La Guerra Civil Española (1936-1939): Enfrentamiento y División

El 18 de julio de 1936 se extiende un golpe de Estado contra el gobierno del Frente Popular. La participación del pueblo solo triunfa en la mitad del país. Surgen dos zonas: el bando republicano y el bando sublevado. El apoyo de Italia y Alemania al bando sublevado y la no intervención de Francia y Gran Bretaña alargó la guerra. Era el enfrentamiento entre dos concepciones distintas de España.

El bando rebelde representaba los valores tradicionales y conservadores. El bando legal pretendía la modernización del país y la profundización en las reformas. La mayor unidad, la eficacia militar y los importantes apoyos militares dieron el triunfo a la España nacional que consolidó un régimen político autoritario y conservador.

La chispa del conflicto y el fracaso inicial de la sublevación militar

Al clima de radicalización, violencia callejera y bipolarización de la vida política española se unen dos asesinatos: José del Castillo y Calvo Sotelo. Este segundo asesinato fue un regalo político para los militares. El acontecimiento adelantó los planes y el 17 de julio de 1936 se sublevó la guarnición de Melilla. El golpe militar fue un fracaso. Parte del Ejército y de las fuerzas del orden permanecieron fieles a la República.

En Madrid, los sublevados cercaron el Cuartel de la Montaña por milicianos. Franco, que estaba en Canarias, voló hacia Marruecos y asumió el mando del Ejército de África (Tercio Legion y los Regulares). En Sevilla, Queipo de Llano se hizo con el poder. En Navarra triunfa el general Mola.

El bando sublevado toma Galicia, Canarias, Baleares, Castilla y León, Sevilla, Granada, Córdoba y parte de Aragón. Del lado de la República quedó el norte, centro y este de España. En la España rebelde, la población y la industria eran menores, pero los recursos agrícolas mayores. Los recursos financieros quedaron en manos de la República: el oro del Banco de España serviría para financiar la compra de armamento, especialmente de la URSS.

Francia y Gran Bretaña no quisieron comprometerse a favor de la República. Surgió la política de “No Intervención” por la que se decidía no ayudar a ninguno de los dos bandos.

Ayuda extranjera a la España republicana

La República recibió inmediata ayuda de material militar de la URSS y en menor cantidad de Francia y México. La ayuda soviética tuvo que ser pagada con el oro del Banco de España llamado “oro de Moscú”. Ayuda humanitaria le llegó a través de las Brigadas Internacionales, voluntarios de 30 países. Vinieron a España para luchar contra la propagación del totalitarismo en el continente europeo y para salvar la democracia republicana en España.

El bando sublevado recibió ayuda de Italia y Alemania de forma masiva pagada en materias primas, especialmente en minerales. Alemania envió fuerzas de aviación llamada “Legión Condor”, asesores militares y tanquistas. Italia envió 40.000 soldados del “Corpo di Triuppe Volontarie” y en menor medida, Portugal e Irlanda.

Guerra de columnas

La primera idea de Franco, Mola y Sanjurjo fue formar grupos de tropas formados con pequeñas unidades de diversas armas, de escaso volumen y mucha movilidad. La República, roto el Ejército, intenta crear otro sobre la base de batallones de voluntarios llamados ”milicias”, que eran reclutadas entre las organizaciones políticas de izquierda y sindicales. También se formaron las Brigadas Mixtas (unidades militares compuestas por milicianos y tropas del ejército regular).

En los primeros meses, la guerra es claramente desfavorable para la República. El objetivo de los militares sublevados es conquistar Madrid. Mola se dirige hacia Madrid pero sus tropas son contenidas por las milicias obreras, que se habían creado en la capital a lo largo de la sierra madrileña (Somosierra, Navacerrada y Guadarrama).

Al fracasar Mola, el protagonismo es para el Ejército de África de Franco. Gracias a la ayuda de la aviación alemana e italiana se estableció un “puente aéreo” para transportar el Ejército de Marruecos a la Península. Estas avanzan hacia Extremadura y ocupan Mérida y Badajoz, pero Franco decide desviar el avance y acudir en socorro de los sitiados en el Alcázar de Toledo, en el que Franco lo libera de manos republicanas, donde el coronel Moscardó aguanta el asedio republicano. Liberado el Alcázar, algo que a Franco le sube la moral, Franco se convierte en “Jefe del Gobierno del Estado español” y “Generalísimo” de los Ejércitos.

Dentro de la batalla de Madrid, se disputaron dos batallas importantes: la del Jarama y Guadalajara. La ayuda extranjera de la “Legión Condor” y la aviación italiana fue crucial. El gobierno de la República marchó hacia Valencia creando la Junta de Defensa de Madrid, presidida por Miaja con el lema “¡no pasarán!”. La primera batalla tuvo lugar cuando los atacantes llegaron a cruzar el Manzanares y ocuparon parte de la Ciudad Universitaria, pero fueron detenidos. Franco intentó entrar por el Jarama para cortar la carretera de Valencia pero fracasó, por lo que entró por la zona de Guadalajara, pero fracasó y perdió Málaga.

Tras la batalla de Guadalajara, Franco renuncia a la conquista de Madrid. El objetivo ahora es conquistar el Norte.