Introducción
Durante el siglo XIX, la agricultura española se caracterizó por su atraso debido a la desigual distribución de la tierra, la falta de innovación tecnológica y los bajos rendimientos. Con la llegada del Estado liberal, se inició un proceso de transformación agraria que buscaba cambiar la estructura de la propiedad. En el Antiguo Régimen, la tierra estaba en manos de la nobleza y el clero, quienes no podían venderla debido al mayorazgo y a la consideración de las tierras de la Iglesia como “bienes de manos muertas”.
El liberalismo económico introdujo el concepto de dominio pleno, que requería la eliminación de las trabas que impedían el desarrollo de la propiedad privada. Los gobiernos liberales implementaron medidas para liberar la tierra, como la abolición del régimen señorial y la desvinculación de los mayorazgos. El objetivo no era una reforma agraria que beneficiara al campesinado, sino la liberación del mercado de la tierra.
Antecedentes
La desamortización no era un concepto nuevo en el siglo XIX. En Inglaterra y Francia ya se habían aplicado medidas similares, como la incautación de bienes del clero católico en Inglaterra y la venta de bienes nacionales en Francia durante la Revolución. En España, durante el siglo XVIII, se llevaron a cabo algunas medidas para facilitar el acceso a la tierra, como la desamortización de bienes concejiles y la venta de bienes de los jesuitas.
En el siglo XIX, el proceso desamortizador se desarrolló en varias etapas:
- Medidas desamortizadoras de Godoy y Carlos IV.
- Medidas de las Cortes de Cádiz.
- Medidas durante el Trienio Liberal.
Sin embargo, fueron las medidas de Mendizábal y Madoz las que tuvieron mayor impacto en la historia de España.
Desarrollo
La Desamortización de Mendizábal o Desamortización Eclesiástica
En 1835, Mendizábal, ministro y jefe de gobierno progresista, se enfrentó al desafío de financiar la Guerra Carlista y asegurar la continuidad de Isabel II en el trono. Para ello, recurrió a la desamortización de los bienes eclesiásticos. Mediante diversas disposiciones, se disolvieron las órdenes religiosas y se nacionalizaron y vendieron sus bienes en subasta pública. Posteriormente, se amplió la acción al clero secular, excluyendo los edificios destinados a la beneficencia y la educación.
Se implementó una tímida desamortización civil, subastando los bienes al mejor postor con un plazo de pago de ocho años. Algunos economistas cuestionaron este mecanismo, proponiendo que el Estado mantuviera la propiedad y la cediera a los campesinos. Los objetivos de Mendizábal eran:
- Fortalecer el ejército isabelino.
- Sanear la Hacienda Pública.
- Ampliar el apoyo al liberalismo.
- Crear una clase media agraria.
El proceso continuó hasta 1844, cuando los moderados suspendieron la mayoría de las ventas.
La Desamortización General o Civil de Madoz
Durante el Bienio Progresista (1854-1856), Pascual Madoz impulsó la Ley de Desamortización General, que incluía los bienes eclesiásticos restantes y todos los bienes de propiedad colectiva. Este proceso, que se prolongó hasta 1924, supuso la práctica desaparición de los “bienes de manos muertas” en España.
El procedimiento de venta fue similar al de la desamortización de Mendizábal, y los beneficios se destinaron principalmente a la expansión del ferrocarril. La venta de tierras municipales no solucionó el problema de la deuda pública y perjudicó a los ayuntamientos y a los vecinos más pobres, mientras que la burguesía fue la principal beneficiada.
Consecuencias: Valoración de las Medidas Desamortizadoras y Cambios Agrarios
La desamortización afectó significativamente a la agricultura española. Se estima que se vendió el 50% de la tierra cultivable. Su importancia es un tema debatido, ya que también impactó en otros aspectos de la vida social y económica del país. Es erróneo considerarla únicamente como una reforma agraria fallida, ya que se trató de una serie de medidas recaudatorias con objetivos específicos.
Consecuencias:
A/ En cuanto a la producción agraria:
- Aumento del volumen del producto agrícola.
- Escasas mejoras técnicas y rendimientos mediocres.
- Mejora y especialización de cultivos.
- Crisis finisecular a finales de siglo.
B/ En los aspectos sociales:
- Consolidación de un proletariado agrícola.
- Empeoramiento de las condiciones de vida del pequeño campesinado.
- Beneficio para campesinos ricos, aristocracia y burguesía urbana.
C/ Respecto de la estructura de la propiedad:
- Persistencia del latifundismo en el centro y sur, y del minifundio en el norte.
D/ Pérdida de patrimonio cultural y artístico:
- Venta de cuadros y libros a precios bajos.
- Abandono y transformación de edificios de interés artístico.
E/ Transformación del modelo de ciudad:
- Beneficio para la burguesía en la compra de inmuebles.
- Cambios en el centro de las ciudades: crecimiento en altura, nuevas vías, edificios públicos y ensanches.
En definitiva, la agricultura española se mantuvo estancada a pesar de los cambios, sin poder suministrar mano de obra a la industria ni un mercado suficiente para los productos fabriles. La agricultura se convirtió en un lastre para el desarrollo de otros sectores productivos.