La Economía y Sociedad Española en la Posguerra (1939-1959)

La Situación Económica (1939-1959)

Los primeros años de la dictadura se caracterizaron por la necesidad de reconstruir las infraestructuras destruidas durante la Guerra Civil. Los planes de reconstrucción pasaban por la autarquía, es decir, apoyarse exclusivamente en los recursos propios para reducir la dependencia del exterior. Al mismo tiempo se impuso un control estatal sobre los sectores considerados estratégicos: ferrocarriles, energía, industria siderúrgica, química, armamento, naval. La intervención estatal en la economía se realizaba por medio del Instituto Nacional de Industria (INI), fundado en 1941. Tanto la autarquía como el intervencionismo hispano se inspiraron en la doctrina económica fascista, imperante en los años treinta y cuarenta en Italia, según la cual la economía debía estar subordinada a los intereses generales del Estado, y por tanto, debía ser el que determinara los grandes objetivos económicos.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial no ayudó a mejorar la actividad económica, puesto que el comercio mundial se paralizó y las exportaciones españolas se redujeron. El bloqueo internacional a partir de 1946, acentuó las tendencias autárquicas, pero los resultados de dicha política fueron catastróficos: disminuyó la producción agrícola, provocando escasez y racionamiento de alimentos, y disminuyó la producción industrial, siendo en 1950 equivalente a la que había en 1935.

Con la economía estancada y sometida a un riguroso bloqueo internacional, España conoció su etapa más difícil.

A partir de 1953, la situación mejoró algo gracias a la ayuda norteamericana y a la apertura de algunos mercados internacionales. No obstante, la situación seguía siendo muy difícil. Aunque se había mejorado algo, la autarquía estaba conduciendo al país a la bancarrota, situación a la que se llega en 1957.

Para salir del marasmo económico, se dio un giro radical con el Plan de Estabilización de 1959, que implicó el abandono de la autarquía, la liberalización de la economía y la devaluación de la peseta. Con ello se facilitó la llegada de inversiones extranjeras que contribuyeron a reactivar la actividad económica. El objetivo era vincular la economía española a la occidental. El éxito del Plan de Estabilización condujo al crecimiento económico de los años sesenta.

La Situación Social (1939-1959)

Lo más destacado fue el empobrecimiento general de la sociedad española. El desabastecimiento alimenticio sumió a los españoles en el hambre. La destrucción de infraestructuras, unidos a la carencia de recursos y la desmovilización de contendientes, incrementó el número de desempleados.

Al finalizar la guerra civil, la sociedad española fue dividida en dos grandes grupos: los vencedores y los vencidos. Sobre estos últimos recayó con la máxima dureza toda la represión de la Dictadura. Así, todos los funcionarios públicos sospechosos de simpatizar con la República, perdieron sus empleos y sus puestos fueron ocupados por personas escasamente cualificadas, pero con lealtad y simpatizantes del nuevo régimen. Este factor, unido al exilio de lo más selecto de la intelectualidad española, provocó un empobrecimiento general del nivel intelectual de los españoles de posguerra.

En relación a los efectos demográficos de la guerra en la sociedad española de la posguerra, debemos tener en cuenta que, a parte del número de muertos (268.000 según Salas Larrazábal), así como el de ejecutados (100.000, Ramón Tamames), voluntarios exiliados, 450.000. Otro hecho significativo que afectó a la sociedad española, especialmente en los años cuarenta y primeros de los cincuenta, fue el altísimo número de prisioneros políticos (200.000 mil en 1940), así como el de ejecutados (en torno a los 100.000 ejecutados – periodo 1939-45).

La suma de muertos en combate, ejecutados, prisioneros y exiliados (alrededor de 1.000.000 de personas, jóvenes) tuvo un importante efecto en la tasa de natalidad, que experimentó un brusco descenso.

La extrema dureza con la que se aplicó el nuevo régimen en la represión, no facilitó la reconciliación de los españoles. La herida de la Guerra Civil se mantuvo abierta durante décadas y a ello fue ajena la dictadura, intentando explicar la guerra como una lucha entre los buenos españoles (vencedores) y los antiespañoles (demócratas-republicanos españoles-vencidos).