La crisis de la postguerra:
El periodo de entreguerras abarca los 20 años que van desde 1919 hasta 1939. Aunque inicialmente la democracia pareció triunfar en muchos países de Europa, los sistemas políticos que se establecieron fueron diversos. En Francia y Reino Unido mantuvieron democracia, en Polonia, España y Grecia se establecieron dictaduras, y en Italia y Alemania esas dictaduras tuvieron carácter ideológico.
La economía de entreguerras:
Tras la Primera Guerra Mundial, los estados europeos participantes se encontraron con una economía hundida. En Francia, las pérdidas humanas habían alcanzado el millón y medio. El Reino Unido sufrió pérdidas no tan cuantiosas. Alemania tuvo que reconstruir su economía y hacer frente a las reparaciones de guerra. Italia era uno de los países vencedores de la guerra, pero sus aspiraciones quedaron defraudadas con los acuerdos de Versalles.
Una economía interdependiente:
La guerra se pagó con créditos. El déficit y el endeudamiento de Francia y Reino Unido fueron enormes y nunca llegaron a devolverse totalmente. Sin recursos propios, el único modo de pagar dichos préstamos era las reparaciones de guerra impuestas a Alemania. El problema esencial era que Alemania carecía de recursos con los que pagar.
La inestabilidad monetaria:
En 1918, solo el dólar podía cambiarse en oro. El Reino Unido perdió su superioridad financiera y comercial. Durante la guerra, no pudo abastecerse a sus antiguos mercados. Estos, al quedarse sin suministros, comenzaron a fabricarlos o a comprarlos a los estadounidenses.
Lentitud de recuperación europea:
Europa se recuperaba de la guerra. La economía de guerra había de transformarse para satisfacer las demandas del mercado. Los franceses, en 1923, ocuparon la cuenca del Ruhr alemana como respuesta al impago. Francia comprendió que esa no era la solución. En 1924, se firmó el Plan Dawes, que pretendía revisar y disminuir los pagos que Alemania debía realizar, ayudarla con créditos e inversiones.