La Crisis del Reinado de Carlos IV
El Gobierno de Godoy
Carlos IV apartó del gobierno a los ministros ilustrados y confió el poder a un joven militar, Manuel Godoy. La ejecución del monarca francés Luis XVI impulsó a Carlos IV a declarar la guerra a Francia. La derrota de las tropas españolas fue inapelable y la Paz de Basilea subordinó a España a los intereses franceses. Desde el ascenso al poder de Napoleón, la política española vaciló entre el temor a Francia y el intento de pactar con ella para evitar el enfrentamiento. Las alianzas con Francia derivaron en conflicto con Gran Bretaña. La batalla de Trafalgar constituyó el hito más relevante. El desastre naval acentuó la crisis de la Hacienda real. Godoy recurrió al endeudamiento y al aumento de las contribuciones, planteando reformas como la desamortización de tierras eclesiásticas con el fin de conseguir recursos para el Estado. Esto provocó una amplia oposición de la nobleza y la Iglesia, aumentando su poder. Los impuestos sobre el campesinado provocaron descontento popular, incrementado por epidemias, hambrunas y escasez.
El Motín de Aranjuez
En 1807, con la aquiescencia de Carlos IV, se firmó el Tratado de Fontainebleau con Napoleón, que autorizaba a los ejércitos napoleónicos a entrar en España para atacar a Portugal. Los franceses atravesaron los Pirineos en enero de 1808. Las tropas se situaron en puntos estratégicos desde donde habían de desplegarse por el territorio. El 18 de marzo estalló un motín en Aranjuez. El motín, con participación popular, pero dirigido por la nobleza palaciega y el clero, perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando. Los hechos evidenciaron una crisis profunda en la monarquía española. Carlos IV escribió a Napoleón reclamando su ayuda para recuperar el trono que le había sido arrebatado por su hijo.
La Monarquía de José Bonaparte
Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona, donde abdicaron ambos en la persona de Napoleón Bonaparte. Napoleón nombró a su hermano José rey de España y convocó a Cortes a fin de aprobar una constitución que acabase con el Antiguo Régimen. El nuevo código de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a los cargos públicos. Bonaparte inició una experiencia reformista que pretendía la liquidación del Antiguo Régimen.
La Guerra de la Independencia
La Revuelta Popular y la Formación de Juntas
El 2 de mayo de 1808, el resto de la familia real se preparaba para partir hacia Bayona. Una multitud se congregó ante el palacio para impedir su partida. La revuelta fue duramente reprimida por las tropas al mando del general Murat. Un movimiento de resistencia popular frenó el avance de las tropas invasoras. La población se alzó contra la invasión francesa y surgieron juntas de armamento y defensa. Poco después, la necesidad de coordinación comportó la creación de juntas provinciales que asumieron la soberanía en ausencia del rey, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña. Las juntas enviaron representantes a Aranjuez para formar una Junta Suprema Central. Era una forma de gobierno radicalmente nueva, que culminaba la ruptura con las instituciones de la monarquía. Ante el avance francés, la Junta huyó a Sevilla y de allí a Cádiz.
La Resistencia, Sitios y Guerrillas
La resistencia de ciudades como Zaragoza o Tarragona, sometidas a los sitios de las tropas francesas, inmovilizó parte del ejército francés. Además, la derrota de los invasores en el Bruch, sobre todo en Bailén, tuvo un impacto inmediato, forzando a José I a abandonar Madrid. Los soldados imperiales se replegaron al norte del Ebro. Napoleón se desplazó a España con un ejército de 200.000 hombres. La resistencia a la invasión se realizó mediante una forma espontánea, popular y más eficaz de lucha armada: las guerrillas. En 1812, el curso de la guerra quedó afectado por la campaña que Napoleón inició en Rusia. Las tropas españolas, apoyadas por las guerrillas y por el ejército británico al mando del general Wellington, consiguieron la victoria de Arapiles. Napoleón decidió pactar el fin del conflicto con los españoles y permitir el retorno de Fernando VII (Tratado de Valençay).
Actitudes Sociales, Políticas e Ideológicas
Una minoría de españoles, a los que se conoce como afrancesados, colaboraron con la monarquía de José I. El grueso de la población española formó el frente patriótico. La mayor parte del clero y la nobleza deseaban la vuelta al absolutismo. Los ilustrados creían que se podría emprender un programa de reformas y modernización del país. Los liberales veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio del sistema político. Gran parte de la población afrontó la guerra como un movimiento de defensa y resistencia contra el invasor.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Convocatoria de Cortes
La Junta Suprema Central se había mostrado incapaz de dirigir la guerra y decidió disolverse en enero de 1810. Iniciaron un proceso de convocatoria de Cortes. Mientras se reunían las Cortes, se mantenía una Regencia formada por cinco miembros. Asimismo, se organizó una consulta al país. Las Cortes se abrieron en septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió su primer triunfo al forzar la formación de una cámara única. En su primera sesión aprobaron el principio de soberanía nacional.
La Constitución de 1812
Se promulgó el 19 de marzo de 1812. Se la conoció popularmente como La Pepa. Su tramitación se vio afectada por las diferencias entre absolutistas y liberales por la situación de guerra. La Constitución contiene una declaración de derechos del ciudadano: la libertad de pensamiento y opinión, la igualdad de los españoles ante la ley, el derecho de petición, la libertad civil, el derecho de propiedad y el reconocimiento de todos los derechos legítimos de los individuos que componen la nación española.
La estructura del Estado correspondía a una monarquía limitada basada en la división de poderes.
- Poder Legislativo: Las Cortes unicamerales con amplios poderes: elaboración de leyes y aprobación de los presupuestos y tratados internacionales. El sufragio era universal masculino e indirecto.
- Poder Ejecutivo: El monarca era la cabeza del poder ejecutivo, dirigía el gobierno e intervenía en la elaboración de las leyes a través de la iniciativa y la sanción, poseyendo veto suspensivo durante dos años.
- Poder Judicial: La administración de justicia era competencia exclusiva de los tribunales. Códigos únicos en materia civil, criminal y comercial. Inamovilidad de los jueces. Garantías de los procesos.
Otros artículos de la Constitución planteaban la reforma de los impuestos y la Hacienda, la creación de un ejército nacional y el servicio nacional obligatorio, y la implantación de una enseñanza primaria pública y obligatoria. El territorio se dividía en provincias. Se creaban las milicias nacionales. El texto constitucional plasmaba también la confesionalidad católica del Estado.
La Acción Legislativa de las Cortes
Las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de leyes y decretos destinados a eliminar el Antiguo Régimen: la supresión de los señoríos jurisdiccionales. También se decretó la eliminación de los mayorazgos y la desamortización de las tierras comunales. Se votó la abolición de la Inquisición y la libertad de imprenta. Cabe señalar la libertad de trabajo, la anulación de los gremios y la unificación del mercado. Los legisladores de Cádiz aprovecharon la situación revolucionaria creada por la guerra para elaborar un marco legislativo mucho más avanzado.
El Reinado de Fernando VII
1ª Etapa: Restauración del Absolutismo
Los liberales desconfiaban de la predisposición del monarca para acatar el nuevo orden constitucional. Por ello dispusieron que viajara directamente a Madrid para jurar la Constitución y aceptar el nuevo marco político. Pero los absolutistas (realeza y clero) se organizaron rápidamente para demandar la restauración del absolutismo (Manifiesto de los Persas). Fernando VII, seguro ya de la debilidad del sector liberal, traicionó sus promesas y, mediante el Real Decreto del 4 de mayo de 1814, anuló la Constitución y las leyes de Cádiz, y anunció la vuelta al absolutismo. La monarquía procedió a la restauración de todas las antiguas instituciones del régimen señorial. Era una vuelta al Antiguo Régimen en un contexto internacional determinado por la derrota de Napoleón mediante el Congreso de Viena y la creación de la Santa Alianza. Sus gobiernos fracasaron unos tras otros. Las elevadas pérdidas humanas y materiales (3.000 muertos) arruinaron al campesinado y significaron la paralización del comercio y de la producción manufacturera. La Hacienda real entró en bancarrota debido a que la guerra en las colonias americanas exigió enormes gastos militares. Entre 1808 y 1814 habían cambiado la mentalidad de muchos grupos sociales. El campesinado había dejado de pagar las rentas señoriales. La libertad de fabricación y de mercado había permitido el desarrollo de empresas, y gran parte de la burguesía urbana reclamaba la vuelta al régimen constitucional. El ejército originó un sector liberal. La represión fue la única respuesta de la monarquía a las demandas políticas y sociales.
2ª Etapa: El Trienio Liberal
El 1 de enero de 1820, el coronel Rafael del Riego, al frente de una compañía de soldados en la localidad de Cabezas de San Juan (Sevilla), se sublevó y recorrió Andalucía proclamando la Constitución de 1812. Inmediatamente se formó un nuevo gobierno que proclamó la amnistía y convocó elecciones a Cortes.