La Desamortización en España: Transformación Agraria y Consecuencias Sociopolíticas

La Desamortización en España

De alguna manera, el primer reconocimiento del concepto liberal de la propiedad, mucho más de acuerdo con los ideales liberales… En 1820 se emite otra ley, la supresión de los mayorazgos, solo es una ley desvinculadora. La verdadera gran desamortización agraria se produce a lo largo del reinado de Isabel II, sobre todo a partir de dos grandes leyes coincidentes con gobiernos progresistas. De todas maneras, el proceso será constante durante todo el reinado, aunque siempre tomará más fuerza con los gobiernos progresistas.

Ley Mendizábal (1836)

La primera ley desamortizadora la promueve el ministro Mendizábal en 1836, en el último momento de regencia de María Cristina. Se le llama desamortización eclesiástica porque se produce la incautación de los bienes del clero para sacarlos a subasta pública. A cambio de esto, el Estado se comprometía a mantener al clero y al culto. Está relacionado con los gastos de la guerra carlista y la crisis de la deuda pública, lo que provoca que se subastaran con gran rapidez sin hacerse un buen precio. El proceso dura hasta 1841.

El valor de los bienes vendidos alcanza 3.477 millones, y estaban sobre todo entre Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Valle del Ebro.

Ley Madoz (1855)

En 1855, Madoz promueve la ley de desamortización general, llamada desamortización civil, que aplica a todos los bienes de propiedad colectiva. El proceso fue idéntico al anterior, pero se dan objetos de las desvinculaciones a las tierras concejiles o municipios. Sobre todo por el objetivo de que es lo que queda; la Iglesia ya ha sido desamortizada.

Sin embargo, en esta ocasión el dinero obtenido sí se utilizó en la mejora de infraestructuras del ferrocarril. La desamortización no culminará hasta 1924.

Resultados de la Desamortización

El volumen de la operación fue impresionante: se vendió el 50% de la tierra cultivable. Entre los compradores aparecen muchos aristócratas terratenientes que así completaban y aumentaban su patrimonio. También aparecen muchos clérigos seculares. El grueso de los compradores fue la burguesía, que compra las tierras como una inversión.

Tuvo efectos en el sector agrario, pero desde luego ni fueron generales ni se adaptaron plenamente a los objetivos económicos que se perseguían. Aumentó la superficie cultivable de cereales y patatas, aumentando así la productividad de la agricultura, aunque nada tuvo que ver con la desamortización. La desamortización confirma la tradicional estructura de la propiedad agraria: el minifundio al norte del Duero y el Ebro, y el latifundio al sur del Duero. En mitad del sur, la desamortización permitió una concentración parcelaria en inmensas propiedades constitutivas de los latifundios que conocemos.

Para el campesino fue un drama, no pudieron acceder a la propiedad; perdieron el disfrute de todas las tierras concejiles. Además, los nuevos propietarios, ajenos a la tradición y los compromisos agrarios, liberados de ellos, implantan nuevas condiciones de renta.

Muchos campesinos abandonan la explotación de las tierras y son destinados a un proceso muy grave de proletarización agraria. Surgió una nueva clase de propietario, el señorito, procedente de la burguesía.

Consecuencias Políticas de la Desamortización

La desamortización, como proceso, es un elemento muy importante del proceso de creación del Estado liberal español. Diversos aspectos de la política fueron determinados por el proceso, y a la inversa x , como la deuda pública, la guerra carlista y, sobre todo, las relaciones con la Iglesia.

La legalización y justificación será un arma de ida y vuelta que se tiran en las relaciones Iglesia-Estado. La desamortización tuvo un efecto muy importante en la definición de las bases sociales del régimen, que se van a ver definidas. En una parte, creó una nueva clase social cuya riqueza surgía vinculada a la desamortización liberal: la burguesía terrateniente. En la mitad sur, esta clase se convierte en la base de apoyo al Estado liberal español, desde presupuestos ideológicos muy conservadores, y tan agraristas que chocan con la propia esencia del sistema liberal. Este apoyo ciego se explicita de una manera muy clara en el último cuarto de siglo en el sistema caciquil. La desamortización condenó al campesino a vivir enfrentado al sistema, al que identificaba como el origen de todas sus miserias. Esto provoca que gran parte del campesinado, sobre todo en la mitad sur, se acerque a ideologias revolucionarias muy radicales y, a menudo, muy violentas. La coincidencia de dos grupos extremos en el campo provoca un verdadero polvorín.

Finalmente, todo el proceso se resuelve en una gran privatización que no solo afecta a las tierras, sino a todo el patrimonio inmueble y el patrimonio cultural y artístico que antes poseía la Iglesia.

Objetivos de la Desamortización

Hablamos de un proceso muy largo por el que se desvincularon, expropiaron y, posteriormente, se subastaron la mayor parte de las tierras de propiedad amortizada por instituciones en España.

Esto supone un cambio en la organización jurídica de la propiedad de la tierra y, normalmente, un cambio en la titularidad. Económicamente, también supone el paso de la tierra de ser un bien no negociable a ser negociable y, por tanto, un bien económico.

Fases de la Desamortización

El proceso incluye dos fases:

  1. El proceso legal: hay que hacer una ley nueva. Consiste en el cambio de consideración legal de estos bienes, permitiéndoles su entrada al mercado libre. Esto se hará mediante leyes de desvinculación, que rompen el vínculo entre el bien y la institución propietaria, sobre todo a las tierras nobiliarias. Leyes de expropiaciones que consideraban esos bienes de interés colectivo y, por tanto, su propiedad se exportaba al Estado.
  2. El proceso económico: consiste en la introducción de estos bienes en el mercado libre. En el caso de las desvinculaciones, esta introducción la hicieron sus propietarios tradicionales, si lo vieron favorable. En el caso de los bienes expropiados, su nuevo propietario (el Estado) se encargó de sacarlo al mercado mediante subasta pública, culminando el proceso con una reprivatización de los bienes.

Objetivos Específicos

Hay un objetivo esencial: introducir en el campo, en el medio agrario, las relaciones de producción plenamente capitalistas.

Los objetivos más concretos los podemos dividir en tres apartados:

  1. Económicos: Animar la producción agraria, intentando hacer de la tierra un bien económico atractivo para su productividad. Para ello, se considera vital acercar la propiedad a la explotación, para así asegurar una explotación vital y más adaptada al mercado, asegurando así beneficios.
  2. Sociales: Tienen mucha relación con lo político. Se pretendía limitar el poder de los grupos privilegiados tradicionales, vinculado a la venta de la tierra; y hay un indisimulado interés por limitar el poder de la Iglesia. Hay otro interés difuso por posibilitar el acceso a la propiedad del campesino. Si es más real el interés en crear una nueva clase social de propietarios agrarios dinámica y, por tanto, más atenta a las novedades tecnológicas y del mercado.
  3. Políticos: Hay un interés político en crear una base social vinculada al nuevo régimen liberal, al que se siente agradecida por deberles su riqueza. También sería la desamortización una manifestación del sentido anticlerical. También hubo objetivos políticos puramente coyunturales en relación con la tierra fiscal del Estado; así, la operación se entiende como una rápida fuente de ingresos para el Estado, para darle salida a bonos públicos, para garantía, para los préstamos públicos y para gastos que suponen las guerras carlistas.

Antecedentes de la Desamortización

La desamortización tiene antecedentes durante el gobierno de Godoy en el siglo XVIII; Godoy hace una primera desamortización que intentaba desamortizar tierras de instituciones asistenciales y territorios municipales.

En las Cortes de Cádiz, la supresión de los señoríos supone… x