Las causas de la Guerra se producen dentro de la crisis del Antiguo Régimen, así el reinado de Carlos IV (1788-1808) comenzó condicionado por la Revolución francesa (1789). La actitud indecisa de Floridablanca y la ineficacia del conde de Aranda (ministros heredados de Carlos III), auparon al poder a Godoy (1792. La anulación de los Pactos de Familia, tras la ejecución de Luis XVI obligó a declarar la guerra a la Francia. Pero tras el desastre en la guerra contra Francia, se volvíó a una política de alianzas Franco-española poco favorable para España. La nueva alianza involucraría a España en conflictos (Guerra de las Naranjas) y dolorosas derrotas (Trafalgar-1805).
En 1807 Godoy firma el Tratado de Fontainebleau (1807), autorizando el paso del ejército francés a Portugal. Napoleón propone el cambio de frontera Franco-española al Ebro, Godoy ve las intenciones e intenta trasladar a la familia real a Andalucía y quizás después a América; ello provocó el Motín de Aranjuez (19-3-1808) protagonizado por simpatizantes del príncipe Fernando, con él cae Godoy y Carlos IV abdica en su hijo Fernando. Napoleón aprovecha la situación atrayendo a la familia real a Bayona, teniendo lugar las Abdicaciones de Bayona: Fernando renunció al trono en favor de su padre y este en Napoleón, que a su vez lo entregaría a su hermano José Bonaparte (José I), que hizo publicar el Estatuto de Bayona (Julio
1808). En Madrid se produjeron constantes incidentes, que desembocaron en el levantamiento del 2 de Mayo de 1808. En él, el pueblo junto a oficiales del cuartel de Monteleón se sublevaron contra los franceses. Los soldados de Napoleón respondieron fusilando a numerosos madrileños el 3 de Mayo. El levantamiento de Madrid se extendíó por todo el territorio y desembocó en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Con los levantamientos y abdicaciones se produjo un vacío de poder. En las zonas no ocupadas, se establecíó un nuevo poder: Juntas locales y provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, constituida en Aranjuez (Septiembre-1808) y presidida por Floridablanca, asumía la soberanía nacional y dirigía la marcha de la guerra.
Los bandos de la guerra enfrentaron a la España de José I (territorios ocupados y afrancesados), contra la España de la insurrección popular y la resistencia (liberales y absolutistas, contra el invasor en nombre de Fernando VII). Tuvo un carácter de liberación, no fue una guerra política, sino nacional, no solo el ejército, todo el pueblo participó.
La guerra se desarrolló en tres fases:
– Primera fase: Ocupación de las tropas francesas de los lugares estratégicos
(Mayo-Octubre 1808). Ciudades, como Zaragoza y Gerona se sublevaron y fueron aisladas. El ejército francés dirigido por el general Dupont, encargado de dominar Andalucía, fue derrotado en Bailén por el general Castaños (Julio 1808); obligándoles a retroceder hasta el Ebro, y José I abandonó Madrid y se trasladó a Vitoria-Gasteiz.
– Segunda fase: Predominio francés (Octubre 1808-Julio 1812). Napoleón entra en España con 250.000 soldados, restablece en el trono a José I. La Junta Central Suprema se traslada a Sevilla y posteriormente a Cádiz. Se rompe la línea de resistencia española establecida en el Ebro, con derrotas españolas como en Uclés y rendición de Zaragoza y Gerona (1809). Ocupan toda Andalucía, siendo clave la victoria en Ocaña, excepción de Cádiz. Los franceses ocuparon oficialmente toda España, aunque en realidad solo dominaron las ciudades y grandes rutas, el campo se hallaba en manos guerrilleras. Los guerrilleros eran civiles armados que formaban pequeños grupos y que conocían el territorio, hostigaban a los franceses, y recibían la ayuda de la población. Destacaron algunos como el cura Merino, Espoz y Mina, y Juan Díaz “El Empecinado”
– Tercera fase: ofensiva hispano-inglesa (Julio 1812-1814). Con la retirada de las tropas francesas, necesarias en el frente ruso, la Junta Suprema Central firmó con Inglaterra una alianza contra Napoleón. El ejército hispano-inglés al mando de Wellington, derrotó a los franceses en Arapiles (Julio 1812). A partir de aquí se invirtió la guerra: 1813 derrota francesa en Vitoria y San Marcial, Pamplona se rindió en Octubre y a principios de 1814 evacuaron las últimas plazas en Cataluña.
Con la firma del Tratado de Valençay (Diciembre 1813), Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España. Durante la guerra se vivíó una revolución política, José I impuso el Estatuto Real de Bayona implantando un régimen autoritario parcialmente reformista que establecía unas Cortes y reconocía algunos derechos individuales. Aprobó medidas: supresión de Secretarías y Consejos por ministros, abolición de la jurisdicción señorial y disolución de la Inquisición. Pero la mayoría lo rechazó y formó sus órganos de gobierno: Juntas locales, provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, que dio paso a un Consejo de Regencia, y en Septiembre de 1810 entregó la autoridad a las Cortes de Cádiz, como Asamblea Nacional Constituyente