La Crisis del 29: De la Prosperidad a la Gran Depresión

1. Los problemas económicos de la posguerra

1.1 Los efectos inmediatos de la guerra

La Gran Guerra tuvo efectos muy negativos sobre la economía mundial. En primer lugar, debilitó a los contendientes europeos, afectando negativamente a la población y a la producción, y provocando la ruptura de la cooperación internacional entre los propios aliados. En muchos estados, los precios de los productos de primera necesidad habían aumentado hasta multiplicarse por tres. Además, los países aliados estaban muy endeudados con Estados Unidos, debido a los préstamos contraídos durante el conflicto.

En segundo lugar, los tratados de paz firmados tras el fin de las hostilidades, en especial el Tratado de Versalles, generaron grandes desacuerdos económicos entre países, desestabilizaron el sistema monetario internacional y redujeron la confianza de los inversores. Alemania fue considerada responsable del conflicto y se le exigió el pago de elevadas sumas de dinero (reparaciones de guerra). Estados Unidos se oponía a estas reparaciones argumentando que Alemania no tenía capacidad económica para hacer frente al pago de unas cantidades tan elevadas, pero exigía la satisfacción de las deudas interaliadas.

Los problemas económicos fueron especialmente graves en Alemania, donde el esfuerzo por recaudar las cantidades fijadas en Versalles comportó la quiebra de su sistema monetario y una inflación sin precedentes que arruinó a todos aquellos que tenían ingresos fijos. Todo ello desestabilizó aún más la economía de Alemania y estimuló el apoyo a un nacionalismo radical.

2. Los felices años 20

2.1 La prosperidad

El papel de Estados Unidos como proveedor de mercancías y de capital aceleró el crecimiento de su producción industrial, que estuvo acompañado por un profundo cambio en la estructura de su economía. Tras la guerra, el aumento de sus exportaciones permitió la penetración de Estados Unidos en la mayoría de los mercados.

Un gran crecimiento económico

Como consecuencia de una innovación tecnológica, de cambios en la organización del trabajo, del incremento del uso de la electricidad y el petróleo, del desarrollo de la industria de bienes de consumo (electrodomésticos, teléfonos…) y de procesos de concentración empresarial para rebajar los precios, se produjo un gran aumento de la productividad, lo que permitió rebajar los costes de producción y se generó un aumento de la demanda y un crecimiento de la oferta. Este periodo de prosperidad se desarrolló entre 1922 y 1929.

La revolución de los consumidores

Este periodo también conoció un gran cambio en los sistemas de compraventa: se impulsaron los grandes almacenes y la compra a plazos. La publicidad y el marketing tuvieron un papel relevante en la economía norteamericana. Todo esto comportó una verdadera revolución de los consumidores, que dio lugar a una sociedad de consumo. El consumo comenzó a crecer en una proporción superior al aumento de los ingresos, lo que provocó un gran endeudamiento de las familias.

La desigual distribución de la renta

Los beneficios de las empresas y los dividendos de sus accionistas crecieron a un ritmo muy elevado, pero el aumento de los salarios fue mucho menor. La mejora de la capacidad adquisitiva de los trabajadores no fue suficiente para absorber el aumento de la producción resultado de la fabricación masiva en serie. Así, en pocos años, el fenómeno de la sobreproducción empezó a ser un problema para la economía estadounidense. La agricultura fue el sector más perjudicado por la prosperidad de la década de 1920. Los productores agrarios, que se habían endeudado durante los años de la guerra para aumentar la producción…

2.2 La fiebre bursátil

A partir de 1925 aumentaron las inversiones bursátiles debido a la buena situación de las empresas, pero el alza de las cotizaciones dio lugar a una burbuja especulativa: el aumento del valor de las acciones se producía principalmente por el convencimiento de los inversores de que cuanto antes compraran mayor sería la ganancia que obtendrían, resultado de la diferencia entre el precio de compra y el de venta (plusvalía bursátil).

3. La Gran Depresión

3.1 Las causas de la Gran Depresión

En primer lugar, hay que señalar la sobreproducción industrial, cuyas primeras muestras eran ya evidentes antes del hundimiento de la bolsa. Así, diversos indicadores de la actividad industrial muestran que el ritmo de crecimiento estaba desacelerándose en Estados Unidos con anterioridad a 1929.

En segundo lugar, la crisis de liquidez, como consecuencia del crack de la Bolsa, favoreció la expansión de la crisis. La caída de las acciones generó una cadena de impagos y provocó el cierre de muchas industrias y entidades bancarias. A su vez, el deseo de vender a cualquier precio los bienes ya producidos aceleró el descenso de los precios (deflación).

En tercer lugar, la caída del consumo provocada por el paro y el convencimiento de que la situación económica iba a empeorar agravó todavía más la situación. Varias causas influyeron en este descenso del consumo: por un lado, la disminución de la capacidad adquisitiva de aquellos que habían invertido en bolsa y se vieron afectados por la crisis de liquidez; por otro, el temor a ser despedido del trabajo ante el cambio de coyuntura. Pero además hubo otros factores importantes, como la caída de los precios agrarios o el endeudamiento provocado por la adquisición en años anteriores de bienes de consumo duradero.

La crisis bancaria e industrial

El hundimiento bursátil hizo que los deudores no pudieran devolver sus préstamos. El miedo a la quiebra de los bancos asustó a la población, que acudió masivamente a retirar los efectivos de sus cuentas, pero los bancos no pudieron responder a los depósitos bancarios. Todo ello desató la crisis bancaria: más de 400 bancos quebraron y desaparecieron, y la ruina de millones de familias. El subconsumo y la caída de las inversiones indujeron la crisis industrial. La caída de la actividad industrial supuso un gran aumento del desempleo. El desempleo agravó aún más la contracción de la demanda: millones de parados sin ingresos dejaron de consumir, mientras gran parte de los que conservaban el empleo temían perderlo, por lo que redujeron también su consumo.

4. La expansión mundial de la crisis

4.1 Los mecanismos de expansión de la crisis

Los mecanismos de expansión de la crisis fueron varios: en primer lugar, el descenso de los precios de los productos norteamericanos puso en serias dificultades a las empresas del resto del mundo, que no podían competir con ellos; en segundo lugar, el retroceso de la demanda estadounidense redujo drásticamente sus importaciones; y, finalmente, los problemas de la banca americana comportaron un drástico descenso de sus préstamos e inversiones en Europa.

La crisis bancaria fue el primer síntoma de la recesión mundial. La situación empeoró en mayo de 1931 con la quiebra del Creditanstalt, principal banco de Austria. La crisis fue especialmente profunda en Alemania, que ya vivía una situación crítica desde el final de la Gran Guerra. En el Reino Unido, la recesión no fue tan grave, pero la imposibilidad de mantener la libra como moneda de referencia ante el mayor atractivo del dólar hizo quebrar el sistema monetario internacional. De esta forma, se entró en una sucesión de devaluaciones monetarias y de grandes fluctuaciones en su cotización. Francia fue un ejemplo de los países denominados del bloque oro, que conservaron sus tipos de cambio fijos respecto a ese metal.

5. Los caminos de la recuperación económica

5.1 La propuesta keynesiana

John Maynard Keynes fue un economista británico que criticó las medidas anticrisis del liberalismo clásico, porque habían resultado un fracaso. Keynes argumentó que el principal problema de la economía era la falta de demanda, para lo que propuso la intervención del Estado en la economía y el incremento del gasto público. El gasto del Estado generaría déficit público, pero eso no constituiría un problema porque si el Estado gastaba, aumentaba la demanda no solo por el importe de los gastos efectuados, sino también porque ese gasto inicial, transformado en salarios y bienes, creaba nueva demanda sobre otros sectores (multiplicador keynesiano). Así, al ampliarse la producción total, el Estado podría incrementar los ingresos por impuestos y reducir el déficit público inicial.

5.2 El New Deal de Roosevelt

El intento de recuperación asociado habitualmente a las teorías de Keynes es el denominado New Deal, un plan económico para superar la crisis y paliar sus efectos sociales puesto en práctica por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt tras su victoria electoral en el año 1932. Las medidas más importantes del New Deal no implicaron un gran incremento del gasto público, sino que trataron de luchar contra el descenso de los precios, creando organismos para regular la producción y los precios. A partir de la Ley de Ajuste Agrario se creó la Agricultural Adjustment Administration. La Ley Nacional de Recuperación Industrial creó dos organismos oficiales: la National Recovery Administration para fomentar los acuerdos de precios entre empresas y evitar su reducción, y la Public Works Administration para promover grandes proyectos de infraestructuras que redujesen el desempleo y aumentasen la demanda. Dentro de este proyecto surgió la Tennessee Valley Authority, que construyó grandes presas hidroeléctricas en una de las zonas más deprimidas de Estados Unidos. Con el objetivo de impedir una crisis especulativa y bancaria, Roosevelt estableció un rígido control estatal sobre los bancos para asegurar su solidez financiera. Finalmente, y para favorecer las exportaciones, se impulsó una política monetarista.