Kant: Razón Pura, Ética y los Postulados de la Moralidad

En la Crítica de la Razón Pura, Kant realizó un notable esfuerzo por explicar cómo es posible el conocimiento de los hechos (éste es posible por dos elementos: las impresiones sensibles procedentes del exterior y ciertas estructuras *a priori*, y las categorías o conceptos puros) y hasta dónde es posible el conocimiento de objetos (solamente tiene lugar en la aplicación de las categorías a los fenómenos; las doctrinas metafísicas, al aplicar las categorías más allá de los fenómenos, no proporcionan conocimiento objetivo). Pero el hombre necesita también conocer cómo ha de obrar, cómo ha de ser su conducta: la razón posee también una función moral, en correspondencia con la segunda de las preguntas ¿qué debo hacer? Esta doble vertiente de la razón puede expresarse por medio de la distinción entre razón teórica y razón práctica. En el hombre no hay dos razones, sino que la razón posee dos funciones diferenciadas: la razón teórica se ocupa de conocer cómo son las cosas, y la razón práctica, se ocupa de cómo debe ser la conducta humana, y no le interesa cuáles son los motivos que determinan empírica y psicológicamente a los hombres (deseos, sentimientos, egoísmo, etc.) sino cuáles deben ser los principios que han de determinarle a obrar racional y moralmente. La ciencia (la razón teórica) se ocupa del ser, mientras que la moral (la razón práctica) se ocupa del deber ser.

Las condiciones de posibilidad de la ciencia y la metafísica

En la Crítica de la razón pura, Kant contesta a la primera de las grandes preguntas que propone su filosofía: ¿qué puedo conocer?. En esta obra Kant analiza las condiciones de posibilidad de la ciencia, lo que le lleva a establecer los límites del conocimiento científico. Así, partiendo del “hecho” de la razón pura (la física newtoniana), Kant analiza cómo son los juicios de la ciencia. Estos juicios son sintéticos y *a priori* (dado que ofrecen más información de la que se sigue del mero análisis de sus términos -no son analíticos sino sintéticos-, pero al mismo tiempo son universales y necesarios).

Tipos de Juicios

Existen varios tipos de juicios:

  • Juicios analíticos: son aquellos juicios en los cuales el predicado está contenido, implícitamente, al menos en el concepto del sujeto, “son juicios explicativos”.
  • Juicios sintéticos: aquellos juicios que afirman o niegan un predicado que no está contenido en el concepto del sujeto, “son juicios ampliativos”, intentan ampliar nuestro conocimiento de la realidad.
  • Juicios sintéticos *a posteriori*: por ejemplo:” todos los miembros de la tribu X son bajos “. Esta proposición es sintética puesto que no podemos obtener la idea de bajura por mero análisis de concepto de pertenencia a la tribu X.
  • Juicios sintéticos *a priori*:” todo lo que existe tiene una causa”. Proposición que necesita de la experiencia: a través de ella adquirimos las ideas de cosas que ocurren, pero la conexión entre predicado y sujeto esta dada *a priori*. Son proposiciones que amplían nuestro conocimiento de la realidad, pero son al mismo tiempo *a priori*, estrictamente universales y necesarias.

Por último, dentro de la lógica transcendental Kant afirma en la dialéctica trascendental que no son posibles los juicios sintéticos *a priori* en la metafísica, por lo que ésta no es una ciencia. Así para Kant cabe un conocimiento científico del fenómeno dado que en él se conjugan elementos materiales (conocimiento sensible), pero también formales (*a priori*, aportadas por el sujeto cognoscente: espacio y tiempo en matemáticas y categorías en física). Sin embargo, no cabe un conocimiento científico de la metafísica, ya que no puede existir conocimiento científico si no hay fenómeno; esto es precisamente lo que lleva a Kant a la conclusión de que no cabe una metafísica como ciencia: en yo, el mundo en su totalidad y Dios no existe elemento material (no hay conocimiento sensible de ellos), y por tanto, no son fenómenos.

Ética Material vs. Ética Formal

Son materiales aquellas éticas según las cuales la bondad o maldad de una conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para el hombre: los actos serán buenos cuando nos acerquen a la consecución de tal bien supremo, y malos, reprobables, cuando nos alejen de él. Una ética material es una ética que tiene contenido, en un doble sentido: a) En cuanto que establece un bien supremo (por ejemplo, el placer es el contenido de la ética epicúrea), y b) en cuanto que dice lo que ha de hacerse para conseguirlo, sus preceptos establecen ciertas conductas concretas a realizar (“no comas en exceso”, “aléjate de la política”, son preceptos epicúreos que determinan lo que ha de hacerse). Kant rechazó las éticas materiales porque a su juicio presentan las siguientes deficiencias:

  1. Son empíricas, *a posteriori*, es decir, su contenido está extraído de la experiencia. A Kant le preocupa que su ética sea empírica, *a posteriori* porque pretende formular una ética cuyos imperativos sean universales.
  2. Los preceptos de las éticas materiales son hipotéticos o condicionales: no valen absolutamente, sólo de un modo condicional, como medios para conseguir un cierto fin.
  3. Las éticas materiales son heterónomas: “Heterónomo” es lo contrario de “autónomo” y si la autonomía consiste en que el sujeto se dé a sí mismo la ley, en que el sujeto se determine a sí mismo a obrar, la heteronomía consiste en recibir la ley desde fuera de la propia razón.

Una ética formal es una ética vacía de contenido:

  1. No establece ningún bien o fin que haya de ser perseguido.
  2. No nos dice lo que hemos de hacer sino cómo debemos de actuar, la forma en que debemos obrar: un hombre actúa moralmente cuando actúa por deber.

El deber, según Kant, es “la necesidad de una acción por respeto a la ley” (Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres), es decir, el sometimiento a una ley, no por la utilidad o satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la misma. Kant distingue tres tipos de acciones: acciones contrarias al deber, acciones conformes a deber y acciones por deber; solamente estas últimas poseen valor moral. Si, por el contrario, se actúa por deber, por considerar que ese es su deber, la acción no es un medio para conseguir un fin o un propósito, sino que es un fin en sí misma, algo que debe hacerse por sí. El valor de una acción no radica pues en algún fin o propósito a conseguir, sino en la máxima, en el móvil que determina su realización, cuando este móvil es el deber:”Una acción hecha por deber tiene valor moral.

El Imperativo Categórico

La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo categórico: “obra sólo según la máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”.

Segunda Formulación del Imperativo Categórico

La autonomía moral de la razón kantiana auto legisladora aparece, así como una moral universal contrapuesta a la heteronomía moral del imperativo hipotético y, por tanto, relativo. La ley moral sólo puede tener carácter de imperativo categórico, ya que sólo los mandatos de este tipo afectan y obligan a todos los hombres: sólo mediante el imperativo categórico se puede establecer una ética universal; por el contrario, los imperativos hipotéticos sólo poseen un valor subjetivo y condicionado. Y por su carácter de imperativo categórico, la ley moral sólo puede provenir de la razón.

Tipos de Imperativos Categóricos

Existen diferentes imperativos categóricos:

  1. Imperativo hipotético problemático (imperativo de habilidad):” si quieres aprender francés tienes que aprender”. Es hipotético porque ordena ciertas acciones como medios para un fin.
  2. Imperativo hipotético asertórico (imperativo de sagacidad):” desea ser una felicidad por una necesidad de la naturaleza, por tanto, debes realizar estas acciones “. Es hipotético por que ordena ciertas acciones como mediados para un fin.
  3. Imperativo apodíctico (imperativo de moralidad): es apodíctico porque ordena acciones no como medios de ningún fin si no como buenas en sí mismas. Una formulación de este imperativo categórico es la siguiente: “obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre al mismo tiempo como legislación universal”.

Los Postulados de la Razón Práctica

Una vez que Kant ha contestado a la pregunta de qué es lo que el hombre debe hacer, reintroduce los problemas que en la dialéctica trascendental había considerado como no susceptibles de conocimiento científico. Así, la libertad, la inmortalidad y Dios aparecen como postulados del hecho moral. Los postulados (también se puede definir como: algo que no es demostrable, pero que es supuesto como necesariamente como condición de la moral misma) son las condiciones indispensables para la existencia de un hecho; la ley moral universal, el “hecho de la razón práctica”, conduce a tres postulados:

  • La libertad: el “deber” presupone el “poder”. No tendría sentido una norma que impusiera un deber si el hombre no tuviera dominio sobre sus actos.
  • La inmortalidad: un deber que no pudiera realizarse carecería de sentido. Sin embargo, la realización absoluta del deber es imposible en esta vida. Es, pues, necesario postular la existencia de otra vida donde se alcance la perfección del cumplimiento del deber sólo por ser deber.
  • Dios: no tendría sentido una vida virtuosa que quedara sin recompensa. No obstante, el cumplimiento del deber no está armonizado con la felicidad. Dios aparece postulado de este modo como un ser que garantiza que la virtud será coronada con la felicidad.