1.- Definición y carácterísticas del género
La épica o epopeya es un género poético que aborda temas legendarios o históricos con la intención de ensalzar a sus protagonistas.
En cualquier literatura las primeras manifestaciones épicas son orales y no tienen un autor conocido: es el pueblo el que las crea, el que las trasmite oralmente de generación en generación y el que las va transformando y modificando con el tiempo. Esta épica nacida del pueblo es conocida como épica popular y, aunque influye mucho en la literatura posterior, no se conserva porque la cadena de transmisión oral se termina rompiendo un poco antes o un poco después.
Posteriormente aparece la épica culta o literaria, que se inspira en la épica popular e incluso toma de ella ciertas carácterísticas que, aunque tenían un fin en la épica oral, en la épica culta se convierten en meras convenciones literarias. Entre estas carácterísticas estarían:
- El uso de fórmulas hechas y epítetos estereotipados, que eran muletillas memorísticas y comodines métricos en la fase de transmisión oral (v.Gr., la expresión πόδας ὠκὺς Ἀχιλλ&épsilon;ύς -Aquiles, el de los pies ligeros- con su escansión permitía cerrar fácilmente cualquier hexámetro si uno se quedaba “trabado” a mitad de verso).
- Las intervenciones de dioses y seres extraordinarios en la acción, reflejo de la mentalidad precientífica reinante en el momento en que surgíó la épica popular.
La épica culta es fruto de la inspiración de un poeta cuyo nombre por lo general conocemos, se trasmite por escrito y por ende suele conservarse.
2.- Aparición de la épica culta en Roma
La épica literaria surgíó en Roma en el siglo III a.C. Y ya desde sus inicios estuvo muy influida por dos tendencias diferentes:
- Una de esas tendencias sería la épica popular romana, que utilizaba el saturnio, un verso propio de la tradición oral latina.
- La otra la épica culta griega, nacida siglos antes, que contaba con representantes tan importantes como Homero o Hesíodo y que empleaba el hexámetro dactílico.
3.- La épica romana antes de Virgilio
Livio Andrónico (284 a.C. – 204 a.C.)
Livio Andrónico, originario de Tarento, era uno de los muchos griegos del sur de Italia que fue reducido a la esclavitud y llevado a Roma cuando los romanos conquistaron la llamada Magna Grecia. Livio Salinator, consciente de su valía, le confió la educación de sus hijos y unos años después le concedíó la libertad en pago a sus servicios.
Andrónico, ya libre, decidíó ganarse la vida como maestro y tradujo al latín la Odisea de Homero para poder utilizarla como libro de texto. Esta traducción, conocida como Odussia, es la primera obra épica de la literatura latina y en ella se pueden reconocer ya los dos referentes básicos de la épica culta romana: la épica griega -muy especialmente Homero- y la propia épica popular romana, de la que Livio tomó el verso saturnio (la Odisea homérica está compuesta en hexámetros).
Cneo Nevio (261 a.C. – 201 a.C.)
Pocos datos seguros tenemos acerca de Nevio, salvo que era romano y de familia plebeya. Parece además que tenía una lengua afilada que le causó algunos problemas con la nobleza romana (acabó en la cárcel y luego fue desterrado). En este sentido es muy ilustrativo un verso de doble sentido que escribíó contra la familia de los Metelos (Fato Metelli Romae fiunt cónsules) que fue respondido por los afectados con otro similar (Dabunt malum Metelli Naevio poetae). Participó en la 1ª guerra púnica, acontecimiento que relató en su poema Bellum Punicum.
El Bellum Punicum es la 1ª obra original de la épica romana – la Odussia, aunque anterior, es una traducción -. Nevio, como Livio, utilizó el saturnio, pero fue el último autor en emplear este verso.
Quinto Ennio (239 a.C.- 169 a.C.)
Ennio nacíó en la segunda mitad del siglo III a.C. En Rudias, una pequeña ciudad de la Magna Grecia. No era romano de nacimiento, pero obtuvo la ciudadanía en atención a los servicios que prestó en el ejército romano.
Hablaba tres idiomas, el osco y el griego propios de su tierra natal, y el latín, la lengua de su patria de adopción. Por eso aseguraba que tenía tres corazones (“triá corda”), uno por cada lengua.
Escribíó los Anales, un poema épico que se ocupa de los hechos más relevantes de la historia romana. Como es lógico, en esta obra la temática histórica predomina, pero eso no impide que se aborden también leyendas e incluso se dé un papel a los dioses en el desarrollo de la acción, algo que se había convertido en un tópico dentro del género.
De los 18 libros que integraban la obra sólo han llegado hasta nosotros unos pocos fragmentos, aproximadamente 600 versos, la mayoría en forma de citas en obras de autores posteriores.
En cuanto a la métrica, los Anales fue la primera epopeya de la literatura latina que empleó el hexámetro. En este campo Ennio fue un pionero al abrir un camino que luego seguirán todas las obras épicas posteriores.
Por lo que respecta al estilo, digamos simplemente que es mejorable. Parece que Ennio emplea determinados recursos estilísticos sin demasiado criterio. Solo así se explican versos como el que aparece abajo, en el que la aliterarión es tan excesiva que el lector no puede por menos que sorprenderse y esbozar una sonrisa:
O Tite tute Tati tibi tanta tyranne tulisti
(La traducción libre casi podía ser “Tres tristes tigres…”)
4.- Publio Virgilio Marón
Vida
Virgilio nacíó en el 70 a. C. En Andes, una pequeña aldea del norte de Italia.
Estudió en Mantua, Cremona, Milán, Roma y Nápoles.
A los 30 años compuso las Bucólicas, un conjunto de diez poemas de tema pastoril. El éxito de esta obra hizo que mecenas, una especie de “ministro de cultura” de Augusto, se fijara en él y lo introdujera en su círculo literario. A partir de ese momento Virgilio pudo despreocuparse de los asuntos económicos – Mecenas le daba todo lo que necesitaba – y se centró en la poesía.
A instancias de Mecenas escribíó sus dos siguientes obras, las Geórgicas, un poema didáctico acerca del cuidado del campo y el ganado, y la Eneida, una epopeya sobre el origen de Roma.
En realidad la Eneida no está acabada porque Virgilio seguía trabajando en ella – llevaba ya 10 años- cuando lo sorprendíó la muerte en el 19 a.C. Se dice que en el lecho de muerte rogó que quemaran el manuscrito para que nadie pudiera leerlo sin el pulido final que quería darle. Augusto no lo permitíó.
La Eneida
La Eneida debe su nombre a Eneas, el héroe troyano que protagoniza la obra. Como ya se ha dicho, la idea del poema partíó de Mecenas, que quería que
Virgilio escribiera una obra que elogiara a la familia imperial. Ante una propuesta así lo lógico habría sido hacer un panegírico de compromiso alabando al emperador, pero Virgilio optó por una solución un poco más elegante y convirtió en protagonista de la obra a Eneas. De esta manera respetaba la voluntad de Mecenas – el hijo de Eneas, Julo, era el legendario antepasado del que decía descender la “gens Iulia”, a la que pertenecía el emperador – y conseguía además que todo el pueblo romano se sintiera identificado con la obra – los fundadores de Roma eran también descendientes de Eneas -.
La Eneida está formada por 12 libros y se estructura en dos partes claramente definidas:
- La primera parte, integrada por los 6 primeros libros, es una especie de “road movie”. En ella se narra el viaje de Eneas desde Troya hasta la península italiana. Su referente temático sería la Odisea.
- La segunda parte, constituida por los 6 últimos libros, relata las luchas de Eneas y sus compañeros con distintos pueblos italianos. Su tema principal es bélico y su modelo la Ilíada.
La técnica narrativa que emplea Virgilio es muy actual: no se presentan los hechos en orden cronológico, sino que se abre la narración con un acontecimiento destacado que capta inmediatamente la atención del lector – la tempestad que arrojó a Eneas a las costas de Cartago – y luego se narran los hechos anteriores. Esta técnica, conocida con el nombre de “in medias res”, es también la que utiliza Homero en sus dos poemas.
Por lo que respecta a los personajes, Eneas es ante todo una persona concienciada con la misión que tiene – llegar a Italia – y subordina sus intereses personales a la consecución de ese objetivo. Su actitud, sin duda, debía ser un modelo a imitar en un estado como el romano donde cada vez importaba más el interés particular que el colectivo. Como Eneas, los dioses que intervienen en la Eneida tienen un comportamiento digno y en muchos casos parecen ser meros instrumentos del destino. Más pasionales, en cambio, son Dido, la reina de Cartago que se suicida cuando Eneas la abandona, y Turno, el rey de los rútulos que se enfrenta a Eneas en combate singular.
La Eneida está compuesta en hexámetros, el verso que a partir de Ennio emplea toda la épica romana. Eso sí, son versos técnicamente perfectos, muy lejos de los que nos encontramos en los Anales.
Si a la perfección métrica comentada le añadimos el empleo de un lenguaje muy cuidado, el sabio uso de los recursos literarios, y la elegancia y buen gusto con que Virgilio describe momentos delicados o terribles, es fácil de entender que la Eneida se convirtiera en poco tiempo en una obra clásica, objeto de estudio e imitación, y que hoy en día sea considerada el mejor poema de la literatura latina.
5.- La épica posterior a Virgilio
Marco Anneo Lucano (39 d.C. – 65 d.C.)
Lucano nacíó en Córdoba en el 39 d.C., pero pasó la mayor parte de su vida en Roma, donde destacó rápidamente por su talento poético.
En el 65 d.C. Participó en una conjuración que pretendía derrocar a Nerón. La conjura fracasó y Lucano, obedeciendo órdenes del emperador, se suicidó cortándose las venas. Otro tanto hizo su tío Séneca, implicado también en el complot.
La muerte impidió a Lucano acabar la obra en que trabajaba, la Farsalia, un poema épico sobre la Guerra Civil que enfrentó a Pompeyo y César. Esta obra, a pesar de estar inconclusa – tiene 10 libros, pero parece que el plan inicial eran 12 – , fue publicada tal cual estaba y ha llegado íntegra hasta nuestros días.
La Farsalia es una epopeya atípica, que rompe con buena parte de las convenciones del género y muy especialmente con el modelo épico en que se había convertido la Eneida. Esta ruptura se manifiesta en los siguientes aspectos:
Racionalismo
. Lucano explica los hechos apelando a la razón y destierra de su obra a los dioses. Tan tajante es en este asunto que incluso suprime la tradicional invocación a las Musas que se solía hacer a comienzo de obra.
Historicismo
. La Farsalia pretende ser tan rigurosa como una obra histórica. Por ello presenta los acontecimientos en orden cronológico y se recrea en descripciones que tienen gran interés documental, pero muy poco valor poético (relación exhaustiva de los efectivos de los dos ejércitos enfrentados,…).
Retoricismo
. Dada su formación retórica, Lucano tiende a emplear en su obra recursos propios de la oratoria. Por esta razón:- Interrumpe a veces la narración para interpelar al lector, como haría un orador ante el jurado.
- Pone discursos ficticios en boca de los protagonistas de la acción.
- Trata de provocar en el lector una reacción emotiva (horror, compasión, repugnancia). La pormenorizada y cruda descripción de la batalla de Farsalia perseguiría precisamente esto.
De todos modos hay que reconocer que el retoricismo no es un vicio exclusivo de Lucano, sino de su época, y muchos escritores del siglo I d.C. Caen en él.
La épica posterior a Lucano volvíó de nuevo al modelo de la Eneida y por eso es conocida como épica neoclásica. Entre sus representantes se encuentran Silio Itálico, Valerio Flaco y Papinio Estacio.