Inmanuel Kant: La Revolución Copernicana del Conocimiento

La Ilustración y la Disputa entre Racionalistas y Empiristas

Kant, filósofo alemán del siglo XVIII, participa activamente en la Ilustración, un movimiento filosófico y cultural que se basa en la confianza en la razón humana, la capacidad del hombre de pensar por sí mismo al margen de la fe y el convencimiento de que la ciencia impulsa el progreso. En esta época, la ciencia experimenta un notable desarrollo gracias a científicos como Newton, quien influye en la filosofía kantiana, especialmente en su epistemología.

En este contexto, Kant se encuentra en medio de la disputa entre racionalistas y empiristas. Los racionalistas sostienen que la razón es la fuente del conocimiento verdadero y defienden la existencia de elementos innatos o a priori. Por otro lado, los empiristas afirman que el conocimiento proviene de la experiencia a través de juicios a posteriori y rechazan las ideas innatas.

La Filosofía Crítica y el Giro Copernicano

Kant busca determinar los límites del conocimiento y las condiciones bajo las cuales conocemos la realidad. Para ello, utiliza la filosofía crítica, que consiste en analizar lo que es epistemológicamente correcto. Kant propone un giro copernicano en la filosofía al situar al sujeto como constructor activo del conocimiento. El sujeto aporta elementos a priori, independientes de la experiencia, que son necesarios para la construcción de conceptos y juicios que expresan un conocimiento científico auténtico. La experiencia, por sí sola, no puede generar conocimiento universal y necesario, ya que está ligada a intuiciones sensibles particulares. Sin embargo, la ciencia debe ser universal y necesaria.

La Crítica de la Razón Pura y la Metafísica como Ciencia

Kant no cuestiona la verdad de los enunciados científicos, sino que los toma como modelo de verdad universal. En su obra principal, Crítica de la Razón Pura, se pregunta cómo podemos otorgar un grado de verdad similar a las proposiciones científicas a los juicios metafísicos y a la metafísica en sí misma.

Uno de sus objetivos principales es saber cómo es posible la metafísica como ciencia, como conocimiento válido. Kant se pregunta si pueden existir conocimientos independientes de la experiencia, lo cual rechaza, ya que la metafísica no admite la experiencia y todo conocimiento debe iniciarse en ella. Sin embargo, no niega la existencia de información sensible como condición del conocimiento. En el conocimiento actúan elementos sensibles, asociados a la experiencia, y otros elementos a priori, ajenos a la experiencia. La concurrencia de ambos es necesaria para que exista conocimiento.

Los Juicios Sintéticos a Priori y la Filosofía Trascendental

El objetivo de Kant es encontrar aquellos elementos a priori que son necesarios para el conocimiento y para que este sea verdadero. Introduce los criterios de universalidad y necesidad, propios de la racionalidad. Kant habla de una filosofía trascendental en la que el sujeto juega un papel activo en la creación del conocimiento y se introducen elementos a priori.

Kant distingue entre juicios analíticos, que no añaden conocimiento, se basan en relaciones de ideas y son independientes de la experiencia, y juicios sintéticos, que amplían el conocimiento, añaden información, se basan en cuestiones de hecho y son dependientes de la experiencia. Sin embargo, ni los juicios analíticos ni los sintéticos son suficientes para justificar la ciencia. Kant propone un tercer tipo de juicios: los juicios sintéticos a priori. Estos juicios establecen una relación empírica de hechos naturales de tal forma que la conexión entre sujeto y predicado ocurre de un modo necesario y universal. Añaden conocimiento sin tener que recurrir a la experiencia, dado que ya es una situación comprobada. Según Kant, los principios de la ciencia son todos sintéticos a priori, ya que posibilitan la ciencia.

Kant rechaza la posibilidad de los conceptos metafísicos si estos no consideran la experiencia, ya que esta es necesaria. No existen conceptos de alma, Dios, etc., que sean independientes de la experiencia.

La Sensibilidad, el Entendimiento y la Razón

Para comprender cómo Kant construye los juicios sintéticos a priori, en su Crítica de la Razón Pura explica la posibilidad de su existencia. La actividad de la mente humana se divide en sensibilidad, entendimiento y razón. En la estética trascendental, Kant explica que los objetos son captados por intuición en un marco de espacio y tiempo, a través de la experiencia.

En cuanto al entendimiento o lógica trascendental, el conocimiento es la suma de la sensibilidad y el entendimiento. No hay conocimiento sin la concurrencia de ambos.

Los juicios metafísicos no tienen cabida, según el análisis de Kant, en el ámbito de la Razón Pura. Pero, debido a la tendencia natural de la razón a producirlos, no pueden ser eliminados del sujeto. La solución para Kant está en recuperarlos en la Razón Práctica, donde se convierten en reguladores de la vida moral de los hombres.