Las Encomiendas
La encomienda fue una institución de origen medieval que se trasladó a América con la colonización española. Con la llegada de Colón en 1492, los europeos buscaban colonizar y explotar las nuevas tierras. En el caso de España, los territorios conquistados se incorporaron a la Corona de Castilla, que los cedía a los colonos. Estos necesitaban mano de obra para explotar las tierras y minas, y para solucionar este problema surgieron las encomiendas. En esta institución, el rey de España encomendaba un grupo de indígenas a un colono para trabajar las tierras y minas otorgadas a este.
Los indígenas eran súbditos del rey y, como tales, debían pagar impuestos a la Corona y educarse en la fe cristiana. Al encomendero se le asignaban derechos y deberes como:
- Recoger el tributo indígena.
- Evangelizarlos.
- Pagarles un salario adecuado.
- Alimentarlos.
- Vivir en la ciudad y no junto a ellos.
- Acudir en la defensa militar de la tierra.
Las encomiendas se otorgaban por dos vidas: la del beneficiario y la de su sucesor. Aunque se solicitó la perpetuidad de la encomienda, la Corona la denegó para evitar la formación de una aristocracia en América.
Ante los abusos de los encomenderos y las denuncias de personajes como Bartolomé de las Casas, en 1542 se redactaron las Leyes Nuevas, que abolían las encomiendas. Sin embargo, los encomenderos se opusieron y no las cumplieron. A partir del siglo XVII, debido a la búsqueda de nuevos recursos económicos y a la disminución de la población indígena, las encomiendas perdieron importancia, aunque pervivieron en zonas periféricas como Chile, donde incluso se extendieron por tres generaciones. Finalmente, la encomienda fue abolida en 1718.
La Inquisición
La Inquisición fue un tribunal eclesiástico de origen medieval que buscaba, procesaba y sentenciaba a personas acusadas de desviarse de la religión católica. Durante la Edad Media, la península ibérica se caracterizó por su mezcla cultural y religiosa, y su relación con el poder variaba entre la tolerancia, la coexistencia y, en menor medida, la intolerancia.
En el siglo XV, los Reyes Católicos conquistaron Granada, el último bastión musulmán en la península, e iniciaron una política religiosa de uniformidad católica. Judíos y musulmanes que no se convirtieron al cristianismo fueron expulsados (1492 judíos, 1502 y 1526 musulmanes). Ante la sospecha de que muchos seguían practicando su religión en secreto, los Reyes Católicos restablecieron la Inquisición y la impusieron en América.
La Corona de Aragón se resistió a la Inquisición, ya que fortalecía el poder real y los fueros no podían defender a los ciudadanos en casos de Inquisición. La Inquisición perseguía principalmente a:
- Judíos y musulmanes conversos.
- Posibles herejes (época de la Reforma).
- Personas acusadas de brujería.
Estas personas eran torturadas e incluso condenadas a muerte. Los Autos de Fe eran grandes ceremonias públicas. En el siglo XVIII, la Inquisición criticó la Ilustración y fue abolida en las Cortes de Cádiz. Se restauró en 1814 con el absolutismo, pero fue abolida definitivamente durante la Regencia de María Cristina en 1834. Para España, la Inquisición supuso una mala imagen (parte de la “Leyenda Negra”) ante la sociedad europea, especialmente tras la Ilustración, al ser considerada un atraso cultural, político y social.
Los Señoríos
Los señoríos fueron una institución medieval y moderna española. El rey otorgaba tierras a nobles y clero (y más tarde a burgueses) como compensación por servicios prestados en la Reconquista y apoyo a la Corona. El señorío implicaba control hereditario sobre las tierras y sus habitantes. Existían dos tipos de señoríos:
- Señorío territorial: No se podía vender (mayorazgo) y los campesinos eran siervos sin libertad.
- Señorío jurisdiccional: Los campesinos eran vasallos y el señor tenía derechos señoriales y jurisdiccionales (impuestos, monopolios, justicia, etc.).
También se clasificaban según el tipo de señor:
- Eclesiásticos: Abadengo (monasterios y conventos) y órdenes militares (como Calatrava).
- Laicos: Realengo (del Rey) y solariego (de la nobleza).
Los señoríos fueron importantes en la sociedad y economía del Antiguo Régimen. Fueron abolidos en las Cortes de Cádiz y definitivamente en la Regencia de María Cristina. Muchos nobles convirtieron sus señoríos territoriales en propiedades privadas (latifundios). El clero perdió gran parte de sus señoríos (desamortización).