Nietzsche: Un filósofo radical
Friedrich Nietzsche se caracteriza por su pensamiento radical y su crítica a la filosofía precedente y al cristianismo.
La filosofía de Nietzsche
Vitalismo
Nietzsche se adscribe al vitalismo, una corriente filosófica que surgió a mediados del siglo XIX y que considera la vida como el objeto central de estudio. El vitalismo rechaza el intelectualismo y la racionalización como métodos para comprender la vida, adoptando un enfoque irracional e intuitivo.
Al igual que Schopenhauer, Nietzsche considera la voluntad como motor fundamental de la existencia. Sin embargo, mientras que para Schopenhauer la voluntad primordial es la de vivir, para Nietzsche es la voluntad de poder, a la que la voluntad de vivir está subordinada.
Etapas del pensamiento de Nietzsche
Periodo Romántico
En esta etapa, Nietzsche se centra en el pensamiento griego y en Schopenhauer. Su obra “El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música” exalta la tragedia griega y presenta los conceptos de lo apolíneo y lo dionisíaco. Comienza su crítica a Sócrates por priorizar la razón sobre lo irracional.
Periodo Positivista
Nietzsche acepta la idea positivista de la superioridad de la ciencia sobre la religión y la filosofía, considerándolas obsoletas. Sin embargo, al final de este periodo, reconoce que la vida no puede reducirse a la ciencia, ya que esta no puede abarcar su complejidad. En “La Gaya Ciencia”, Nietzsche inicia una crítica y deconstrucción de los valores tradicionales occidentales, filosofando con el “martillo”.
Periodo Constructivo
En “Así habló Zaratustra”, Nietzsche formula sus propuestas principales: la muerte de Dios, la transmutación de los valores, el concepto del superhombre como puente hacia un nuevo estadio de la humanidad, la vida y la voluntad de poder como valores fundamentales, y la idea del eterno retorno.
Teoría del conocimiento
En contraposición a la teoría de Platón, que postula una verdad absoluta, Nietzsche argumenta que no existen verdades absolutas, sino diversas interpretaciones o perspectivas vitales, no intelectuales. Critica a quienes, incapaces de afrontar el sufrimiento y la muerte, se refugian en un mundo idealizado y niegan el aspecto trágico de la vida. Para Nietzsche, la tragedia griega, con su expresión de la tensión entre lo finito y lo infinito, lo racional e irracional, el caos y la creación, representa la máxima afirmación de la vida. Cuestiona también la capacidad de la ciencia para comprender el mundo, argumentando que el conocimiento está siempre al servicio de la vida.
Moral y Dios
Nietzsche critica el cristianismo, al que llama “metafísica del verdugo”, por su énfasis en el pecado, la culpa y el castigo. Proclama la “muerte de Dios”, argumentando que este concepto se ha vuelto irrelevante y representa una negación de la vida. Este nihilismo inicial, negativo y pasivo, debe transformarse en un nihilismo activo, en el que se asuma la vida como creación de nuevos valores. La muerte de Dios y el nihilismo negativo dan paso al superhombre, que acepta la vida como creatividad y voluntad de poder. Para Nietzsche, cualquier pensamiento que afirme la vida es verdadero, lo que implica la inexistencia de una verdad absoluta. El superhombre afirma su propia existencia como su verdad.
Nietzsche utiliza las figuras del camello, el león y el niño para representar las etapas de desarrollo hacia el superhombre. El camello simboliza la obediencia ciega y la aceptación de los valores tradicionales. El león representa la liberación de estas cargas a través de la crítica y la destrucción de los valores antiguos. Finalmente, el niño simboliza al superhombre, creador de nuevos valores.