La Crisis Mundial de 1929
La crisis iniciada por el crack de 1929 desencadenó una profunda y prolongada depresión internacional. La estrecha interrelación económica y financiera entre Estados Unidos y el resto del mundo, la falta de mecanismos de cooperación internacional y el aumento de medidas proteccionistas contribuyeron a la rápida expansión de la crisis. El masivo flujo de capitales invertidos y la adopción de medidas proteccionistas tanto por Estados Unidos como por otros países provocaron el declive del comercio mundial.
Impacto Global de la Crisis
La crisis afectó primero a Estados Unidos, perjudicando a países como Japón, que orientaba más de un tercio de sus exportaciones hacia dicho país, y a los de América Latina, exportadores de materias primas. En Europa, la crisis financiera se inició hacia 1931. Los países más afectados por el reflujo de capitales e inversiones norteamericanas y británicas fueron Alemania y Austria. En marzo de 1931, el principal banco austriaco, el Kredit Anstalt, suspendió pagos, arrastrando en su quiebra a grandes bancos húngaros y alemanes.
Efectos en Alemania, Gran Bretaña y Francia
Alemania, cuya economía mostraba claros síntomas de inestabilidad desde 1928, no pudo asumir el pago de las reparaciones de guerra. Los bancos y empresas dependientes de esos créditos e inversiones sufrieron graves dificultades. La crisis bancaria alemana repercutió en toda Europa.
En Gran Bretaña, la crisis no supuso una caída brusca, pues su economía no se había recuperado completamente de la recesión de posguerra y ya sufría un considerable paro permanente. Las quiebras centroeuropeas repercutieron en sus instituciones de crédito y, en septiembre de 1931, se abandonó la convertibilidad del oro en libras.
En Francia, la crisis fue más tardía y menos violenta debido a sus importantes reservas de oro. Sin embargo, desde 1927-1928, la economía francesa ya mostraba desequilibrios. La crisis se agravó a partir de 1936, cuando, curiosamente, el nuevo gobierno del Frente Popular inició un programa de reactivación económica.
Consecuencias Sociales de la Crisis
Este excepcional hundimiento financiero e industrial del sistema capitalista causó una destrucción masiva de empleos. Un sentimiento de injusticia invadió las sociedades capitalistas, lo que se tradujo en manifestaciones de ira contra el poder. Además, un fuerte pesimismo impregnó toda la sociedad, reflejado en la obra de intelectuales y escritores de la época.
El Fracaso del Remedio Liberal
Las primeras soluciones que adoptaron casi todos los países entre 1929 y 1932 ante los graves problemas de la crisis fueron las típicas recetas del liberalismo económico:
- Reducción del gasto público para restablecer el equilibrio presupuestario.
- Defensa de las monedas frente a la devaluación y restricción del crédito con el fin de recuperar la confianza.
- Disminución de los salarios y de los gastos sociales.
- Equilibrio de la balanza de pagos, impulsando las exportaciones y reduciendo las importaciones.
Esta política deflacionista, aplicada por Hoover en Estados Unidos o Brüning en Alemania, al reducir el crédito, la inversión y los salarios, tuvo como efecto inmediato una reacción de rechazo por parte de la población. Agravó la recesión económica y el paro, y el mundo se llenó de barreras aduaneras. Gran Bretaña y Japón la abandonaron en 1931, Estados Unidos y Alemania en 1933, y solo Francia se mantuvo hasta 1936.
Para salir de la depresión, los sistemas democráticos que lograron sobrevivir iniciaron una política económica con una mayor intervención estatal, pero respetando la propiedad privada y la economía de mercado: el keynesianismo. Allí donde las democracias se hundieron, aparecieron sistemas autárquicos.
La Intervención del Estado en la Economía: El Keynesianismo
El economista británico John Maynard Keynes (1883-1946) inspiró políticas económicas como la del New Deal de Roosevelt en Estados Unidos. Sus ideas quedaron sistematizadas más tarde en su obra Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero, en la que analiza las causas de la Gran Depresión. Según Keynes, la crisis había sido provocada por el hundimiento de la demanda y era necesaria una activa intervención del Estado para restablecer el equilibrio entre la oferta y el consumo. Para ello, el Estado debía tomar medidas como:
- Estimular la inversión y el empleo, recurriendo al déficit presupuestario controlado para financiar grandes obras públicas.
- Impulsar el consumo.
Keynes se opuso a las soluciones del liberalismo clásico y propuso un capitalismo reformado, basado en la intervención estatal en la economía, manteniendo las empresas privadas.
Medidas Keynesianas
Las medidas que se tomaron fueron las siguientes:
- Una política de elevadas inversiones estatales en obras públicas.
- Una intervención en casi todos los sectores de la economía: subvenciones a las empresas más dinámicas para restablecer su rentabilidad, regulación de los precios, de los salarios y de la jornada laboral.
- Abandono del patrón oro y devaluación de la moneda.
En cuanto a su efectividad, esta dependió de cada país. Se aplicaron a partir de 1933 y promovieron una cierta recuperación en América y Europa. Sin embargo, hacia 1937 volvieron a obtenerse resultados negativos.