La Fundación: La Fábula de la Realidad y la Ficción
Buero Vallejo subtituló La Fundación como «la fábula». La crítica y el propio autor la consideraron una tragedia, pues superaba el sentido de lo que es una fábula al plantear un conflicto que afecta al destino de los seres humanos. El autor siempre señaló el carácter trágico de su teatro y destacó las posibilidades del género para la purificación catártica y la crítica social.
Temas Principales
El tema principal es el enfrentamiento entre realidad y ficción: la verdad cruel frente a la ficción tranquilizadora y la progresiva reducción de la ficción en beneficio del compromiso con la realidad. Otros temas son la lucha por la superación personal.
Estructura de la Obra
La obra no se divide en presentación, nudo y desenlace, sino en dos partes, divididas a su vez en dos cuadros. Entre ambas partes transcurren tres días, división que se corresponde con la locura de Tomás y su curación. La obra tiene un final abierto; no sabemos si los personajes supervivientes son llamados a declarar. Presenta una estructura circular: la música que suena al principio es la misma que suena al final.
El Efecto de Inmersión: Tomás, la Imaginación y los Hologramas
El efecto de inmersión es un recurso teatral que busca la participación del público en los problemas y la situación anímica del protagonista. El espectador es engañado por el autor, que lo hace partícipe de la enajenación de Tomás: el público ve lo que ve Tomás, y solo al desentrañar sus percepciones como hologramas y producto de su imaginación, se comprende la realidad.
Las detalladas acotaciones resultan imprescindibles para concretar los efectos de inmersión, fundamentales en el desarrollo y la recepción de la obra. Se trata de un caso de alienación que finaliza con el triunfo de la lucidez. Esa locura que hace ver lo que no es ha de ser superada, porque el hombre debe encararse con la dureza de su situación real.
La Vida en Prisión
La vida solo puede ser digna si se acepta lucidamente la propia condición. Al salir de la cárcel de una fundación, se puede pasar a otra solo un poco mayor. Se defiende un futuro, quizás no idílico, pero tampoco desesperado. Es precioso luchar y vencer las sucesivas fundaciones. La libertad absoluta no existe y siempre habrá una prisión, una limitación. La verdad está en la búsqueda de ese paisaje soñado, símbolo del futuro. En el fondo, todos se han vuelto un poco más locos. La fundación representa la sociedad actual, donde el ser humano vive tan engañado como Tomás.
El Espacio Real y el Espacio Soñado: La Puesta en Escena
La acción transcurre en una cárcel en un país indeterminado, donde se ha sufrido persecución y represión política. El espectador se siente conmovido al comprender la situación como posible entre los seres humanos. El espacio escénico se configura partiendo de la fundación para llegar a la prisión. Del locus amoenus inicial al espacio carcelario se suceden espacios intermedios.
El decorado de la fundación es sencillo pero de buen gusto. Elementos discordantes apoyan el proceso de transformación. Varios cambios importantes se producen en el cuadro II de la primera parte: el hombre aparece cadáver, desaparecen la estantería, el frigorífico, la cámara y el televisor. En la segunda parte se revela la cruda realidad: los presos visten ropas viejas y arrugadas, se ven el rancho, las celdas, el retrete… Tomás ya está curado.
Las acotaciones, largas y pormenorizadas, permiten imaginar. La presencia y posterior ausencia de elementos explican el desarrollo de la obra. La música (Guillermo Tell de Rossini) crea el ambiente adecuado para la presentación de una alucinación. El final abierto da paso a la esperanza. Con el efecto de inmersión, el espectador participa de los pensamientos de Tomás. Los parlamentos, rápidos y fluidos, dan ritmo a la obra.
Trasfondo Histórico
La Fundación, obra de gran éxito de público y crítica, se sitúa en los últimos años del franquismo. Su eficaz puesta en escena, diferente a la de los años cincuenta, y las nuevas técnicas teatrales universalizaron el conflicto planteado por Buero. La celda y los espacios cerrados son metáforas de la falta de libertad individual y social. Buero ataca los sistemas políticos que ciegan a los ciudadanos con el confort material, como la España franquista y otros sistemas autoritarios.
La Fundación analiza una sociedad con la que el autor no está conforme. Simboliza nuestro mundo como un conjunto de sistemas que anulan la personalidad, crean ceguera mental y alienación. Lo trágico es que tras esta fundación siempre habrá otra.
Personajes
- Berta: producto de la locura de Tomás, un desdoblamiento de su personalidad, un refugio a través del cual se filtran fragmentos de la realidad que él ignora.
- Tomás: el protagonista trastornado. Al principio es contemplativo, transforma la realidad para soportarla.
- Asel: el más duro y reflexivo. Idea el plan de fuga.
- Lino: joven impetuoso que desdeña la prudencia.
- Tulio: impaciente frente a la enfermedad de Tomás, lo que contribuye a su curación. Provoca rupturas entre el mundo real y el fingido.
- Máx: un espía que recibe compensaciones por su traición.
Se muestra la solidaridad humana: compañeros que arriesgan todo para cavar un túnel desde el sótano, barrenderos que diseminan la tierra, el cojo de la celda de enfrente… Se descubre a un egoísta y un coro grita al unísono “¡Asesinos!”.
Iluminación y Efectos Sonoros
Un paisaje luminoso y una serena melodía (Guillermo Tell de Rossini) nos introducen en la realidad de los protagonistas. La música, importante en la tragedia bueriana, sobre todo para los efectos de inmersión, se asocia con el paisaje idílico. Esta música inicial crea el escenario para una alucinación y deja el camino abierto a nuevas situaciones. Los bellos paisajes representan la esperanza en el futuro. Buero emplea el arte, la música y la metáfora para crear imágenes positivas del nuevo mundo soñado.
Tomás, contemplativo, lee (o cree leer) un libro de pintura. Tulio lo corrige sobre datos que comenta. Una gran lámpara y cambios en la iluminación se describen con detalle en las acotaciones. La luz representa la iluminación de la verdad, pero también, al sufrir el paso del tiempo, es metáfora de la vida. La oscuridad alude a la muerte. El paisaje campestre, ficticio y soñado, permanece inmutable.