La Guerra Civil Española (1936-1939)
La Guerra Civil Española ha sido el acontecimiento de la historia contemporánea española que más atención ha suscitado tanto en nuestro país como en el exterior. La Guerra Civil fue, por tanto, la consecuencia de un golpe militar mal ejecutado y de un Gobierno demasiado débil para atajarlo.
Causas e Inicio del Conflicto
La conspiración militar se inició como consecuencia de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. El estratega y jefe fue Emilio Mola. Sanjurjo, por su parte, era el pretendiente a asumir el Directorio militar que se proponía crear tras el golpe, pero murió en los primeros días de la sublevación. Por su parte, Franco, tras controlar la situación en Canarias, se desplazó a Marruecos para dirigir lo que pretendían que fuera un golpe breve y rotundo.
Las causas que desatan la Guerra son diversas, desde las posturas más conservadoras de la Iglesia hasta la violencia callejera, la polaridad de la sociedad española, las repercusiones del Crack del 29, la estructura socio-económica de España como país subdesarrollado, el aumento del paro y la influencia de la Falange.
Fases Militares de la Guerra Civil
Guerra de Columnas (Julio-Noviembre 1936)
La primera etapa se desarrolló entre julio y noviembre de 1936 y es conocida como la Guerra de Columnas, donde participaron diversas columnas militares de ambos bandos. La toma de Madrid se convirtió en el principal objetivo de los sublevados quienes, gracias a la colaboración de Hitler y Mussolini, lograron cruzar el estrecho y avanzar a través de Extremadura sin que el Gobierno Republicano pudiera detenerlos. La toma de Irún cortó el acceso del ejército republicano a la frontera con Francia e impidió la llegada de refuerzos. Finalmente, San Sebastián se rindió ante el avance de los sublevados.
Guerra de Desgaste (1936-1937)
Entre 1936 y 1937 el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste a causa de la inesperada resistencia de Madrid. El Gobierno republicano se trasladó a Valencia, y a partir de entonces la resistencia fue dirigida por la Junta de Defensa, que recibió armamento soviético y refuerzos extranjeros. Al no tomar Madrid, Franco decidió comenzar una operación para rodearla. De esta manera, los rebeldes lograron tomar Málaga, evidenciando el fracaso del modelo de guerra con milicias desorganizadas y la necesidad de crear un ejército disciplinado.
Ofensiva del Norte (Marzo 1937-Marzo 1938)
Entre marzo de 1937 y marzo de 1938, las tropas franquistas decidieron atacar el territorio republicano del norte, rico en infraestructura industrial y minera. El ejército franquista ocupó Vizcaya, Bilbao y Santander, y las industrias pasaron casi intactas a los rebeldes. El reconstruido ejército popular de la República emprendió varias ofensivas para intentar detener el avance franquista desde el norte peninsular. Consecuentemente, ocurrieron las batallas de Brunete, de Belchite y, tras la batalla de Teruel, los republicanos ocuparon esta ciudad.
Batalla del Ebro y Fin de la Guerra (Marzo 1938-Febrero 1939)
Entre marzo de 1938 y febrero de 1939, Franco desplegó un ataque a lo largo del frente de Aragón con la intención de alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. El ejército republicano lanzó una ofensiva y logró cruzar el Ebro, ofensiva conocida como la batalla del Ebro, que tuvo como consecuencia el quebrantamiento definitivo del ejército popular.
La Guerra concluye el 1 de abril de 1939. Negrín y el PCE propusieron seguir con el conflicto, actitud que chocó con la oposición de políticos y militares republicanos, como el coronel Casado. No obstante, este y sus partidarios entregaron a Franco toda la zona que aún estaba en manos de los republicanos.
Dimensión Internacional
El ejército sublevado contaba con un importante apoyo militar y político fuera de las fronteras españolas, gracias al régimen alemán e italiano, que fue decisivo para el fin de la guerra. El panorama español era la situación perfecta para poner a prueba los ejércitos de cara a la guerra mundial que se avecinaba.
Evolución de los Bandos. Los Sublevados
La Junta de Defensa Nacional (Julio-Septiembre 1936)
Los sublevados estaban formados por grupos heterogéneos sin un objetivo político claro y sin un liderazgo definido. Las primeras medidas de la Junta de Defensa Nacional de Burgos fueron la prohibición de sindicatos y partidos políticos, la censura y el asesinato de civiles. Posteriormente, Franco fue nombrado Jefe del Estado y Generalísimo.
El Decreto de Unificación y el Apoyo del Episcopado
En 1937 Franco llevó a cabo el Decreto de Unificación, evitando así la competencia política en su bando, dando lugar a la Falange Española Tradicionalista y a las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Otro factor del éxito de Franco fue el apoyo de la Iglesia.
El Primer Gobierno de Burgos y el Nuevo Estado (1938)
A partir de 1938 se fue formando el Régimen Franquista con la formación del Gobierno de Burgos, un régimen donde Franco acaparaba todo el poder político y militar.
Consecuencias
- Pérdidas demográficas que ascendían a más de un millón. Muchos murieron en campos de batalla, otros fueron asesinados y fusilados, otros por enfermedades o desnutrición.
- Una gran cantidad de población se exilió a Francia, México y al norte de África. Se produjo la pérdida de mucha vida cultural española.
- Además de los fusilados, hay que contar con los presos e internados en campos de concentración franquistas, los condenados a trabajos forzados y personas que permanecieron escondidas, así como los que padecieron el exilio interior.
- Se produjeron innumerables pérdidas económicas, situación que la política franquista agravó, y el nivel de producción y bienestar no se recuperó hasta décadas después.
- Sin embargo, hubo grupos que se beneficiaron de la nueva situación (terratenientes, Ejército e Iglesia).
Esta guerra comenzó como un golpe de estado de un sector del ejército contra la República que fracasó. Este hecho y la influencia internacional contribuyeron a convertir el golpe en una larga Guerra Civil de tres años. A su vez, Franco la planteó como una guerra de desgaste y aniquilación del enemigo político y, al terminar, se negó a cualquier tipo de negociación o reconciliación.