A partir del último tercio del siglo XIX, una segunda revolución industrial transformó la economía y la sociedad de las principales potencias europeas. El descubrimiento de nuevas fuentes de energía y la aplicación de una nueva organización del trabajo y de nuevas fórmulas empresariales, permitieron un espectacular desarrollo de la producción, el comercio y los transportes.
La Segunda Revolución Industrial
Tras un periodo de crisis económica que se desarrolló entre 1873 y 1890, Europa conoció una nueva fase de crecimiento industrial, consecuencia de la aplicación de nuevas tecnologías y métodos de trabajo.
Crecimiento Demográfico y Migraciones
La mejora de la dieta y los progresos médicos y sanitarios hicieron posible una nueva fase de crecimiento de la población europea. Los avances en medicina lograron frenar las grandes epidemias en Europa, disminuyendo la mortalidad infantil y aumentando la esperanza de vida.
Las Nuevas Fuentes de Energía
Entre 1884 y 1914, el petróleo y la electricidad destronaron al carbón como fuentes de energía principales. El uso de la electricidad cambió la ubicación de las empresas y redujo el precio de la energía. La explotación del petróleo comenzó en 1859 en EE.UU., ampliando su uso como combustible en medios de transporte.
Los Nuevos Medios de Transporte
Las nuevas fuentes de energía impulsaron una revolución en los transportes, innovando el transporte urbano con tranvías, ferrocarriles metropolitanos, navegación, bicicletas y especialmente el automóvil. También se desarrolló la aviación en las primeras décadas del siglo XX.
Nuevos Inventos, Nuevas Industrias
El avance industrial de finales del siglo XIX estuvo ligado a la innovación tecnológica, con especialistas agrupados en laboratorios de investigación. Se destacaron la industria siderúrgica, eléctrica y química.
La Nueva Organización del Capital y del Trabajo
El desarrollo de nuevos modelos empresariales y la concentración empresarial fueron consecuencia de los recientes inventos. La competencia entre países industrializados llevó a nuevas formas de organización del trabajo para mejorar la productividad.
Las Causas del Imperialismo
En el último cuarto del siglo XIX, los países occidentales se lanzaron a la conquista de amplias zonas del mundo, dando inicio al imperialismo.
La Europa Dominante
El avance de la industrialización en el siglo XIX fragmentó el mundo en dos polos: los países industrializados y los no industrializados. Entre 1873 y 1890, la Europa industrializada enfrentó una crisis económica.
Las Causas Económicas
La expansión imperialista se vincula a las necesidades de la industria de los países desarrollados, buscando mercados, materias primas y mano de obra barata.
Los Factores Políticos y Demográficos
Las potencias industriales buscaban aumentar su poder político a través de la hegemonía colonial.
Las Causas Ideológicas
El interés científico y las concepciones racistas que defendían la superioridad de la raza blanca fueron factores importantes en el imperialismo del siglo XIX.