La crisis del antiguo régimen (2)

2.4 El desarrollo del conflicto

La guerra de la Independencia se caracterizó por la resistencia popular, la guerrilla.

Después del Dos de mayo, las Juntas Supremas reorganizaron el ejército regular y movilizaron

milicias provinciales y el sometent catalán. La guerrilla surgió ante la ineficacia del ejército

regular español.

La acción de lucha de la guerrilla se basaba en su conocimiento del terreno y el apoyo de la

población civil. Se desgastó al enemigo mediante el sabotaje, las emboscadas o el espionaje, lo

que contribuyó a la derrota final francesa.

Las fases de la guerra

Portugal y Reino Unido se vieron implicados como aliados de España, ya que también se

luchaba por acabar con la hegemonía francesa en Europa.

Se dieron tres fases:

De junio a noviembre de 1808, se dieron los primeros éxitos de la resistencia, como la victoria

del sometent en el Bruc cortando el avance francés hacia Aragón, mientras también caían los

franceses en Bailén obligandolos a replegarse al norte del Ebro y a José Bonaparte a abandonar

Madrid.

De noviembre de 1808 a junio de 1812, Napoleón lanzó una gran ofensiva buscando dominar

las principales ciudades y vías de comunicación, intensificándose en esta etapa la guerra de

guerrillas. Napoleón marchó al frente ruso reduciendo el número de tropas en la Península.

De junio de 1812 a diciembre de 1813, se llevó a cabo la ofensiva aliada, al mando del

británico duque de Wellington, que significó la expulsión de los franceses y de José I.

Napoleón devolvió el trono a Fernando VII mediante el tratado de Valençay en el 1813. La

guerra terminó con numerosas bajas, el exilio de los afrancesados, el expolio artístico, el freno de

la industria y una grave crisis rural.

3. Las Cortes de Cádiz: una revolución liberal

La Junta, refugiada en Cádiz, se disolvió. En su lugar se consiguió nombrar una Junta de

Regencia provisionalmente, que, finalmente, reunió a las Cortes de Cádiz.

Los representantes fueron elegidos por cada junta provincial. Situación que favoreció la

concentración de liberales, que lograron imponer sus principios constituyendo las Cortes en

Asamblea Nacional Constituyente, asumiendo la soberanía nacional.

Esta Asamblea elaboró la constitución de 1812 y propuso todo tipo de reformas con la pretensión

de convertir España en una monarquía parlamentaria.

3.1 Las tendencias políticas

– Los liberales eran intelectuales y burgueses que luchaban por acceder a la vida política.

Revindicaban la soberanía nacional y una Constitución que legitimara la división de poderes. La

guerra de la Independecia presentaba la oportunidad de instaurar un régimen liberal.

– Los ilustrados eran intelectuales formados por las ideas reformistas de finales del s. XVIII.

Pretendían reformas moderadas pero sin cambiar el sistema absolutista.

– Los absolutistas, miembros del clero, la nobleza y la burguesía terrateniente, defendían el

sistema del Antiguo Régimen, pero fueron minoría en Cádiz.

3.2 El proyecto liberal. La Constitución de 1812

Las Cortes intentaron llevar a cabo reformas y se aprobaron algunos decretos de carácter liberal,

pero, sin duda, su obra más importante fue la Constitución.

Fue promulgada el 19 de marzo de 1812, y establecía los siguientes principios:

– Se basana en la soberanía nacional, aunque el sufragio era indirecto y censitario, así como en

la división de poderes.

– Reconocía la igualdad de todos los ciudadanos, garantizando sus libertades a excepción de la

de culto, manteniéndose el catolicismo como religión oficial.

– Proponía un sistema basado en una monarquía parlamentaria, considerando a Fernando VII

como monarca legítimo.

También se pretendieron aplicar reformas sociales y económicas, siendo las más significativas

la libertad de prensa y la abolición de la Inquisición. También se intentó aplicar el liberalismo

económico, con lo que se suprimieron aduanas interiores, gremios y señoríos feudales,

facilitando el crecimiento comercial y agrícola; aparte de llevarse a cabo una moderada

desamortización eclesiástica.

La composición de las Cortes no reflejaba fielmente la sociedad española, además, la nobleza y

el clero aún contaban con gran influencia.

Por lo tanto, Fernando VII no tuvo grandes problemas para restaurar el absolutismo en 1814.

Aunque la Constitución de 1812 se convirtió en un modelo para los liberales e influyó en los

movimientos de liberación de Italia y las Indias.

4. Hacia el fin del Antiguo Régimen: el reinado de Fernando VII (1814 – 1833)

Con la firma del Tratado de Valençay (1813), los franceses abandonaron la Península y Fernando

VII recuperó el trono a cambio de romper la alianza con los británicos.

Fernando VII restauró el absolutismo, y tras la derrota de Napoleón; Austria, Rusia, Prusia y la

propia Francia formaron la Santa Alianza, con el fin de restaurar el absolutismo en Europa, con

lo que Fernando VII contó con gran apoyo.

4.1 La Restauración absolutista (1811 – 1820)

El nuevo monarca entró en España el 22 de marzo de 1814 con un gran apoyo popular. A pesar

de la Constitución de 1812, no se había llegado a afianzar el liberalismo entre la población.

Gracias a este apoyo y al de los sectores conservadores, como refleja el Manifiesto de los

Persas, y dado el limitado poder de las Cortes, el rey disolvió éstas, abolió la Constitución e inició

una represión política.

Esta situación no ayudó al país a recuperarse de la grave crisis que había provocado la guerra;

las reformas fracasaron por la reducción de las rentas al devolver las tierras desamortizadas y

por la recuperación de privilegios de nobleza y clero, a lo que se sumaron los gastos que conllevó

la independencia de las colonias americanas.

Esta inestabilidad favoreció los pronunciamientos liberales protoganizados por militares.

Así pues, con la vuelta al viejo sistema sólo se consiguió empeorar la situación del país y frenar

su desarrollo.