Inmanuel Kant: Filosofía y Legado

Inmanuel Kant

Contextualización

Inmanuel Kant nació en 1724 en Prusia Oriental y murió en 1804. Recibió una moral severa de su madre, educado en el Pietismo, una corriente del luteranismo que centraba la religiosidad en la voluntad y el sentimiento, más que en la inteligencia. En el Pietismo, Kant encontró dos aspectos cruciales: el rigor de la conducta moral y el sentimiento de piedad hacia los hombres.

De su personalidad destacan la seriedad moral, el interés por la cultura, la defensa de la libertad del pensamiento y, en política, su simpatía por la Guerra de la Independencia americana y la Revolución francesa. A pesar de ello, Kant fue antimilitarista, pacifista y antichovinista.

Entre sus obras destacan: Crítica de la razón práctica, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, La Religión dentro de los límites de la razón y La Paz perpetua.

La filosofía de Kant representa la culminación filosófica del siglo XVIII y de los ideales de la Ilustración. Pertenece al idealismo trascendental.

Su filosofía tiene una estructura antropológica. Hasta Kant, la filosofía se preguntaba por el ser, pero el hombre es el único ente que puede preguntarse por el ser. Por lo tanto, la filosofía debe investigar las condiciones que hacen posible el conocimiento, respondiendo a tres preguntas:

  1. ¿Qué puedo conocer? (Establecer los límites del conocimiento humano)
  2. ¿Qué debo hacer? (Establecer los principios de la acción moral)
  3. ¿Qué me cabe esperar? (Investigar el destino último del hombre y su posibilidad de realización)

Al responder estas preguntas, se responde a una cuarta: ¿Qué es el hombre?

Ética

Las dos grandes obras éticas de Kant son: Fundamentación de la metafísica de las costumbres y Crítica de la razón práctica. Para Kant, la razón tiene dos usos: uno teórico (conocer cómo son las cosas) y uno práctico o moral (cómo debe ser la acción moral).

En su ética, Kant busca fundamentar los principios que rigen la acción moral, no aportar reglas morales. Critica las éticas tradicionales por ubicar el fundamento de la moral en algún tipo de conocimiento (ej. la ética tomista, que lo basa en la ley natural).

Según Kant, esta concepción teórica de la ética privilegia al docto frente al ignorante, estableciendo distintos grados de responsabilidad moral según el conocimiento. Para él, la razón humana es práctica; no necesita conocimiento para actuar o dirigir la acción moral.

La ética de Kant se basa en un supuesto antropológico: el hombre es un ser racional y finito, con razón y sensibilidad, que necesita principios a priori. Para un ser solo racional, no existiría el deber, pues no habría desacuerdo entre razón y voluntad. Pero el hombre, al poseer sensibilidad, se ve movido por inclinaciones contrarias a la razón y el deber (ej. la voluntad debe sobreponerse al egoísmo).

En la posibilidad de elegir entre impulso y razón radica la libertad humana y, en consecuencia, la estructura moral. La función de la razón práctica es determinar los principios a priori que determinan la voluntad al margen de cualquier inclinación o motivo empírico.

La cuestión es cómo son posibles los principios morales o la obligación moral. Kant parte de la existencia de la ley moral y distingue tres tipos de principios:

  1. Máximas: Normas de conducta que un sujeto se impone (ej. “Siempre que me ofendan, me vengaré”). No son válidas como ley moral por su falta de validez universal.
  2. Imperativos hipotéticos: Normas que imponen una acción como medio para un fin (ej. “Si quieres tener, debes ahorrar”). Hay conexión objetiva entre medio y fin, pero no son universales, pues no todos aspiran al mismo fin.
  3. Imperativo categórico: Impone una acción a la voluntad no como medio, sino porque es necesaria en sí misma (ej. “No se deben hacer falsas promesas”). Su estructura es universal (ej. no se debe querer que no se cumplan las promesas, pues el concepto de promesa perdería significado).

Kant no ofrece un catálogo de imperativos categóricos, sino tres formulaciones para identificarlos:

  • “Debo obrar siempre de tal modo que pueda querer que mi máxima se convierta en ley universal”. Describe la forma de la ley moral (universal). Para que una acción sea moral, debe tener como único motivo el respeto a la ley.
  • “Obra de tal modo que trates siempre a la humanidad, ya en tu persona, ya en la de los demás, no solo como medio sino también como fin”. Afirma que las personas, como seres racionales, son fines en sí mismos. Las cosas son instrumentos, pero las personas no se reducen a ello. El suicidio, para Kant, es utilizarse a uno mismo como medio. Subyace el concepto de dignidad humana: el ser humano tiene valor absoluto, no relativo.
  • “Obra de tal suerte que la voluntad, por su máxima, pueda considerarse a sí misma como legisladora universal”. Describe la autonomía de la voluntad: la razón moral es la única autora de la ley moral, y la voluntad debe llevar al hombre a obrar con independencia de cualquier inclinación. Kant critica las éticas anteriores por ser heterónomas (la voluntad se impone una ley según circunstancias e inclinaciones). La autonomía moral consiste en actuar con independencia de circunstancias empíricas, lo que constituye la libertad.

En el mundo natural, la libertad no parece existir, pues todo se rige por la causalidad. Pero la libertad es la condición de ser (ratio essendi) de la ley moral, y esta es un hecho (ratio cognoscendi) por el que conocemos la libertad. Por lo tanto, hay que postular la existencia de la libertad.

La razón práctica busca un fin último, un incondicionado, un absoluto que Kant llama Supremo Bien (a priori de la voluntad). Consiste en la conexión entre virtud y felicidad: la persona virtuosa no busca la felicidad como fin (el único motivo moral es el respeto al deber), pero se hace digna de ella. Sin embargo, parece haber una antinomia entre ser virtuoso y ser feliz, ya que en el mundo empírico parece ser cuestión de azar.

Kant hace posible esta conexión postulando:

  1. La inmortalidad del alma: Condición de realización de la ley moral. Solo el alma, sin las inclinaciones del cuerpo, puede adecuarse perfectamente a la ley moral.
  2. La existencia de Dios: Garantía de que quien alcance la virtud merecerá la felicidad. Desde la moral, Kant llega a una fe racional pura.

Política

El pensamiento político de Kant se expresa en obras como Idea de una historia universal en sentido cosmopolita, La Paz perpetua y ¿Qué es la Ilustración?

Para Kant, la Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad. Minoría de edad es la incapacidad de usar el propio entendimiento sin la dirección del otro, culpable por la falta de decisión y ánimo para usar la razón sin dirección ajena. De ahí la consigna: “Sapere aude”. Kant comparte la fe en la razón y la esperanza de que la humanidad se deje guiar por ella, creyendo que se dan las condiciones para realizar este proyecto. El impedimento para esta emancipación intelectual es la esencia de la libertad. Libertad, para Kant, es “hacer siempre y en todo lugar uso público de la razón”.

En el contexto del reino de Prusia, el ejército, la hacienda pública, la Iglesia luterana y la corona limitaban la libertad. Kant plantea la relación entre el uso de la razón y el poder coercitivo del Estado, buscando conciliar el uso de la razón y la pertenencia a un cuerpo social y espiritual.

Kant comparte la preocupación ilustrada de una política basada en razón y libertad. En la Ilustración hay dos tendencias:

  1. Liberal (Montesquieu): Busca la felicidad del mayor número de ciudadanos mediante un orden social protagonizado por la burguesía. Postula una monarquía constitucional con separación de poderes para evitar abusos.
  2. Igualitaria (Rousseau): Expresada en la teoría del contrato social, basada en la voluntad popular.

Kant usa la teoría contractual de Rousseau para explicar la constitución de un Estado de derecho y una justicia distributiva. La necesidad de un Estado y una ley externa con coacción es racional, incluso si todos los hombres fueran justos. El paso del estado de naturaleza al de derecho se da mediante un contrato: todos renuncian a su libertad externa para recuperarla como miembros del Estado. Se abandona la libertad externa sin ley para recuperarla en dependencia a una ley.

Kant elige el modelo de Montesquieu y la separación de poderes. Estos deben estar separados para evitar el despotismo y la negación de la libertad.

En La Paz perpetua, Kant enumera las condiciones para la paz:

  1. Sistema republicano o representativo, basado en: el principio de libertad legal, el principio de dependencia como súbditos a una legislación común y el principio de igualdad civil.
  2. Derecho de gentes en una federación de estados libres, camino hacia una unión de naciones.
  3. Derecho de ciudadanía mundial y hospitalidad universal: “Nadie tiene más derecho que otro a habitar en un lugar del planeta” y “nadie querrá entrar como conquistador donde es recibido como huésped”.

La comunidad política debe ser racional y libre, con la esperanza de conciliar deber y felicidad. En su ética, Kant afirma que la felicidad no es competencia del ser humano, ya que la conexión entre deber y felicidad la avala Dios. Sin embargo, los hombres pueden garantizar la infelicidad del que no cumple su deber mediante el castigo.

Kant es riguroso en derecho penal, defendiendo una justicia vindicativa (Ley del Talión).

En un suplemento de La Paz perpetua, Kant no sueña con una ciudad gobernada por filósofos, pues el poder perjudica el libre ejercicio de la razón. Sin embargo, los gobernantes deben considerar las máximas filosóficas sobre las condiciones para la paz.

En el apéndice, Kant aborda el desacuerdo entre moral y política: “El Dios-límite de la moral no se inclina ante Júpiter, el Dios-límite de la fuerza”. Kant se coloca del lado de la moral y el derecho contra la fuerza.