La Apología de Sócrates: Un Relato del Juicio y Defensa de un Filósofo
La “Apología de Sócrates” es una crónica escrita por Platón sobre el juicio contra Sócrates.
Inicio de la Defensa: Refutación de Acusaciones
En primer lugar, Sócrates comienza diciendo que sus acusadores mienten. Después, pide a los atenienses que le excusen por usar ante ellos las mismas palabras que acostumbra usar en las plazas y asambleas, ya que, al igual que a los extranjeros se les permite hablar con su acento cuando se les juzga, también a él le deben dejar utilizar el tono que ha utilizado durante toda su vida.
Las Acusaciones: Antiguas y Recientes
Después de esto, pasa a comenzar con su defensa. Primero comenta que a él se le imputan dos acusaciones: las más antiguas, que son las que van diciendo ciertas personas por la espalda, más difíciles de rebatir ya que no hay nadie que le replique; y luego están otras más cercanas en el tiempo, que son las que vierten Meleto, Ánito y Licón, contra él, las cuales tienen unos acusadores concretos y por ello le será más fácil desmentir. Hay que decir que el estilo al que él alude en el prólogo se trata de la ironía. En este estilo, Sócrates trataba de conducir a sus interlocutores a contradicciones para así mostrar su ignorancia. Al ser este su bando, le resulta más fácil desmentir algo dicho por una persona concreta que no algo que no se sabe a ciencia cierta quién lo ha dicho. Tras estas aclaraciones, continuó con el argumento de Sócrates.
Defensa contra las Primeras Acusaciones
Sócrates comienza defendiéndose de las primeras acusaciones, por considerar que son más antiguas y, por lo cual, de primer orden. Así las formula como serían si se enunciasen en un tribunal:
“Sócrates es culpable porque se mete donde no le importa, investigando en los cielos y bajo la tierra. Practica hacer fuerte el argumento más débil e induce a muchos otros para que actúen como él.”
Estas acusaciones se dicen de forma parecida en la comedia de Aristófanes. Sócrates explica que las habladurías sobre él han surgido a raíz de una tarea que él ha llevado a cabo, la cual, según él, se la encargó el mismo dios Delfos, ya que este fue a preguntarle al oráculo quién era el hombre más sabio y este le contestó que era Sócrates. Entonces Delfos se lo hizo saber a Sócrates y le encargó que investigase sobre ello y confirmase la predicción del oráculo. Sócrates pensaba que había mucha gente más sabia que él y no veía cómo ello era posible. Entonces llegó a la conclusión de que la sabiduría divina es infinita comparada con la de los hombres, y por lo tanto ningún hombre es un sabio. De ahí viene la famosa frase “Yo solo sé que no sé nada”. Sócrates se dedicó a entrevistar a las personas consideradas las más sabias, y todas ellas presumían de su sabiduría. Por ello, Sócrates les relató que ellos eran unos ignorantes ya que nadie sabe nada, y por lo tanto él es el más sabio por reconocer su propia ignorancia. Según Sócrates, le llevó a ganarse muchas enemistades, las cuales él afirmó eran unas ignorantes, y esto fue lo que dio pie a las primeras acusaciones, las cuales desmiente y afirma son falsas pues son fruto del despecho y la venganza.
Defensa contra las Acusaciones Recientes
A continuación, Sócrates pasa a defenderse de las acusaciones más recientes (de Meleto y compañía):
“Sócrates es culpable de corromper a la juventud, de no reconocer a los dioses de la ciudad, y por el contrario, sostienen extrañas creencias y nuevas divinidades.”
Para defenderse de esto, Sócrates comienza llamando a Meleto. Tras una conversación, Sócrates consigue que Meleto se contradiga en la acusación de que corrompe a los jóvenes y en la de que no cree en ningún dios. Después de conseguir esto, Sócrates dice, irónicamente, que a lo mejor Meleto está intentando retarle, acusándole de cosas sin sentido para ver si descubre que es todo una trampa.
Conclusión de la Defensa
Para terminar su argumento, Sócrates enfoca sus aclaraciones a decir que él es fiel a sus ideas ya que estas le han sido encargadas por los dioses y por lo cual sería una deshonra despreciarlas. Además, él no puede temer a la muerte, porque no sabe que eso sea malo, es más, para él será un premio ya que tendrá el honor de entrevistarse con los grandes héroes de años pasados.
Luego dice que él no lleva a sus hijos a llorar al tribunal ya que él está en posesión de la verdad y no necesita la compasión de nadie y que ellos lo van a perder porque hombres como él hay muy pocos y que su muerte será una pérdida para ellos y no para él.
Veredicto y Despedida
Se cree que se produce la votación del tribunal en la cual Sócrates es declarado culpable y entonces él expresa su sorpresa no por que haya sido declarado culpable, si no porque tanta gente le haya absuelto, casi la mitad.
Para finalizar cita su “despedida” en la cual se reafirma en que se han equivocado y también augura que no saldrán inmunes de esta injusticia, ya que tendrán que dar cuentas de su muerte y sobre ellos caerá una grave condena.