La crisis del gobierno de 1808
En 1788 accede al trono Carlos IV, y mantiene a Floridablanca y la política reformista de su padre, Carlos III, pretendiendo continuar con las reformas del Despotismo Ilustrado. Dichas reformas habían sido más teóricas que prácticas, pues los intereses de los estamentos privilegiados siempre marcaron el límite a las reformas. Por ello, cuando en 1789 se produce la revolución francesa, que pone en marcha las reformas que llevarán al régimen liberal, es decir, las ideas de la ilustración hasta sus últimas consecuencias, Floridablanca quedó desconcertado: Cierra fronteras. Paraliza las reformas. Prohíbe hablar de los hechos: prensa, cartas, libros… A pesar de todo, fracasa Floridablanca en evitar la difusión de ideas y fue incapaz de establecer relaciones con la Francia revolucionaria: en febrero de 1792 es destituido.
El Conde de Aranda le sustituye
Le sustituyó Godoy, en buena medida por su relación con la reina. Pero Luis XVI es guillotinado (época del Terror en Francia) y España (y otras potencias) entra en guerra con Francia. Ante el poco éxito militar de la gran coalición antifrancesa, (las tropas francesas llegan hasta Miranda y Gerona), Godoy decide recuperar la alianza con Francia, tradicional en el siglo XVIII y muy importante para contrarrestar la influencia británica en América: en 1795 firmó la Paz de Basilea: Godoy se proclama “Príncipe de la Paz”
Posteriormente, España se liga a los intereses de Francia por el Tratado de San Ildefonso contra Inglaterra. En este acuerdo preliminar, el gobierno español proponía el reconocimiento de la República francesa a cambio de mantener los límites territoriales españoles, ya que Francia quería anexionarse Guipúzcoa, ocupada por sus tropas. Además, España pretendía también el restablecimiento del culto católico en Francia, la liberación de los hijos de Luis XVI, así como el establecimiento de una alianza contra Inglaterra.
La guerra de la Independencia: 1808-1813
Comienza en 1808 cuando se tiene noticia de las “Abdicaciones de Bayona”. Se produce una insurrección en Madrid (Daoiz y Velarde y el teniente Ruiz) el 2 de mayo de 1808 a la que sigue una fuerte represión que se conoce como “los fusilamientos del 3 de mayo”. Las masas populares se niegan a aceptar la situación, fieles a la monarquía y a la tradición. En este aspecto el papel de la Iglesia será fundamental, ya que se siente amenazada por las reformas que pudieran llevar a cabo los franceses, a imitación de las puestas en práctica en Francia.
En todas las provincias y ciudades se formaron Juntas de Defensa (órganos de gobierno militar) que declaran la guerra a Francia en defensa de Fernando VII. Especialmente eficaz es la que se forma en Aranjuez que se convierte en Junta Central con poder político y militar que presidida por Floridablanca declara la guerra a Francia contando con la ayuda de Inglaterra.
Supone la toma de contacto para España de su entidad nacional y de la soberanía nacional. Se trata de una guerra de liberación nacional contra los franceses en defensa de la monarquía española y de la religión católica. La forma de lucha es la “guerrilla” destacando figuras como Espoz y Mina, Juan Martín Díaz “El Empecinado” y el cura Merino, y los “asedios o sitios” destacando ciudades como Zaragoza con Agustina de Aragón y Gerona al mando de Álvarez de Castro.
En el proceso de la Guerra de la Independencia Española se pueden distinguir tres fases:
1a Fase (entre 1808 y 1809): Fracasa el intento de ocupación a consecuencia de los levantamientos populares (Zaragoza y Madrid). Destaca la Batalla de Bailén donde las fuerzas francesas dirigidas por le general Dupont sufrieron una estrepitosa derrota frente a las tropas del general Castaños lo que anima a los ingleses a mandar a Wellington que desembarca en Lisboa obligando a los franceses a replegarse hacia el norte lo que abre camino a las tropas españolas para recuperar Madrid.
2a fase (entre 1809 y 1812): Estas circunstancias provocan la reacción francesa: llega Napoleón con nuevas tropas (hasta 1813): el ejército español ante la inferioridad militar manifiesta, no ofrece resistencia, lo que provoca el dominio francés del territorio (excepto Cádiz). Las zonas rurales se mantienen en manos de la guerrilla.
3a Fase (1812 – 1813): Esta situación, mas el acoso de las tropas británicas de Wellington, provocan el final de la guerra en 1813: bastó la retirada de algunas tropas para el frente ruso, para que José I tuviese que abandonar Madrid.
Victorias españolas e inglesas en la batalla de Arapiles, en la de Vitoria y en la de San Marcial. En 1813 se firma con Francia el Tratado de Valençay por el que se reconoce como Rey de España a Fernando VII.