Intestino Delgado: Estructura y Función
El intestino delgado mide unos 7 metros de longitud. Según el orden en que los alimentos pasan a través de él, podemos distinguir tres partes: duodeno, yeyuno e íleon.
El revestimiento mucoso del intestino delgado contiene miles de glándulas microscópicas. Estas glándulas intestinales secretan el jugo digestivo intestinal.
Otra característica estructural del revestimiento del intestino delgado es que forma múltiples pliegues circulares llamados plicae. Estos pliegues están cubiertos asimismo por miles de diminutas prolongaciones a modo de “dedos” llamadas vellosidades.
Dentro de cada vellosidad existe una rica red de capilares sanguíneos que absorben los productos de la digestión de los hidratos de carbono y las proteínas (azúcares y aminoácidos). Millones de vellosidades se proyectan desde el revestimiento mucoso. Si este fuese totalmente liso, sin vellosidades, disminuiría muchísimo el área superficial de contacto entre los capilares y la mucosa intestinal. El gran aumento del área de contacto proporcionado por las vellosidades permite una absorción más rápida desde el intestino hacia la sangre y la linfa, otro ejemplo de relación íntima entre estructura y función.
Cada vellosidad del intestino contiene un vaso linfático o quilífero, que absorbe lípidos o material graso del quimo que pasa a través del intestino delgado.
Además de los miles de vellosidades que aumentan el área superficial del intestino delgado, cada vellosidad está cubierta a su vez por células epiteliales que tienen la membrana plasmática replegada formando un borde en cepillo compuesto de microvellosidades. Las microvellosidades aumentan todavía más el área superficial de cada vellosidad para la absorción de nutrientes.
La mayor parte de la digestión química tiene lugar en la primera porción del intestino delgado o duodeno. El duodeno tiene forma de “C” y se curva alrededor de la cabeza del páncreas. El quimo ácido entra en el duodeno desde el estómago, por lo que esta zona sufre con frecuencia ulceración (úlcera duodenal).
El tercio medio del duodeno contiene las desembocaduras de los conductos que llevan el jugo pancreático y la bilis desde el páncreas y el hígado al intestino delgado. Como puedes ver en la figura (si aplica), las dos desembocaduras se llaman papilas duodenales menor y mayor.
En ocasiones, un cálculo biliar bloquea la papila duodenal mayor y produce síntomas como dolor intenso, ictericia y anomalías digestivas.
El músculo liso de la pared del intestino delgado se contrae para producir el peristaltismo, la contracción en forma de ondas que impulsa los alimentos a través del tubo.
Hígado y Vesícula Biliar: Funciones Clave
El hígado es tan grande que ocupa toda la parte superior derecha de la cavidad abdominal e incluso se extiende en parte hacia el lado izquierdo. Como sus células secretan una sustancia llamada bilis, el hígado se clasifica como una glándula exocrina, de hecho, es la glándula más grande del cuerpo.
La vesícula biliar concentra y almacena la bilis producida en el hígado. El conducto colédoco vierte la bilis en el duodeno.
Desde el punto de vista químico, la bilis contiene cantidades importantes de colesterol y sales biliares, que se comportan como detergentes que emulsionan las grasas. Puesto que las grasas forman glóbulos grandes, deben ser descompuestas en partículas más pequeñas o emulsionadas para aumentar su área superficial y facilitar su digestión. Además, la bilis que se elimina del organismo con las heces sirve como mecanismo para excretar el colesterol.
Tanto la emulsión de las grasas como la eliminación del colesterol del organismo son las principales funciones de la bilis.
Cuando el quimo con lípidos o grasas entra en el duodeno, se inicia un mecanismo que induce la entrada de la bilis en el intestino delgado. Las grasas del quimo estimulan la secreción de la hormona colecistocinina o CCK en la mucosa intestinal del duodeno. Esta hormona estimula después la contracción de la vesícula biliar y la bilis fluye hacia el duodeno. La secreción de CCK es un buen ejemplo de hormona reguladora de la motilidad digestiva.
Consecuencias del Bloqueo Biliar
Si un cálculo biliar bloquea el conducto colédoco o el conducto hepático común, la bilis no puede circular hacia el duodeno. Las heces tendrán una coloración blanco-grisácea, debido a que son los pigmentos de la bilis los que proporcionan a las heces su color característico. Además, se absorberán cantidades excesivas de bilis hacia la sangre, lo que puede producir una coloración cutánea amarillenta, llamada ictericia.