desabastecimiento. Las Juntas Provinciales solicitan apoyo a Inglaterra, consiguiendo el envío de un ejército que desembarca en Portugal.

Segunda Etapa: De noviembre de 1808 a 1810

Napoleón llega con un ejército de 200.000 soldados veteranos y, tras una serie de victorias fulminantes, entra en Madrid el 4 de diciembre, reponiendo al rey José I. Derrota al ejército británico en el norte, y Zaragoza y Gerona capitulan ante los franceses. En enero de 1810, toda la Península está en manos de Francia. Sólo quedará libre la ciudad de Cádiz.

Tercera Etapa: De 1810 a 1814

Los reveses del emperador en Rusia, que le obligan a retirar tropas de España, la acción de la guerrilla española y el apoyo británico dan como resultado algunas victorias que terminan con la conquista de Madrid el 12 de agosto de 1812 y la derrota definitiva en Irún el 31 de agosto de 1813. El 18 de abril de 1814 se firma el armisticio entre Wellington y Soult, y el 4 de junio son evacuadas las últimas tropas francesas. En marzo, Fernando VII se encontraba ya en España.

Características de la Guerra: La Guerrilla

La Guerra de la Independencia fue una guerra popular de liberación nacional: en la resistencia española no fue protagonista el ejército, sino el pueblo organizado en guerrillas urbanas y rurales.

El fenómeno guerrillero convirtió la guerra en nacional y cualquier terreno fue escenario bélico. En guerrilleros se convirtieron los pastores, los labradores, los sacerdotes y hasta los niños; sus jefes impusieron su autoridad natural en estos grupos en los que se codeaban ciudadanos honrados con reos huidos y vagabundos.

División Ideológica: Afrancesados y Patriotas

La invasión francesa y la presencia de José I como Rey de España dividió a los españoles.

En primer lugar, estaba una minoría formada por una parte de la nobleza que apoyaron al rey José y sus medidas reformistas plasmadas en la denominada Constitución de Bayona (ver Documento complementario 3), pensando que así se podría acabar con el injusto Antiguo Régimen sin un proceso revolucionario como el sucedido en Francia. Estos, llamados afrancesados, fueron tachados de traidores.

Frente a ellos estaba el grueso de la población española, el llamado frente patriótico, que se oponía a José I y a los franceses. Pero dentro de este bando había a su vez dos grupos:

  • El más numeroso, formado por la inmensa mayoría de la población (los campesinos), dirigidos por el clero y la nobleza, que se oponían a los franceses y también a sus ideas liberales. Su programa era la defensa de la tradición, la monarquía y la religión católica, es decir, el Antiguo Régimen, resistiéndose a cualquier cambio social.
  • Por otro lado, había una pequeña minoría, los liberales (burgueses y profesionales urbanos), que veían en la guerra y el desgobierno una ocasión para realizar la revolución e implantar en España un régimen liberal, basado en la existencia de una Constitución, el reconocimiento de la soberanía nacional, la división de poderes, las instituciones representativas y la abolición de todos los privilegios propios de la Sociedad Estamental, es decir, la eliminación del absolutismo y la sociedad estamental.

El Papel de Asturias

Durante la guerra, Asturias tuvo una activa participación tanto política como bélica. La Junta General del Principado se proclamó soberana en defensa del rey Fernando VII. En 1808 declaró la guerra a Napoleón y formó un ejército. También envió embajadores propios a Inglaterra. La resistencia asturiana fue muy dura y obligó a los franceses a invadir el territorio en cuatro ocasiones.