La Dictadura de Primo de Rivera y el Ocaso de Alfonso XIII: Crisis y Conflictos en España (1917-1931)

La Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930)

Miguel Primo de Rivera tomó el poder en España en 1923 mediante un golpe de Estado, instaurando una dictadura militar con el apoyo de empresarios, la burguesía y sectores católicos. Su gobierno se dividió en dos fases:

  • Directorio Militar (1923-1925): Disolvió las cámaras legislativas, gobernó por decretos y reprimió huelgas utilizando al ejército. Creó la Unión Patriótica como partido único para buscar apoyo social y puso fin a la guerra de Marruecos con el exitoso desembarco de Alhucemas (1925), en colaboración con Francia.
  • Directorio Civil (1925-1930): Intentó consolidar su poder con un gobierno civil, inspirado en el fascismo italiano. Promovió importantes obras públicas (carreteras, pantanos), monopolios estatales (como CAMPSA o Telefónica) y ciertas reformas laborales (creación de Comités Paritarios). Sin embargo, la crisis económica mundial de 1929 debilitó gravemente su régimen, aumentando la oposición republicana, obrera y catalanista. En enero de 1930, perdió el apoyo clave del rey Alfonso XIII y se vio forzado a dimitir, exiliándose en París, donde falleció poco después.

El Final del Reinado de Alfonso XIII y la Proclamación de la II República

Tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930, Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Dámaso Berenguer. Su gobierno, conocido como la “Dictablanda”, intentó una lenta vuelta a la normalidad constitucional, pero su mandato estuvo desprestigiado por la implicación de Berenguer en el desastre de Annual y por no convocar elecciones generales ni restablecer plenamente la Constitución de 1876. Esta indecisión favoreció el crecimiento de la oposición republicana.

En agosto de 1930, los principales partidos republicanos y regionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián, un acuerdo para derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Más tarde, se unieron importantes fuerzas de izquierda como el PSOE y la UGT. Se creó un Comité Revolucionario presidido por Niceto Alcalá Zamora, un republicano conservador y católico, que contó con el respaldo de intelectuales y sectores del Ejército. Este comité promovió sublevaciones militares en 1930, como la de Jaca (que acabó con la ejecución de los capitanes Galán y García Hernández) y la del aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), que fracasaron.

Ante el fracaso de su gestión, Berenguer dimitió en febrero de 1931, dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Juan Bautista Aznar. Este gobierno convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, concebidas como un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo arrollador en las grandes ciudades y zonas industriales de la coalición republicano-socialista, aunque los monárquicos obtuvieron más concejales en total (gracias al voto rural), fue interpretado como un rechazo a la monarquía. Esto provocó la abdicación de facto y el exilio de Alfonso XIII y la proclamación de la II República Española el 14 de abril de 1931.

España durante la Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), España se mantuvo oficialmente neutral. Sin embargo, la sociedad se dividió profundamente entre germanófilos (partidarios de los Imperios Centrales) y aliadófilos (partidarios de la Triple Entente). La neutralidad impulsó un notable crecimiento económico e industrial, al convertirse España en suministradora de ambos bandos. No obstante, esto generó una fuerte inflación y escasez de productos básicos, provocando un gran descontento social que culminó en la triple crisis de 1917:

  • Crisis militar: Las Juntas de Defensa, asociaciones de oficiales peninsulares, exigieron mejoras salariales y cambios en el sistema de ascensos (basado en méritos de guerra, que beneficiaba a los africanistas). El gobierno intentó disolverlas sin éxito, debido al apoyo tácito de Alfonso XIII a sus demandas.
  • Crisis parlamentaria: Ante el cierre de las Cortes, la oposición política, liderada por Francesc Cambó (líder de la Lliga Regionalista catalana), convocó una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona. Pedían la autonomía para Cataluña y la convocatoria de Cortes Constituyentes para reformar el sistema político. El gobierno disolvió la Asamblea y desactivó el movimiento pactando con los catalanistas más moderados.
  • Crisis obrera: La creciente inflación y las duras condiciones de vida provocaron una huelga general revolucionaria en agosto de 1917, convocada por UGT y CNT. Fue duramente sofocada por el ejército, con numerosos muertos y detenidos.

La represión de la huelga avivó el movimiento obrero. El periodo posterior, influido por la Revolución Rusa, se conoció como el Trienio Bolchevique (1918-1920), caracterizado por intensas huelgas, ocupaciones de tierras (especialmente en Andalucía) y un aumento de la violencia social (pistolerismo en Barcelona entre anarcosindicalistas y pistoleros de la patronal). El gobierno respondió con una fuerte represión.

El Problema de Marruecos y el Desastre de Annual

El programa político regeneracionista de Antonio Maura alentó la intervención militar y económica en el norte de Marruecos, cuyo territorio había sido adjudicado a España como protectorado en la Conferencia de Algeciras (1906). El interés principal radicaba en la explotación de las minas de hierro del Rif.

Al iniciarse la explotación minera y la ocupación militar, las tribus rifeñas, lideradas por figuras locales, atacaron a los colonos y tropas españolas, causándoles importantes bajas en el Barranco del Lobo (1909), cerca de Melilla. La decisión del gobierno de Maura de movilizar reservistas (muchos de ellos casados y con hijos) para reforzar el ejército en Marruecos provocó protestas populares en Barcelona, que culminaron en la Semana Trágica (julio de 1909), una revuelta anticlerical y antimilitarista duramente reprimida.

La acción colonial en Marruecos se ralentizó durante la Primera Guerra Mundial, pero se reactivó en los años 20 con la ocupación paulatina de la parte occidental del protectorado. En el verano de 1921, en la parte oriental, el general Manuel Fernández Silvestre, bajo el mando superior del Alto Comisario, el general Berenguer, lideró una operación militar arriesgada y mal planificada con el objetivo de ocupar el territorio hasta la bahía de Alhucemas, considerada el núcleo de la resistencia rifeña.

El líder rifeño Abd el-Krim organizó una eficaz ofensiva que infligió una catastrófica derrota a las tropas españolas, provocando una desbandada y la pérdida de todo el territorio ocupado, llegando incluso a sitiar Melilla. Este episodio es conocido como el Desastre de Annual (julio-agosto de 1921), con miles de soldados españoles muertos o desaparecidos.

Para frenar el avance marroquí y recuperar el territorio, se enviaron refuerzos urgentes desde la península y se recurrió a la Legión Española, una unidad de choque recién creada por Millán Astray y en la que destacó el entonces comandante Francisco Franco.

Consecuencias del Desastre de Annual

El desastre de Annual tuvo profundas consecuencias:

  • Militares: El Ejército se polarizó aún más entre los africanistas (partidarios de continuar la guerra a toda costa y vengar la derrota) y los junteros o pactistas (contrarios a la costosa aventura marroquí). Se abrió una investigación para depurar responsabilidades, conocida como el Expediente Picasso.
  • Políticas: Se exigieron responsabilidades políticas en el Congreso de los Diputados. El diputado socialista Indalecio Prieto llegó a insinuar la posible implicación o responsabilidad del propio rey Alfonso XIII en las decisiones militares que llevaron al desastre.
  • Sociales: Acrecentó enormemente la impopularidad de la guerra y la oposición al sistema político de la Restauración, generando un clima de inestabilidad y descontento que favoreció el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923, que prometía, entre otras cosas, resolver el problema de Marruecos y acabar con la vieja política.