La Crítica de la Razón Pura de Kant: Sensibilidad, Entendimiento y Conocimiento

Texto 4

En este fragmento, Kant explica las funciones de las dos facultades que intervienen en nuestro proceso de conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento. Pone de manifiesto la clara diferencia entre ellas, pero también la necesidad de la actuación de ambas para poder construir conocimiento.

Según Kant, la sensibilidad es la facultad receptiva, mientras que el entendimiento es activo y construye lo que denomina espontaneidad del conocimiento. Por lo tanto, la intuición solo puede ser sensible, al contrario, por ejemplo, de Descartes, que hablaba sobre intuición intelectual. Mientras que el pensamiento de eso que es intuido corresponde únicamente al entendimiento, esto es, ni el entendimiento puede tener intuición de objeto alguno ni la sensibilidad puede pensar acerca de ningún objeto intuido.

A continuación, Kant remarca la importancia de ambas operaciones, tanto la intuición del objeto como el pensamiento de lo intuido, todo esto dentro del proceso de conocimiento. Aclara que es imprescindible que, para que haya conocimiento de los conceptos elaborados por el entendimiento, estos sean sobre un contenido sensible y también que esa materia intuida sea subsumida bajo conceptos. Por lo tanto, solo hay conocimientos si se dan ambas cosas.

Por último, Kant menciona que, aunque las funciones realizadas por la sensibilidad y el entendimiento sean las más imprescindibles, debemos distinguir cuidadosamente entre una y otra. Aclara que llamará estética a la ciencia que trata sobre las reglas de la sensibilidad y lógica a la ciencia que trata sobre las reglas del entendimiento.


Texto 3

En este fragmento, Kant explica que, aunque todo nuestro conocimiento empieza (cronológicamente) con la experiencia, no todo él procede de ella, ya que intervienen en el proceso de conocimiento ciertos elementos a priori que nuestra propia facultad de conocer produce.

En el primer párrafo, Kant explica que todo nuestro conocimiento empieza, cronológicamente, con la experiencia, es decir, que es necesaria la experiencia para que comience el proceso de conocimiento. Ya que sin ella, nuestros sentidos no serían afectados por nada, no producirían representaciones y no tendría nuestro entendimiento materia alguna sobre la que trabajar, esto es, comparar, enlazando o separando estas representaciones.

En el segundo párrafo, a pesar de que todo conocimiento comienza en el tiempo con la experiencia, no todo procede de ella, esto es, que nuestro conocimiento se componga de aquello que percibimos por nuestros sentidos y además de ciertos elementos que no dependan de la experiencia, que produzca nuestra propia facultad de conocer. Por lo que no podríamos distinguir ambos elementos si no fuese tras un análisis detallado de la cuestión.

Kant propondrá investigar si existe un conocimiento de este tipo que sea independiente de la experiencia, al que llamará a priori, distinguiéndolo al final del párrafo de ese conocimiento empírico que denomina a posteriori.


AMBOS

Kant, en la estética trascendental de la Crítica de la Razón Pura, realiza una fundamentación de las matemáticas como ciencia, realizando un análisis de nuestra sensibilidad. Esta es la facultad que nos permite tener sensaciones, percibir, nuestra capacidad de obtener experiencia. Y denomina a la estética trascendental como el conocimiento trascendental de cómo opera nuestra sensibilidad, el análisis que nos permitirá descubrir cómo nuestra sensibilidad tiene elementos que no proceden de la experiencia, pero que se utilizan para aplicarlos a la experiencia. Llegará pues a la conclusión de que nuestra facultad sensible tiene una estructura determinada, ya antes de percibir nada, tiene ya una forma concreta. Esta forma es la del espacio y el tiempo, ya que cuando captamos algo lo captamos de una forma, la del aquí y el ahora, espacial y temporal.

En la analítica trascendental, realiza una fundamentación de la física como ciencia, explicándonos que por medio del entendimiento podemos comprender los objetos que nos vienen dados por la sensibilidad, y por lo tanto que, aunque la sensibilidad y el entendimiento sean estudiados por separado, siempre actúan unidos. Además, el entendimiento es nuestra facultad de juzgar, de elaborar juicios. Los juicios pueden ser de 12 tipos diferentes y cada uno de ellos supone una determinada función intelectual que es lo que llamamos categoría. En resumen, nuestro modo de comprender la realidad funciona de tal modo que solo podemos tener experiencia de ella, si esta aparece organizada bajo las categorías del entendimiento. Por ello, las 12 categorías forman parte de la experiencia, la hacen posible.