El Reinado de Fernando VII (1814-1833)
El Tratado de Valençay y el Retorno al Absolutismo
Por el Tratado de Valençay (1813), Napoleón reconoció a Fernando VII como Rey de España. Sin embargo, Fernando VII no juró la Constitución de Cádiz, a pesar del papel fundamental de las Juntas en la resistencia contra la invasión francesa. A través del “Manifiesto de los Persas” (1813), el Rey abolió la Constitución y restauró las instituciones del Antiguo Régimen.
Etapas del Reinado de Fernando VII
Su reinado, marcado por vaivenes absolutistas, se divide en tres etapas:
- Sexenio Absolutista (1814-1820): Seis años de inmovilismo político agravados por la crisis económica postguerra. El Congreso de Viena (1815) relegó a España a un segundo plano internacional, mientras en América comenzaban las luchas por la independencia. Los liberales, perseguidos, recurrieron a la clandestinidad, sociedades secretas, y pronunciamientos.
- Trienio Liberal (1820-1823): El pronunciamiento del General Rafael del Riego en 1820, impulsado por el descontento general, restableció la Constitución de 1812. Fernando VII se vio obligado a jurarla, dando lugar a reformas que complementaron la obra de Cádiz. Sin embargo, Fernando VII conspiró con la Santa Alianza, lo que condujo a la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, restaurando el absolutismo.
- Década Ominosa (1823-1833): Se derogó nuevamente la Constitución de 1812 y se restauraron las instituciones del Antiguo Régimen (excepto la Inquisición). Riego fue ejecutado, convirtiéndose en un mártir para algunos liberales. Se consolidaron las independencias de la América hispana, impactando la economía española. La sucesión al trono, ante la falta de hijos varones de Fernando VII, motivó la derogación de la Ley Sálica (1830) y la redacción de la Pragmática Sanción (1833), permitiendo que su hija Isabel reinara. Esto desencadenó una lucha entre liberales y absolutistas, con la victoria final de los liberales tras los “Sucesos de la Granja”.
La Emancipación de la América Española
Bandos Ideológicos y Factores Influyentes
La lucha independentista se dividió entre absolutistas y liberales. Estos últimos, influenciados por la Ilustración europea y española, y la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1783), buscaban acceso a cargos administrativos y libre comercio. Los sectores populares aspiraban al reparto de tierras y la abolición de la esclavitud, generando contradicciones.
Primera Fase del Conflicto (1810-1815)
La invasión napoleónica a España creó un vacío de poder en América. En 1810, se formaron juntas americanas que inicialmente buscaban autonomía. La rebelión triunfó en Buenos Aires, dando lugar a Argentina, Uruguay y Paraguay. En México, la revuelta social liderada por Hidalgo y Morelos fue sofocada. Perú se mantuvo fiel a España. En Nueva Granada, los enfrentamientos liderados por Simón Bolívar fracasaron. Estos primeros intentos independentistas tuvieron éxito principalmente en el Río de la Plata.
Segunda Fase del Conflicto (1816-1824)
Con el retorno de Fernando VII, la lucha se convirtió en una guerra colonial. Bolívar y San Martín lideraron el movimiento independentista, con el apoyo de EE.UU. e Inglaterra. San Martín aseguró la independencia de Chile (1818). Bolívar liberó Colombia (1819) y Venezuela (1821). En México, el “Plan de Iguala” (1821) proclamó la independencia, seguida de la proclamación del Imperio Mexicano por Iturbide y posteriormente la República Federal (1824). Las Provincias Unidas de Centroamérica se independizaron en 1823. Tras la entrevista de Guayaquil (1822), se acordó la independencia de Perú. La batalla de Ayacucho (1824) marcó el fin de la lucha en la América continental, dejando a España con Cuba y Puerto Rico.