Juicios, Ciencia y Estética Trascendental: Exploración Kantiana del Conocimiento

Clasificación de los Juicios según la Relación del Sujeto con el Predicado y su Relación con la Experiencia

  • Juicios Analíticos: Son aquellos en los que el predicado está incluido en el sujeto. Por ello, son meramente formales (su construcción no añade ningún conocimiento nuevo al que ya teníamos al conocer el sujeto del juicio, sino solo una variación en la forma de presentarlo). Son siempre verdaderos, por lo que la ley por la que se rigen es la de no-contradicción (su contrario siempre es falso). Se llaman así porque del análisis del sujeto se saca el predicado sin necesidad de recurrir a la experiencia. Expresan lo que Hume llamaba ‘relaciones entre ideas’.
  • Juicios Sintéticos: Son aquellos juicios en los que el predicado no está incluido en el sujeto. Su contrario es posible. Por ello, para saber si son ciertos hay que recurrir a la experiencia (que es lo mismo que decir que cuando son ciertos nos dan conocimiento acerca de la experiencia). Se llaman así porque sintetizan cosas diversas. Expresan lo que Hume llamaba ‘conocimientos de los hechos’.
  • Juicios a Priori: Se llama así a aquel tipo de juicios que se obtienen al margen de la experiencia. No dependen para su valor de verdad de la experiencia y no hay experiencia que pueda invalidarlos, por lo que son válidos siempre, son universales y necesarios.
  • Juicios a Posteriori: Se llama así a aquel tipo de juicios que se obtienen posteriormente a la experiencia y no pueden ser universales y necesarios.

Los Juicios y las Leyes de la Ciencia

Las leyes de la ciencia no se expresan mediante juicios analíticos ni sintéticos. Aunque son universalmente válidos, los juicios analíticos no nos dan realmente conocimiento, pues lo que nos dice el predicado ya lo sabíamos al conocer el sujeto. En cuanto a los juicios sintéticos, amplían nuestro conocimiento, pero no nos dan leyes universales y necesarias. Pero Kant asume que el conocimiento científico tiene que ser conocimiento de lo universal y necesario y dar información acerca de la experiencia. Luego, según Kant, los tipos de juicios que habíamos considerado posibles no nos sirven para constituir las leyes de la ciencia. Si resultase que no hay ningún otro tipo de juicios, la ciencia sería imposible. La única fundamentación del conocimiento científico sería la costumbre.

Las leyes de la ciencia se expresan mediante juicios sintéticos a priori. Pero Kant intentará demostrar que existe otro tipo de juicios que serán al mismo tiempo juicios sintéticos a priori. Tales juicios, por ser a priori, nos dan conocimiento universal y necesario y, por ser sintéticos, nos dan conocimiento de la experiencia, ya que sintetizan un concepto con un objeto. Los juicios sintéticos a priori son los adecuados para expresar el conocimiento universal, necesario y de la experiencia. De este modo, el problema de ver si las matemáticas, la física y la metafísica son una ciencia se convierte en el problema de ver cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física, las matemáticas y la metafísica.

El desarrollo de la *Crítica de la Razón Pura* como el campo del conocimiento queda restringido a las matemáticas y la física, pero nos mostrará también cómo la razón pugna por liberarse de estos límites y nos abre el camino a otro de sus campos de interés: el de la praxis, el de la acción moral.

La Estética Trascendental: Los Juicios Sintéticos a Priori en las Matemáticas

¿Qué es la Estética Trascendental?

El conocimiento humano se obtiene a través de dos facultades: la sensibilidad y el entendimiento. Kant denomina estética trascendental a la parte de la *Crítica de la Razón Pura* dedicada a analizar el funcionamiento de la sensibilidad, esto es, a explicar cómo se obtiene el conocimiento sensible.

La razón del nombre es: estética procede del griego *aisthesis* que significa sensación. Trascendental es aquello que, siendo a priori, es un constituyente del propio sujeto que conoce. La estética trascendental nos mostrará cómo en nuestra sensibilidad hay elementos que no proceden de la experiencia, pero que se usan para aplicarlos a la experiencia.

Este análisis va a permitir dar una fundamentación a las matemáticas como ciencia.

Los Juicios Sintéticos a Priori de las Matemáticas

¿Cómo es posible que el análisis de nuestra capacidad de conocimiento sensible nos lleve a fundamentar las matemáticas como ciencia?

Veamos primero cómo funciona el conocimiento sensible. La sensibilidad trata de la percepción de los objetos y de la manera en que estos nos son dados. Ahora bien, no puede haber experiencia de cosa alguna que sea aespacial y atemporal. De aquí se siguen dos conclusiones:

  1. El espacio y el tiempo no se obtienen a partir de la experiencia, como sostenían los empiristas. Si fuera así, tendríamos que percibir cualidades o cosas y a partir de ellas construiríamos las nociones de espacio y tiempo. Pero es imposible percibir nada que no ocupe espacio ni tiempo. Por lo tanto, si el espacio y el tiempo no se derivan de la experiencia, es que son anteriores a toda experiencia, son a priori.
  2. Todo objeto para sernos dado tiene que ajustarse a las condiciones que imponen a priori el espacio y el tiempo.

A las impresiones que nos vienen dadas por los sentidos, Kant les llama la materia del fenómeno. Al orden que se les impone a esas impresiones siguiendo leyes espacio-temporales, les llama forma del fenómeno.

Conviene aclarar también que espacio y tiempo son intuiciones puras sensibles. Son intuiciones y no conceptos porque se captan de modo inmediato y se refieren a algo único. Son puras porque no dan contenidos, sino que constituyen la forma de toda experiencia. Y son sensibles porque forman parte de nuestro modo de conocimiento sensible, solo existen en tanto se aplican a organizar la experiencia sensible.

Veamos ahora cómo funcionan las matemáticas: La geometría trabaja definiendo el espacio puro, definiendo trozos de espacio puro. La aritmética trabaja estableciendo leyes sobre el número. Pero la estructura del número y la del tiempo es la misma, ya que la esencia de ambas es la pura sucesión.

Tenemos entonces que:

  1. Como no proceden de la experiencia, las leyes obtenidas en el análisis del espacio y del tiempo no pueden ser invalidadas por la experiencia. Por lo tanto, son válidas siempre, es decir, universales y necesarias.
  2. Pero además, aunque el espacio y el tiempo no procedan de la experiencia, se aplican para organizar las impresiones (la materia) de la experiencia. Sin esta aplicación no hay ni siquiera experiencia. Por ello tenemos la seguridad de que toda experiencia se organiza espacio-temporalmente y, por lo tanto, las leyes que hemos obtenido a priori en el análisis del espacio y del tiempo puros también valen para la experiencia.

Fenómeno

Lo dado a la sensibilidad y, por lo tanto, sometido a las condiciones espacio-tiempo.

Noumeno

La cosa-en-sí (esto es, en tanto que no nos es dada y, por lo tanto, permanece fuera de las condiciones espacio-temporales). También dice del noumeno que es lo inteligible puro (no sensible).