Contexto Económico y Social en la España del Siglo XVIII
España en el siglo XVIII era una sociedad agraria, donde la principal actividad económica era la agricultura. El 80% de la población vivía y trabajaba en el campo. Existían dos formas fundamentales de propiedad agraria que dividían a España:
- La España del minifundio: Se extendía por Castilla y León, País Vasco, la cornisa cantábrica y Aragón. Desde el punto de vista de la producción, era débil y poco productiva, limitándose a una agricultura de autoconsumo sin generar excedentes para el comercio. El nivel de vida era muy bajo.
- La España del latifundio: Abarcaba Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. La gran propiedad agraria también era poco productiva, generando pocos puestos de trabajo, o solo en fechas puntuales. Aproximadamente el 2% de la población, constituida por la aristocracia y la Iglesia, poseía entre el 70% y el 80% de los latifundios.
También había actividad industrial y comercial, aunque solo movía el 20% de la economía y se encontraba muy localizada, orientada a un mercado reducido: la Corona. Los comerciantes se centraban en la costa debido a que la principal actividad comercial se realizaba con las colonias americanas. Los principales centros comerciales se ubicaban en Cádiz, Málaga, Barcelona y Bilbao. Toda Europa tenía una estructura económica similar a la de España, salvo dos excepciones: Inglaterra y Holanda, donde comenzaba a desarrollarse el mundo moderno con la Revolución Industrial.
El Problema Agrario y la Necesidad de Reforma
El gobierno y los ilustrados coincidían en que la agricultura era el mayor problema de la economía española, provocando una situación de pobreza. Consideraban que el predominio de la propiedad señorial era el principal obstáculo para el desarrollo agrícola, como argumentó Pablo de Olavide en su Informe sobre la ley agraria de 1768. Jovellanos fue el encargado de informar sobre el Expediente de dicha Ley agraria, elaborada por orden del Consejo de Castilla. El documento recoge un buen diagnóstico de los problemas de la agricultura española del siglo XVIII.
El principal punto del problema agrario fue la necesidad de una reforma agraria en España, un tema recurrente a lo largo de todo el siglo XIX. La pobreza de gran parte del campesinado, la necesidad de un reparto más equitativo de la propiedad y el excesivo peso de la nobleza rural fueron las causas de un importante conflicto agrario durante toda la centuria. Además, la falta de una población agraria con recursos suficientes para adquirir productos industriales fue responsable de la debilidad de la industrialización y del escaso desarrollo de una burguesía industrial. Incluso al proclamarse la II República española en 1931, el problema de la tierra seguía sin resolverse. La aprobación de una ley de Reforma Agraria generó un amplio debate y se convirtió en una de las causas de la fuerte oposición de los sectores conservadores al nuevo régimen republicano.
Etapas de las Desamortizaciones
Primera Desamortización (1766-1798): La Desamortización de Godoy
España sufría un gran desequilibrio presupuestario debido a las guerras. La solución para paliarlo fue emitir vales reales, pero la emisión excesiva provocó su depreciación. Para resolver este nuevo problema, se necesitaba reducir el número de vales, liquidándolos con sus intereses, pero no existían fondos suficientes. La única salida era vender bienes. Los primeros decretos legisladores fueron los de septiembre de 1798. Se expropiaron bienes de la Iglesia, bienes de jesuitas expulsados, se vendieron colegios mayores, bienes inmuebles de la aristocracia, bienes de hospitales, casas de reclusión, expósitos, etc. La desamortización afectó a un 15% de tierras eclesiásticas y un 3% de tierras estatales, pero no se realizó por una causa económica, sino para solventar la deuda del Estado.
Segunda Desamortización (1808-1823)
La segunda fase corresponde a la desamortización impulsada durante la Guerra de la Independencia por la administración bonapartista y por los legisladores reunidos en Cádiz, así como a la efímera obra del Trienio Liberal. Se abolieron los señoríos jurisdiccionales, se suprimieron algunos mayorazgos que no se habían suprimido en la primera desamortización, se vendieron tierras y municipios de baldíos, bienes comunales, etc. Afectó a muebles e inmuebles de monasterios, conventos y colegios, y también a bienes de la aristocracia.