(135)Los momentos finales del franquismo (1973-75) son años de agitación social, política y económica, ello obedece a una triple conjunción de causas: – Políticas. En Junio de 1973, y como consecuencia de su decaimiento físico, Franco formó un nuevo gobierno presidido por Luis Carrero Blanco. Seis meses después un atentado de ETA acababa con su vida asestando un golpe durísimo al régimen. El nuevo presidente, Carlos Arias Navarro, anunció su intención de emprender una liberalización en el denominado <<espíritu del=”” 12=”” de=”” Febrero=””>>, hecho que provocó la división del franquismo en dos bandos rivales: los aperturistas y el búnker . (Apart) En el verano de 1974 dos acontecimientos intensificaron la incertidumbre: el anciano dictador fue hospitalizado y su estado de salud no permitía augurarle una larga vida; y por iniciativa, entre otros, del Partido Comunista, se constituyó la Junta Democrática, cuyo objetivo era sentar las bases de un sistema democrático. Por su parte, el PSOE impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática (1975). Además, las protestas obreras y estudiantiles se acrecentaron, incluso se sintió en las propias filas del ejército, a través de la Uníón Militar Democrática (UMD) y en el seno de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II. Ante la escalada de atentados (ETA, FRAP y GRAPO) el gobierno promulgó una nueva Ley Antiterrorista, en virtud de la cual Franco firmó cinco penas de muerte, a pesar de las peticiones de clemencia y las protestas internacionales. (Apart) – Económicas y sociales. En 1973 estalla una crisis económica internacional vinculada a la subida de los precios del petróleo efectuada por la OPEP como consecuencia de la guerra árabe-Israelí, cuyo efecto inmediato fue: a) El incremento del déficit de la balanza comercial, al aumentar los gastos dedicados a la importación de crudo; b) El estancamiento del turismo y la reducción de la remesas monetarias de los emigrantes; c) El aumento del paro condujo al crecimiento del déficit público al ampliarse los gastos sociales de cobertura del desempleo. (Apart) – Relaciones exteriores. El rey Hassan II de Marruecos aprovechó la situación política de España para plantear la anexión del Sáhará, movilizando en la <> a centenares de miles de civiles marroquíes a fin de ocupar el territorio. El príncipe Juan Carlos, Jefe de Estado en ese momento, optó por la negociación. Así se firma el Tratado de Madrid, en el que España cedía la administración del Sáhará Occidental a Marruecos y Mauritania. (Apar) Finalmente, el 20 de Noviembre de 1975, Franco moría, sucedíéndole Juan Carlos I como rey de España.
(142)1) Los últimos años de la dictadura se caracterizaron por la disidencia política y el cambio de mentalidad, El régimen, resultaba inviable en un entorno de expansión económica, de contactos con la Europa democrática y con unas demandas sociales en pro de la libertad y la amnistía cada vez más generalizadas. (Apart) El disentimiento del que habla Pere Ysás en este texto se refiere a la falta de acuerdo, es decir a todo el movimiento de oposición al franquismo, que el propio régimen quería silenciar: los partidos políticos en la clandestinidad, el movimiento obrero, el movimiento juvenil y universitario, el movimiento vecinal, del movimiento de la Iglesia Católica, el movimiento feminista y el gay-lésbico, el movimiento terrorista, de sectores del régimen franquista que se fueron alejando de él, de personalidades independientes del mundo cultural y académico, y un largo etc. De movimientos sociales que forzaron el fin de la dictadura y la conquista de la Democracia. (Apart) A pesar de sus debilidades, todos estos movimientos, como dice el texto, lograron que en 1975 el régimen estuviera tan enfermo de muerte como su fundador. A finales del régimen franquista se plantearon distintos proyectos de futuro tanto entre las distintas familias del régimen como de la oposición política acerca de qué rumbo seguir tras la muerte inminente del dictador. En el seno del del régimen franquista, habían dos tendencias: los aperturistas y los inmovilistas. Los inmovilistas (el búnker) no tenían mas proyecto que el franquismo sin Franco, es decir, continuar con una dictadura como la emprendida en 1939. En 1975 el líder de este sector era el propio Presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro. Los aperturistas eran partidarios de conducir el régimen desde la dictadura hasta una democracia homologable a las europeas occidentales. A este grupo de los aperturistas pertenecían el propio príncipe, luego rey Juan Carlos I, y sus hombres de confianza: Manuel Gutiérrez Mellado, Manuel Fraga Iribarne y Adolfo Suárez. Eran partidarios de cambiar el régimen pero desde la legalidad, derogar el régimen franquista pero sin rupturas: de la Ley a la Ley a través de la Ley. Esta sería la vía reformista. El empeoramiento de la salud de Franco en el verano de 1974, al que se hace referencia en el texto, agudizó aún más la crisis final del franquismo e hizo más necesaria la coordinación de la oposición, formada fundamentalmente por unos partidos de izquierdas muy atomizados (PSOE, PCE, PTE, ORT, …) y los de los nacionalismos periféricos (CDC, PNV, ETA, …), había distintos iniciativas: A. Por un lado, la Junta Democrática (promovida por el PCE) planteaba una ruptura democrática consistente en la disolución inmediata de las instituciones franquistas y la formación de un gobierno provisional que garantizase el establecimiento de estructuras democráticas. B. Por otro lado, la Plataforma de Convergencia Democrática (auspiciada por el PSOE) planteaba una ruptura pactada o reforma de las instituciones franquistas, para que desde la legalidad se desembocara paulatinamente en el sistema democrático. Este proyecto coincidía con el de los aperturistas del régimen franquista. Ambas alternativas opositoras terminaron convergiendo en Coordinación Democrática (PLATAJUNTA ) organización que fue capaz de llegar a un gran consenso con los aperturistas del régimen (Adolfo Suárez, …) para llegar a unas elecciones libres y un sistema plenamente democrático. El intento de evitar a toda costa una nueva quiebra en la sociedad española se convirtió́ en el objetivo político prioritario se iniciaba un proceso de desmantelación de la dictadura a partir de la propia legalidad franquista, una vía que intentaba dar paso a otro sistema y cuya base era la transición pacífica y el consenso
(144)En 1975, tras la muerte de Franco y la coronación de Juan Carlos I como rey de España, continuó como Presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro, un franquista inmovilista opuesto a cualquier cambio. Pero para avanzar en el proceso reformista era necesario desmontar las estructuras del régimen franquista y acabar con sus instituciones, por lo que Arias Navarro presentó su dimisión. En el verano de 1976 el rey Juan Carlos nombra como Presidente del Gobierno a Adolfo Suárez, persona vinculada al franquismo (lo que ocasiónó el rechazo de la oposición), pero que desde su nombramiento dio muestras claras y decididas de su afán reformista y comienza el diálogo con la oposición. Suárez comenzó a un ritmo acelerado la democratización del país que incluía: amnistía para los presos políticos, reforma constitucional y elecciones generales libres en el plazo de un año. En Septiembre de 1976, Suárez presentó la Ley para la Reforma Política a las Cortes que contaba con el problema de su aprobación por las cortes franquistas, teniendo en cuenta que propónía su desmantelamiento. Su objetivo era, entre otros, establecer unas Cortes cuyos miembros fueran elegidos por sufragio universal, libre, directo y secreto; reconocimiento del pluripartidismo; defensa de los derechos fundamentales de la persona, etc. Es decir, una Democracia plenamente homologable con las de Europa Occidental que permitiera la total incorporación de España a todas las instituciones europeas y mundiales. Esta ley permitía la ruptura pactada del sistema yendo “de la Ley a la Ley a través de la Ley” evitando la vía rupturista. La Ley, una vez aprobada por las Cortes franquistas, fue sometida a referéndum popular el 15 de Diciembre de 1976, obteniendo una amplia aprobación ciudadana a pesar del boicot de la oposición. El camino hacia la democracia estuvo lleno de obstáculos: terrorismo de ETA, GRAPO y de la extrema derecha, miedo a un Golpe de Estado, reivindicaciones de los nacionalismos periféricos, presión de la oposición, manifestaciones, enfrentamientos con la policía, etc. Sin embargo, Suárez seguía dando pasos importantes, tales como como la promulgación de la Ley sobre el Derecho de Asociación Política que permitía la legalización de todos los partidos democráticos y sindicatos, quedando aplazada la legalización del PCE, símbolo del antifranquismo. La reforma democrática carecería de credibilidad mientras no se admitiese al PCE. Por ello, en Abril de 1977, dos meses antes de las elecciones y aprovechando la fiesta del Sábado Santo, se produce la legalización del Partido Comunista de España (PCE) lo que produjo una fuerte reacción por parte de los inmovilistas y amplios sectores del franquismo (incluido el ejército). La mediación del rey, la habilidad e Suárez y la voluntad conciliadora de los comunistas, que aceptaron la monarquía y hasta renunciaron a la bandera de la República, facilitaron el camino hacia la democracia. En Junio de 1977 se convocan las primeras elecciones libres a Cortes desde Febrero de 1936 que, a la postre, serán elecciones y Cortes constituyentes, gana la UCD de Adolfo Suárez que constituirá el primer gobierno democrático después de la Guerra Civil (su primer objetivo será elaborar una nueva Constitución democrática por consenso). En Octubre de 1977 se aprueba por las nuevas Cortes democráticas una nueva Ley de Amnistía más amplia. Y para hacer frente a la grave crisis económica, Suárez impulsó los Pactos de La Moncloa mediante acuerdos con la oposición. Diversos factores favorecieron que aquellos años fueran propicios a los acuerdos, a los pactos, a los encuentros, con sus logros y deficiencias
(145)Desde 1973, pero especialmente a partir de 1975, la economía española estaba casi bloqueada por la crisis internacional causada por el alza de los precios del petróleo. Tras la celebración de las primeras elecciones democráticas, en 1977, España seguía sumida en una gravísima crisis económica. Además, la inflación llegó a un punto máximo de un 47% (para que te hagas una idea, ahora mismo la UE exige que la inflación no supere nunca el 3%) y la competitividad con respecto a otros países era casi nula. El sector industrial padecía una enorme crisis vinculada a su atraso tecnológico y a su escasa diversificación. Por último, el paro estaba llegando al 10%, un nivel desconocido en nuestro país en aquel momento. Era obvio que la situación económica y laboral requería tomar medidas correctoras urgentes. Con ese fin se reunieron en el Palacio de la Moncloa en Octubre de 1977 los partidos políticos con representación parlamentaria, así como representantes de sindicatos y patronal para llegar a una serie de acuerdos por consenso que reflotaran la economía española: eran los Pactos de la Moncloa. La situación era lo suficientemente grave como para que las reformas trascendieran lo económico y llegaran, también, a lo político. Las medidas tomadas podemos agruparlas en 6 apartados: Económicas: Reducción de la inflación, control del gasto público y racionalización del gasto energético. Laborales: Se reconoce el derecho a la libre asociación sindical, se limita el crecimiento de los salarios según la inflación y despido libre limitado al 5% en una empresa. Políticas: Libertad de prensa, libertad de asociación, acceso a la información secreta, despenalización del adulterio, etc. Reforma tributaria: Se crea el IRPF para construir un estado del bienestar similar al de los estados más avanzados de Europa Occidental (Suecia, Dinamarca, …). Seguridad Social: Reforma en profundidad y aumento del Seguro de Desempleo. Urbanismo, suelo y vivienda: Financiación y construcción de nuevas viviendas. El suelo urbano al servicio de la colectividad. Los pactos lograron reducir la amenaza de hiperinflación, y lograron unir a los principales a los principales partidos políticos y fuerzas sindicales ante una situación límite en la que todos debí́an hacer concesiones para modernizar el país. Los Pactos de la Moncloa tenían como objetivo las tareas de construcción de un sistema democrático desde una política de consenso entre el gobierno y las principales fuerzas de la oposición. Paralelamente se iniciaba un consenso constitucional, que permitiría la elaboración de la Constitución de 1978.
(147)La Constitución fue elaborada de forma consensuada por una Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso formada por expertos constitucionalistas de los principales partidos con representación parlamentaria tras las elecciones generales de Junio de 1977 que fueron, de facto, constituyentes: UCD, PSOE, AP (hoy, PP), PCE y Minoría Catalana (CiU). El Partido Nacionalista Vasco (PNV) no desea participar por considerarla una “imposición centralista española”. Los padres de la Constitución.El proceso de elaboración de la constitución del 78 fue lento y tortuoso, debido a las profundas diferencias ideológicas de los grupos políticos, pero el convencimiento de que no se podían cometer los mismos errores del pasado, llevó al llamado “consenso constitucional”. Tras año y medio de discusiones, el Congreso y el Senado aprobaron el texto constitucional en Octubre de 1978 en una sesíón conjunta. El 6 de Diciembre de 1978 la constitución se sometíó a referéndum. Votó el 67% del electorado y fue aprobada por el 87% de los votantes. La vigente Constitución española es un texto caracterizado por la voluntad de diseñar un marco válido para todas las corrientes políticas y sociales, que permitía superar los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil. La Constitución recoge las carácterísticas esenciales de las democracias occidentales y del constitucionalismo español a través de sus 169 artículos. Se compone de un preámbulo, once títulos (un Título Preliminar y diez numerados), cuatro disposiciones adicionales, nueve transitorias, una derogatoria y una final. Algunos títulos se dividen en capítulos y estos en secciones. Siguiendo la tradición francesa, su contenido puede estructurarse en una parte dogmática, con los principios constitucionales y los derechos fundamentales, y una parte orgánica, con la división de poderes y la organización política y territorial. En el Preámbulo se define a España como un “Estado social y democrático de Derecho“: define el marco económico como «economía social de mercado». Esto implica el reconocimiento de los principios que deben regir la política social y económica del Estado: salud, medio ambiente, educación, tercera edad, … En el Título Preliminar se establece que la soberanía recae en el pueblo español bajo la forma de una monarquía parlamentaria. En el Título 1 se garantizan los derechos humanos y las libertades de forma detallada y una de las más completas de las constituciones actuales, e incluye la mayoría de edad a los 18 años, propiedad privada, la libertad religiosa y la abolición de la pena de muerte en tiempos de paz. Reconoce derechos individuales del liberalismo clásico, junto con derechos colectivos y sociales. El texto define un estado no confesional. La parte orgánica define las funciones de La Corona, establece la separación e independencia de los tres poderes fundamentales del Estado: Ejecutivo (gobierno), Legislativo (Congreso y Senado) y Judicial (jueces y magistrados). En cuanto a la organización territorial, se recoge la “indisoluble unidad de la Nació́n española” a la vez que se reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Las competencias se reparten entre el Estado y las autonomías. Por último, el texto hace referencia al rígido mecanismo de reforma constitucional. La Constitución de 1978 culminó el proceso de transición a la democracia y sigue vigente en la actualidad, más de cuarenta años