La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930): Modernización y Autoritarismo en España

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Introducción

El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se hizo con las riendas del poder tras un golpe de Estado aceptado por el rey Alfonso XIII, estableciendo una dictadura militar. La mayoría de las fuerzas sociopolíticas aceptaron el golpe de forma pasiva. Así se inició una dictadura que duraría hasta 1930.

Orígenes de la Dictadura

Los orígenes de la dictadura se encuentran en varios factores. El fundamental fue la crisis de la Restauración, cada vez más evidente en los últimos años de este régimen político, que liquidaron la estabilidad y la concordia político-social. Esta crisis se plasmó en:

  • El fracaso del sistema turnista de partidos de la Restauración, incapaz de solucionar los problemas del país y evolucionar en sentido democratizador.
  • El problema de Marruecos: en 1921 se produjo el Desastre de Annual, que provocó miles de muertos, la destrucción de material militar y una gran conmoción nacional. Creó un clima de malestar en la opinión pública española que acentuó el descontento hacia el sistema y las críticas republicanas y socialistas contra los militares, los políticos y el rey. Así, el ejército, convencido de la imposibilidad de solucionar la crisis que sacudía al país, decidió poner fin al sistema de la Restauración con un golpe de Estado.
  • La generalización de desórdenes públicos y la agudización de conflictos socioeconómicos (Semana Trágica de Barcelona en 1909, crisis de 1917…).
  • La violencia terrorista (atentados anarquistas).

El triunfo del golpe de Estado de Primo de Rivera, que supuso la instauración de la dictadura, hubiera sido impensable sin el apoyo del monarca: Alfonso XIII. El general contó con el soporte de una parte importante del ejército, las burguesías industriales y sectores conservadores (terratenientes, etc.).

Planteamientos político-ideológicos de la Dictadura de Primo de Rivera

El régimen que inauguró Primo de Rivera fue una dictadura, un régimen autoritario. La ideología sustentada por la dictadura era profundamente conservadora y tradicionalista, basada en los ideales de orden, eficacia, disciplina y amor a España: se presentó a sí mismo como “el salvador de la patria”. Sus planteamientos políticos se plasmaron en el Manifiesto al país y al ejército de 1923. Presentó su gobierno como una solución transitoria, pero, animado por el éxito, intentó mantenerse en el poder, creando un sistema político nuevo. Sus planteamientos políticos imitaban al fascismo que Mussolini acababa de establecer en Italia: Estado corporativo, partido único, llamado Unión Patriótica, férrea unidad nacional e hispanoamericanismo, respaldado por el recuerdo glorioso del antiguo imperio español de los siglos XVI-XVII.

Se concedió a sí mismo amplios poderes, figurando entre ellos la facultad de gobernar mediante decretos-ley. Dejó en manos militares el gobierno de las provincias y apartó a los partidos de la vida pública, disolviendo las Cortes. No fue, en verdad, un régimen fascista: Primo de Rivera no accedió al poder con un partido de masas con un credo doctrinal y un programa concreto, sino que estableció una dictadura militar autoritaria.

La actitud represiva del régimen se aprecia en muchos aspectos: acabó con el sistema de turnos de partidos; suprimió la Constitución de 1876; se disolvieron las Cortes; dejaron de actuar los partidos políticos y los sindicatos y se estableció la censura de prensa. La vida política se militarizó. Se luchó contra el anticlericalismo y el separatismo.

El dictador actuó en varios frentes: el movimiento obrero, los nacionalismos y la guerra de Marruecos. Persiguió a la CNT, obligada a pasar a la clandestinidad; por lo que se refiere a los movimientos nacionalistas catalán y vasco, se mostró intransigente. Y respecto a Marruecos, produjo el desembarco hispano-francés de Alhucemas en 1925 y el fin de la guerra colonial en 1927. Se logró la paz en Marruecos.

Planteamientos sociales de la Dictadura de Primo de Rivera

Durante la etapa inicial del periodo, la paz social y desaparecen, casi por completo, los atentados, las huelgas revolucionarias y parte de los conflictos laborales. Los atentados político-sociales, que en 1923 fueron más de ochocientos, se redujeron a su mínima expresión. La voluntad pacificadora de Primo de Rivera es evidente: el número de atentados terroristas disminuyó espectacularmente. La paz social se consiguió a costa de la desaparición de derechos constitucionales como la libertad de expresión y reunión, y la censura de prensa. Se detuvo a líderes de la CNT y comunistas, ordenándose el cierre de sus locales y periódicos; contó con la colaboración del PSOE: su líder, Francisco Largo Caballero, ocupó la Secretaría de Estado de Trabajo.

Mano dura, pues, contra los movimientos obreros y nacionalistas. Se crearon los Comités Paritarios, organismos oficiales con representantes de patronos y obreros a los que se sumaba un delegado gubernamental. Consistían en resolver los conflictos laborales (sueldos, despidos) evitando enfrentamientos sociales y huelgas.

Intelectuales, universitarios, ateneístas y estudiantes en enfrentamiento con la Dictadura darían tono y vitalidad a un país mal avenido con los autoritarismos e imposiciones. Miguel de Unamuno -al que llegó a desterrar en 1924 a Fuerteventura- representa esta postura. Pero Unamuno no fue el único en su oposición al dictador. Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, entre otros, también mostraron su apoyo.

Planteamientos económicos de la Dictadura de Primo de Rivera

La etapa de la Dictadura de Primo de Rivera coincide con una época de expansión económica europea e internacional: los felices años veinte. Siete años de abundancia, cuyos pilares los constituyó la pacificación de África que terminó con la sangría de gastos militares abierta desde 1909. Todos los indicadores reflejan una prosperidad económica y productiva nunca conseguida. La siderurgia experimentó un enorme desarrollo; el acero español sobrepasaba por primera vez 1 millón de toneladas. Hubo un gran desarrollo de la minería y la producción de cementos y papel, se produjo muchísimo energía eléctrica, se construyeron ferrocarriles y se invirtió muchísimo en obras públicas: se construyeron 5.000 km de carreteras y 9.000 caminos vecinales. Se produjo una fuerte penetración de capital extranjero, preferentemente en sectores punta: telefonía, material eléctrico, alimentación, químicas o caucho. Se impulsó la expansión industrial, en una economía fuertemente dirigida en la que el poder estaba vigilado y era potenciada por el Estado. Se produjo una intervención del Estado en todos los ámbitos económicos. El intervencionismo de la Dictadura se orientó a la creación de empresas estatales que aportaran a la Hacienda del Estado los beneficios procedentes de este excelente momento económico. El Estado creó una serie de monopolios que mantenía bajo su dirección, empresas que tenían la exclusividad de servicios en todo el país (Telefónica, Iberia, CAMPSA).

La población activa industrial absorbe el excedente laboral campesino, se desarrollan aglomeraciones industriales que prestan un aspecto oscuro y deprimente, y la filosofía fiscal se dirigió a recaudar recursos para solucionar los problemas generados por el urbanismo. El Estado subvencionó a empresas deficitarias y practicó una política decididamente proteccionista con aranceles a las importaciones, reforzó el proteccionismo arancelario para salvaguardar los productos agrarios e industriales nacionales de la competencia exterior. España tenía los impuestos aduaneros más altos de Europa tras la URSS. La pequeña y mediana empresa disfrutó igualmente de esta fase de bonanza, al constituirse el Estado en el mayor demandante de bienes y servicios.

En 1929 empezaron a notarse los efectos del crack de la Bolsa de Nueva York (octubre) y a devaluar la peseta. Primo de Rivera perdió la confianza de la burguesía. El crack produjo una grave crisis económica a nivel mundial.

Fin de la Dictadura de Primo de Rivera

La euforia económica permitió a Primo de Rivera gobernar sin oposición, pero cuando la peseta se desplomó llegó la muerte del régimen (dificultades financieras, agitación social y huelgas en 1929, falta de apoyo del ejército, más opositores al régimen: republicanos, anarquistas…). El dictador dimitió el 28 de enero de 1930, muriendo después en París, en el exilio. Se formó un gobierno provisional, presidido por el general Berenguer, conocido como “la dictablanda”. El rey pretendía volver al sistema de la Restauración y a la Constitución de 1876 convocando elecciones.

Conclusión

La Dictadura de Primo de Rivera se extiende entre 1923 y 1930. Es una etapa marcada por la paz social, la expansión económica, el final victorioso de la guerra en Marruecos tras las derrotas y frustraciones para España desde inicios de siglo y la represión de los nacionalismos y los movimientos obreros. Sistemas dictatoriales como esta dictadura fueron comunes en la Europa de la época: Italia, Portugal, Grecia, Polonia…

gal, Grecia, Polonia…