La física en el periodo clásico

  • CICLÓPEO:


    Tipo de aparejo (muro) levantado con grandes bloques de piedra colocados, por lo general, sin argamasa alguna.

  • DINTEL:

    Elemento horizontal que soporta una carga, apoyando sus extremos en las jambas o pies derechos de un vano.

  • ARQUITRABADO:

    Sistema arquitectónico que utiliza elementos de cubrición horizontales, desconociendo el arco y la bóveda. Véase adintelado.

  • COLUMNA

    Elemento arquitectónico de soporte o decorativo, vertical y de sección circular.

  • BASA:

    Pare inferior de una columna, formada por diversas molduras (toros, escocias….) sobre la que reposa el fuste
  • FUSTE:


    Parte de la columna que constituye el pie derecho, situado entre el capitel y la basa
  • CAPITEL:


    Parte superior de la columna, que presenta distintos motivos decorativos según el orden que adopta.

  • ÁBACO:

    Pieza a modo de tablilla sobre el equino, que remata el capitel.

  • EQUINO:

    Moldura saliente bajo el ábaco, que forma el cuerpo principal del capitel dórico
  • CORNISA:
    Parte sobresaliente superior de un entablamento. También se utiliza para señalar los pisos o plantas sobre el paramento exterior de los muros en algunas construcciones.

  • TRIGLIFO:

    Pieza del friso dórico con surcos verticales .

  • FRONTÓN:

    Remate triangular de una fachada, pórtico, ventana, etc. En los templos clásicos surge por el espacio que queda entre el friso y el tejado a dos aguas.

  • ACRÓTERA:

    Elemento decorativo colocado en los vértices de un frontón clásico.

  • CARIÁTIDE

    Figura completa de mujer que se utiliza como soporte a modo de columna.

  • ÉNTASIS

    Engrosamiento o ensanchamiento del fuste de una columna, normalmente de su parte central, con el objetivo que con el efecto de la perspectiva, el fuste parezca recto y no cóncavo como podría aparecer sin éntasis.

  • SILLAR:

    Piedra cortada en forma de paralelepípedo (como los ladrillos, pero de piedra).

  • STOA

    Galería porticada situada en el ágora griega, para proteger del sol o de la intemperie.

  • CONTRAPOSTO:

    Es la oposición rítmica de las partes simétricas del cuerpo humano en una escultura: si una pierna avanza, la otra retrocede o se mantiene rígida y soporta el peso del cuerpo; si un brazo se eleva, el otro desciende
  • ESCORZO:
    Alteración de las dimensiones de una figura dispuesta en oblicuo o perpendicular al plano de representación (en pinturas o relieves), para simular la profundidad del espacio.

La Acrópolis de Atenas


Periodo clásico   s. V  a. C.

La Acrópolis («ciudad alta») había sido originalmente una fortaleza. Tras la victoria de Maratón contra los persas en 490 a.C., los atenienses decidieron erigir en el lado sur un templo a su diosa protectora, Atenea.

Pero no se llegó a concluir, ya que diez años después los persas invadieron la ciudad, la saquearon y quemaron todos los edificios de la Acrópolis.

 Tras la victoria definitiva sobre los persas, el estratego Pericles y el escultor Fidias, su amigo, elaboraron un completo programa de reconstrucción de la Acrópolis, con un conjunto de edificios religiosos que representan la culminación de la arquitectura clásica griega.

Su disposición no fue arbitraria, sino que obedecía a concepciones urbanísticas y a la necesidad de amoldarse a los desniveles del terreno. Los propileos, construidos entre 437 y 432 a.C., eran la entrada monumental por el oeste de la Acrópolis. Constaban de dos pórticos: uno exterior, dórico; y otro interior, jónico. Una vez dentro de la Acrópolis había diversos edificios y tres templos que hacían de ella el recinto

EL Partenón


Periodo clásico   s. V  a. C.

Construido en orden dórico, aunque con algunos elementos jónicos, pretendía ser un monumento exaltador de la grandeza de Atenas y su diosa protectora.  Sus arquitectos fueron Ictinos y Calícrates, y todo el programa escultórico que decora sus frontones, friso y metopas se debíó a Fidias. Sus dimensiones son algo mayores que las habituales de los templos dóricos (octástilo, en vez de hexástilo) y sus constructores aplicaron sofisticadas correcciones ópticas para contrarrestar la percepción por el ojo de falsas deformaciones que produciría un edificio de tal tamaño.

Erecteion, Atenas


Periodo clásico   s. V  a. C. (personas columna)

El Erecteion fue uno de los últimos templos que se construyeron en la Acrópolis y muestra de forma elocuente el progresivo enriquecimiento ornamental de la arquitectura a finales del siglo V a.C.

Situado en el lado norte de la Acrópolis de Atenas, estaba dedicado al mismo tiempo a

Atenea, Poseidón y Erecteo, éste último un rey mítico y divinizado de Atenas.

Es un templo de orden jónico, pero su plan es muy complejo por las grandes diferencias de nivel del terreno sobre el que se levanta. En el lado sur, el más elevado, destaca la espectacular tribuna de las cariátides, esculturas femeninas que a veces sustituían a las columnas en el orden jónico.

Templo de Atenea Niké, Atenas Periodo clásico   s. V  a. C.

Templo de reducidas dimensiones, dedicado a Atenea identificada con la Victoria (Niké) Áptera (sin alas), está situado en un pequeño saliente en el lado oeste de la Acrópolis, junto a los propileos. Su arquitecto fue Calícrates, uno de los constructores

del Partenón. Es de orden jónico, de una sola nave, anfipróstilo y tetrástilo. Aunque fue concebido en el año 449 a. C., diversas circunstancias retrasaron su construcción hasta el 424 a. C.

Tesoro de los Atenienses en Delfos

Otro tipo de edificio carácterístico del mundo griego era el tesoro, cuya estructura

 solía ser muy similar a la de un pequeño templo. El tesoro lo construía una ciudad en el santuario de otra, para depositar en él sus exvotos u ofrendas. Normalmente se erigían en los grandes santuarios panhelénicos, como el de Delfos, donde se encontraba el oráculo de Apolo.

La datación de este Tesoro de los Atenienses no es segura, probablemente de finales del siglo VI o comienzos del V a.C., aunque, según Pausanias (viajero del siglo II d.C. Y autor de una Descripción de Grecia), lo erigieron los atenienses tras la victoria contra los persas en la batalla de Maratón (490 a.C.) Tiene la estructura de un pequeño templo dórico in antis.

Teatro de Epidauro

Periodo clásico   s. V  a. C.

 Toda ciudad de importancia debía tener al menos un teatro, que no solo se utilizaba para representaciones dramáticas y musicales, sino también en muchos casos para reuniones colectivas.

El teatro griego era un espacio abierto y se construía sobre un desnivel del terreno, para permitir el escalonamiento de las gradas. Sus partes esenciales eran tres:

la cávea, semicircular y en pendiente, destinada a los espectadores.
la orchestra, circular, o zona de actuación del coro.
la skené, estrado para el desarrollo de la acción teatral.

Las tragedias griegas eran interpretadas durante las fiestas en honor de Dioniso. En las obras más antiguas, la mayor parte de la acción correspondía al coro, de ahí la gran orchestra circular, mientras que el papel del actor era muy limitado. Pero a partir del siglo V a.C., la situación se invirtió: el actor ganó importancia en detrimento del coro, por lo que tendíó a disminuir el espacio de la orchestra.

Uno de los mejores ejemplos conservados de teatro griego es el de Epidauro, que aún maravilla por su acústica. Tenía capacidad para más de 10.000 espectadores en una cávea cuya peculiaridad está en que supera el semicírculo.

A partir del testimonio de Pausanias, se atribuye a Policleto el Joven y se data en la segunda mitad del siglo IV a.C.

Altar de Zeus en Pérgamo


Periodo helenístico   s. IV/I  a. C.

 El conjunto es una construcción en mármol del siglo II a.C., de carácter masivo y monumental, que consta de un altar dedicado a Zeus rodeado por un pórtico jónico y elevado sobre un podio con escalinata. En su friso exterior se representa la gigantomaquia o lucha de los dioses contra los gigantes, en la que fue decisiva la intervención de Heracles (el Hércules romano); y en el friso interior, la vida de Telefo, hijo de Heracles, del que decían descender los Atálidas, la dinastía reinante en Pérgamo. Se trata, por tanto, de una arquitectura grandiosa de propaganda política de los gobernantes, que exaltan su linaje vinculándolo a héroes y dioses, según la tradición oriental.

Mirón: Discóbolo


Periodo clásico   s. V  a. C.

 Son muchas las obras que se atribuyen a Mirón, pero el Discóbolo o lanzador de disco es la más conocida. El original en bronce (hacia 450 a.C.) ha desaparecido, pero se conocen diversas copias romanas en mármol como ésta.

La acción corresponde al momento de máxima tensión: el inmediatamente anterior al lanzamiento del disco, cuando el brazo está en su punto más alto del movimiento hacia atrás.

La visión que se nos ofrece del cuerpo recuerda a la de los relieves arcaicos y egipcios (torso de frente, piernas de perfil), pero en este caso se debe a una flexión natural del cuerpo y no a un sistema convencional de representación.

Mirón muestra un especial interés en evitar la rígida simetría derivada de la horizontalidad arcaica y, sin embargo, la composición resulta perfectamente equilibrada: la curva que describen los brazos y la pierna izquierda se compensa con el ángulo que forman la cabeza, el tronco y el muslo derecho.

El principal defecto de esta obra es que ni el rostro ni el torso reflejan la tensión que corresponderían a una acción como la representada.

FIDIAS: EL FRISO DEL PARTENÓN (friso les falta cabeza)


El problema de los frisos es su estrechez y su excesiva longitud. El del Partenón tiene

 ciento sesenta metros de longitud por un metro de altura. El tema que Fidias eligió fue la Gran Panatenea, que se celebraba cada cuatro años en honor de Atenea: tras diversas competiciones atléticas y musicales, el pueblo en procesión llevaba a su diosa ofrendas y animales para el sacrificio, y le regalaba un nuevo peplo.

Tal vez la procesión de este friso se refiere a la celebrada poco antes de la batalla de

Maratón (490 a.C.), en la que casi doscientos jóvenes dieron su vida por proteger a la

ciudad del ataque persa. De ser así, se estaría representando un símbolo de la heroicidad

de los atenienses y no solo una procesión. Su calidad artística es superior a la de las metopas, y su estilo es más uniforme. El tratamiento de las figuras es de una gran perfección técnica, en un ritmo narrativo natural y variado, que nada tiene que ver con el carácter repetitivo de las procesiones del arte oriental.

Praxíteles: Hermes y Dionisos


Periodo clásico   s. IV  a. C. Hermes sin brazo con bebe en el izq)Poco se sabe de Praxíteles, aunque fue el más famoso escultor ático del siglo IV a. C.

Trabajó más el mármol que el bronce, y para dar color a sus obras contaba con la colaboración del pintor Nicias, famoso también por sus cuadros.

El grupo de Hermes con Dioniso niño se ha considerado tradicionalmente una obra original en mármol, ya que fue descubierto en el templo de Hera en Olimpia, donde lo situaba el viajero Pausanias en su Descripción de Grecia. Pero algunos especialistas deducen de ciertos rasgos de su estilo que podría tratarse de una copia del siglo I. El tema representado es Hermes tendiendo un racimo de uvas a un recién nacido Dioniso,

Dios del vino. El brazo derecho y el racimo se han perdido; y parte de las piernas y el izquierdo están restaurados.

Praxíteles aplica a la figura de Hermes su carácterístico y acentuado contrapposto, conocido como «curva praxiteliana». En general, sus figuras son más alargadas que las de Policleto y están más próximas al canon de Lisipo..

Pero la verdadera originalidad de Praxíteles reside en que sus personajes, frecuentemente dioses, expresan verdaderas emociones, con una suave sonrisa y una gracia juvenil, a menudo en actitudes relajadas y sensuales.

Afrodita de Melos


Periodo helenístico   s. IV/I  a. C. La de homer

 Es una obra de la segunda mitad del siglo II a.C. Y una de las más famosas del arte griego. Fue hallada a principios del Siglo XIX en la isla de Milo, en el archipiélago de las Cícladas, y se convirtió desde entonces en el modelo de belleza ideal transmitido por Grecia.

Entre las diversas tendencias del helenismo, se mantuvo en todo momento una corriente clasicista que pretendía volver a la belleza ideal, equilibrada y serena, de los siglos V y IV a.C. La Venus de Milo es un buen ejemplo de esta corriente y, de hecho, acusa una clara influencia de la denominada Venus de Capua, de Lisipo (derecha), también semidesnuda y con un tratamiento casi idéntico de la anatomía y los pliegues de la ropa.