La España de los Austrias y los Borbones

Los Austrias (siglos XVI-XVII)

El reinado de Carlos I y las revueltas de las Comunidades y las Germanías

Con Carlos I, la corona española quedó en manos de la dinastía de los Habsburgo. El nombramiento de nobles extranjeros para altos cargos provocó la sublevación de las principales ciudades castellanas, como Toledo. Estas ciudades sustituyeron el poder municipal por comunas, formadas por comerciantes, artesanos, baja nobleza y bajo clero. Pedían el regreso de Carlos a España, la reducción de impuestos, la expulsión de extranjeros de cargos políticos y mayor protagonismo en las Cortes.

Se radicalizó el conflicto y la nobleza se unió al rey, derrotando a los comuneros en Villalar. Sus líderes fueron ajusticiados.

Las Germanías se iniciaron en Valencia y se extendieron por Mallorca y Murcia. Tenían un carácter social. El rey había dado permiso a los artesanos de formar una germanía en caso de que los piratas berberiscos atacasen. Se reunieron en una junta y decidieron reducir los privilegios de los nobles, llegando a la rebelión. Sin embargo, bastantes nobles abandonaron las ciudades por la llegada de la peste, por lo que las germanías se hicieron con el poder municipal. Finalmente, la nobleza y el Ejército imperial acabaron con la rebelión.

El reinado de Felipe II y la unión con Portugal

No toda la herencia de Carlos I fue para su hijo Felipe II, ya que Carlos había dejado el título imperial y la corona de Austria a su hermano Fernando. Aun así, Felipe II reuniría un imperio mayor que el de su padre porque a los territorios de Aragón, Castilla y Países Bajos, se le añadiría el imperio ultramarino y Portugal, herencia de su madre.

El rey de Portugal Sebastián I murió sin descendientes directos, por lo que el trono pasó a su tío abuelo que murió también sin descendientes. Así que el heredero era Felipe II, lo que daría lugar a la unión dinástica de las dos coronas y la unidad ibérica.

Los comerciantes portugueses y la nobleza pensaban que esto podría tener beneficios políticos y económicos, pero las clases populares portuguesas no veían bien que se anexionaran a España. El Duque de Alba invadió Portugal por orden de Felipe II y le proclamaron rey en 1581. Que asentara su corte en Madrid le hizo alejarse de sus posesiones europeas.

Felipe II inspiró su política exterior en la de su padre, pero se le presentaron nuevos problemas como la sublevación de los Países Bajos y la rivalidad con Inglaterra, que acabó con la Armada Invencible. Felipe II llevó a España a la ruina y su imperio estaba a punto de desaparecer.

El sistema polisinodial y la administración territorial

La monarquía debía gobernar con diferentes instituciones, leyes y tradiciones, y seguían existiendo poderes como el de la Iglesia, las Cortes, la nobleza o las ciudades. Los Austrias continuaron con la política de los Reyes Católicos, adoptando un gobierno polisinodial. Se sustituyó la nobleza por hombres formados en universidades y en acciones militares, por lo que se iría convirtiendo poco a poco en una nobleza cortesana. También tuvieron mayor control sobre la Iglesia ya que el Papa necesitaba ayuda militar.

El sistema de gobierno estaba dividido por consejos:

  • Consejos territoriales: de Portugal, Italia, Flandes, Indias, Castilla y Aragón.
  • Consejos asesores: tenían competencia como el Consejo de Estado, Hacienda, órdenes militares y el de guerra.
  • Consejo de Estado: presidido por el rey, que se ocupaba de cuestiones de Estado y la política exterior.

Había gran diversidad territorial. Las Audiencias funcionaban como tribunales de justicia y los virreyes sustituían al monarca, pero cada territorio tenía sus propias leyes, idiomas y fronteras.

Economía y sociedad en la España de los Austrias

Hubo crecimiento económico y demográfico. La población alcanzó los 8 millones. La ganadería seguía siendo la base de la economía. Las actividades artesanales escaseaban. Hubo mucha demanda de productos debido a los colonos americanos, pero las mayores riquezas extraídas fueron el oro y la plata de América.

La corona tuvo una importante fuente de ingresos con los nuevos territorios, pero España se quedaba atrás mientras que países como Francia, Holanda e Inglaterra crecían. La Hacienda real quedó arruinada, al igual que los sectores productivos, debido al aumento de la presión fiscal y el endeudamiento.

Se mantuvo la sociedad estamental de la Edad Media (nobleza, clero y pueblo llano) pero destacaban un grupo de nobles, los Grandes de España, formado por Carlos I en su etapa como emperador. Estos gozaban de privilegios y tenían altos cargos diplomáticos y militares. Para acceder a altos cargos se requería limpieza de sangre, pero con esto se rechazó el comercio.

Los Borbones (siglo XVIII)

La Guerra de Sucesión y el Tratado de Utrecht

La muerte de Carlos II sin descendencia hizo que los Habsburgo y los Borbones se pelearan por la sucesión española. Inglaterra y Holanda no querían que ninguna de estas dos dinastías se convirtiera en una gran potencia. En España, algunos apoyaban a los Borbones porque creían que traerían una política más equilibrada. Otros querían a los Habsburgo. Carlos II nombró a Felipe de Anjou heredero.

En un primer momento se aceptó, pero la injerencia de Luis XIV, abuelo de Felipe de Anjou, hizo que comenzara la Guerra de Sucesión Española, que se extendió por Europa. En España no se inició hasta que la Corona de Aragón se levantó contra Felipe V y nombró rey al archiduque Carlos.

Cuando Carlos fue elegido emperador de Alemania, la guerra finalizó, pero Inglaterra presionó para firmar la paz. En España, la guerra acabó con la victoria de Felipe V. Para conseguir la paz, Felipe tuvo que renunciar a todo derecho a la sucesión francesa, ceder territorios europeos a Austria (Gibraltar y Menorca) y algunos derechos comerciales con América.

Al firmar el Tratado de Utrecht se estableció un equilibrio de poder entre las diferentes potencias que se mantendría hasta las guerras napoleónicas.

Las reformas de Felipe V y Fernando VI

La llegada de los Borbones, una dinastía de origen francés, supuso cambios en la estructura del estado, como reforzar el poder real y fomentar la actividad económica. El reinado de Felipe V fue interrumpido porque abdicó en su hijo Luis I, pero como murió tuvo que volver a reinar. Unificó la organización del Estado mediante los Decretos de Nueva Planta y quiso recuperar la marina de guerra.

Con Fernando VI hubo una neutralidad en la política exterior. El Marqués de Ensenada, su secretario, puso en marcha un programa político que comprendía medidas de renovación intelectual (creación de la Academia de Medicina, el Observatorio Astronómico), la reordenación de la Hacienda (planteó un estudio sobre la situación económica con el fin de implantar un impuesto único, pero por la oposición de los privilegiados no se llevó a cabo) y un programa de construcción de barcos para mejorar las relaciones con las colonias americanas y la defensa (se construyen los Arsenales de El Ferrol y Cartagena).

Los Decretos de Nueva Planta y la centralización administrativa

Felipe V aceptó las leyes e instituciones de los distintos reinos españoles, pero tras la Guerra de Sucesión y el levantamiento contra él de la Corona de Aragón, se unificó la administración mediante los Decretos de Nueva Planta. Todos los territorios aceptaron las leyes de Castilla salvo País Vasco y Navarra, que mantuvieron sus fueros.

A las Cortes de Castilla se unieron las de Aragón y perdieron su función de vigilancia de las leyes y su competencia legislativa. Se introdujo la ley sálica, por la cual las mujeres no podían reinar, que sustituyó a las leyes de Partida que permitían reinar a mujeres pero dando prioridad a la línea masculina.

Los monarcas establecieron unas Cortes únicas y prescindieron de los consejos. Algunos consejos desaparecieron por la pérdida de territorios o por la unificación, y los que quedaron fueron perdiendo importancia. Al frente se encontraban los secretarios, que eran hombres de confianza del rey. Se dividió el territorio en intendencias. También se saneó la Hacienda pública aplicando algunas reformas. Los Borbones se convirtieron en la autoridad en España por encima de la nobleza e Iglesia.

El Despotismo Ilustrado y las reformas

El Despotismo Ilustrado quería introducir reformas para fortalecer el poder del estado con el fin de mejorar las condiciones de vida del pueblo. Aranda, Campomanes y Floridablanca fueron los mejores representantes del despotismo ilustrado en España.

Tomaron medidas como la creación de fábricas de artículos de lujo en la industria; la autorización del libre comercio con América, que sería importante para el comercio y la industria; en la agricultura, se encargó a Jovellanos El informe sobre la ley agraria, en el que se analizaría el problema de la amortización y la mala distribución de la tierra. Pero al estallar la Revolución Francesa el informe fue ignorado. Otra de las medidas fue estimular la ciencia y educación, creándose Reales Academias y centros de investigación. Con la Revolución Francesa el despotismo se dejó de lado, pero algunas reformas se mantuvieron.

La política exterior y el fin del dominio español

La política exterior cambió. Después de la Paz de Utrecht, España perdió sus territorios europeos y se dirigió hacia el Atlántico. Hubo un acercamiento a Francia ya que en ambos reinaba la misma dinastía y tenían como rival a Gran Bretaña, que buscaba expandirse a costa de España y Francia. La alianza entre Francia y España se plasmó en los Pactos de Familia, por los que España participó en el conflicto entre Gran Bretaña y sus colonias americanas.

Cuando comenzó la Revolución Francesa, España participó en las Guerras de Coalición, con las que se quería acabar con la Francia revolucionaria y devolver el trono a los Borbones. Más adelante, ambos países volverían a aliarse, pero bajo el control de Napoleón y en contra de Gran Bretaña. El resultado fue la destrucción de la flota española en la batalla de Trafalgar (1805) y el fin del poder marítimo español. España se quedó sin el control del monopolio comercial americano y Napoleón no podía aspirar a derrotar a Gran Bretaña sin flota.

Napoleón obligó a España a firmar el Tratado de Fontainebleau (1807), por el que se emprendía el Bloqueo Continental contra Gran Bretaña y se le permitía la entrada de tropas francesas para ocupar Portugal, que era aliada de Gran Bretaña.

Cambios administrativos en América

Se produjeron algunos cambios administrativos en América. Se disolvió la Casa de Contratación y el Consejo de Indias fue perdiendo competencias. Apareció el sistema de registros, sustituyendo al de flotas y galeones, en el que particulares podían cargar sus mercancías en barcos que salían desde Cádiz. También se autorizó el libre comercio con América, pero el mercado americano era excesivo para la capacidad productiva española.