Immanuel Kant: Filosofía Crítica, Razón y Ética en la Ilustración

La Ilustración, período caracterizado por el avance del pensamiento racional y la búsqueda de la autonomía individual, sirvió como marco intelectual para la obra de Immanuel Kant. Este filósofo alemán fue uno de los pensadores más influyentes de la época, cuya obra, particularmente la Crítica de la Razón Pura, transformó la filosofía occidental y sentó las bases para la epistemología moderna.

En el contexto de la Ilustración, donde se promovía la primacía de la razón y la crítica de las instituciones y tradiciones establecidas, Kant se propuso abordar una cuestión fundamental: determinar los límites y las capacidades del conocimiento humano. Para ello, planteó la necesidad de una crítica trascendental, es decir, una evaluación de las condiciones que hacen posible el conocimiento.

Racionalismo, Empirismo y la Crítica Trascendental

El punto de partida de Kant fue el reconocimiento del conflicto entre dos corrientes filosóficas predominantes de la época: el Racionalismo y el Empirismo. Mientras que el Racionalismo defendía la primacía de la razón como fuente de conocimiento, el Empirismo postulaba que éste provenía únicamente de la experiencia sensorial. Kant consideró que ambas posturas tenían limitaciones y propuso una síntesis a través de su crítica trascendental.

En su análisis, Kant distinguió entre juicios analíticos y sintéticos. Los juicios analíticos son aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto y no aportan nueva información, mientras que los sintéticos amplían nuestro conocimiento al agregar nueva información. Además, clasificó los juicios en a priori, aquellos cuya verdad se conoce independientemente de la experiencia, y a posteriori, cuya verdad depende de la experiencia.

Para Kant, los juicios científicos ideales son los sintéticos a priori, ya que ofrecen nuevo conocimiento que es universal y necesario, pero no depende de la experiencia sensorial. Este concepto fue fundamental en su pensamiento, ya que consideraba que la ciencia, para ser verdaderamente universal y necesaria, debía basarse en principios que trascendieran la mera observación empírica.

Estructura de la “Crítica de la Razón Pura”

La obra principal de Kant, la Crítica de la Razón Pura, se estructura en tres partes: la Estética Trascendental, la Analítica Trascendental y la Dialéctica Trascendental. En la Estética, Kant examina la sensibilidad y argumenta que el espacio y el tiempo son formas a priori que estructuran nuestra experiencia. La Analítica se centra en el entendimiento y las categorías a priori que utiliza para organizar los datos sensoriales en conceptos. Finalmente, la Dialéctica aborda las ilusiones de la razón pura y las limitaciones del conocimiento humano.

Fenómeno, Noúmeno y los Límites del Conocimiento

Una de las contribuciones más importantes de Kant fue su distinción entre fenómeno y noúmeno. Mientras que el fenómeno es el objeto de la experiencia sensorial, el noúmeno es la cosa en sí, que trasciende nuestra capacidad de percepción. Según Kant, la ciencia solo puede estudiar los fenómenos, ya que el noúmeno es incognoscible para el ser humano.

En última instancia, Kant concluyó que la Metafísica como ciencia es imposible, ya que trata de trascender los límites de la experiencia y aplicar conceptos a priori a objetos que están más allá de la percepción sensorial. Sin embargo, reconoció que la razón humana tiene un impulso natural hacia la Metafísica y propuso una crítica de la razón pura para determinar los límites del conocimiento y evitar el dogmatismo.

El Problema de la Ética en Kant

La Ilustración, marco intelectual en el que se movió Kant, tuvo como finalidad conseguir la autonomía individual a través del ejercicio crítico de la razón. La filosofía kantiana se conoce como filosofía crítica porque busca analizar y comprender la posibilidad y límites de la Razón tanto en su aspecto teórico (conocimiento) como en su dimensión práctica (ética).

Razón Teórica y Razón Práctica

La Razón tiene una doble vertiente: teórica y práctica; no se trata de dos razones sino de dos usos distintos de la misma razón. La Razón Teórica se ocupa de conocer cómo son las cosas; la Razón Práctica se ocupa de cómo debe ser la conducta humana. El uso práctico de la razón lo desarrolla en sus obras Crítica de la Razón Práctica y Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres.

Crítica a las Éticas Materiales, Empíricas y Heterónomas

Kant rechazará las éticas anteriores a él por tres motivos:

  • a) Por ser éticas materiales (proponen distintos fines que identifican con el bien y establecen medios para lograrlo): pero hay muchas teorías acerca de cuál es el fin o el bien y no hay posibilidad de ponerse de acuerdo, lo que pone de manifiesto su falta de universalidad.
  • b) Por ser éticas empíricas (fundadas en la experiencia y que se basan en principios o imperativos hipotéticos (orientados a fines particulares) si quieres alcanzar la felicidad (algo distinto para cada sistema) has de comportarte de acuerdo con esta norma. Además de significar que se actúa por un interés (para conseguir un fin), implica que la validez de la norma sólo puede ser comprobada experimentalmente, por lo que tampoco puede tener carácter universal y necesario.
  • c) Por ser éticas heterónomas (la norma se rige por criterios ajenos a la propia razón como los instintos o apetencias, la tradición o la autoridad de otros), por lo que en realidad no está actuando libremente, perdiendo la autonomía de la voluntad.

La Ética Formal y la Buena Voluntad

Pero ¿qué valor puede tener una norma moral que no es universal y necesaria, cuyo cumplimiento está sometido a conseguir un objetivo, un interés, y que propone al hombre renunciar a la libertad, a la autonomía de su voluntad? La solución que plantea es que la ética para ser universalmente válida es que ha de ser formal: no material, no puede fundarse en nada empírico; no puede establecer ningún bien o fin de la conducta, ni puede decirnos cómo tenemos que actuar: ha de contener sólo la forma de la moralidad. Y por ello ha de ser necesaria (cumplirse por sí misma).

¿Cuál es la condición de posibilidad a priori de la moralidad? Kant dice que “la buena voluntad“. Una voluntad que obra por deber, es decir, no por interés, o por inclinación o por deseo. Obrar por deber es obrar por respeto a la ley moral que la voluntad se da a sí misma. Solo las acciones que se realizan por deber son morales.

El Imperativo Categórico

Pero no todas las personas tienen buena voluntad, por eso la ley moral adquiere un carácter de mandato (“imperativo”) absoluto y sin condiciones (“categórico”). El imperativo categórico es un mandato con carácter universal y necesario, no contiene nada empírico, sino sólo la forma de la moralidad. El Imperativo categórico se formula de la siguiente manera:

  1. Como ley universal: “actúa de tal modo que lo que hagas se pueda transformar en ley universal”.
  2. Como fin en sí mismo: “actúa de tal manera que uses la humanidad, siempre como un fin y nunca como un medio“.

El imperativo categórico no nos dice cómo tenemos que comportarnos concretamente, ni nos da ninguna norma, ni nos propone ningún fin interesado. Al mismo tiempo, contiene una exigencia de universalidad y necesidad, pero garantiza la autodeterminación de la voluntad, su autonomía, su libertad.

Los Postulados de la Razón Práctica

Kant afirma que para la moral son necesarias la existencia de la libertad, de un alma inmortal ya que, si el hombre en esta vida no puede alcanzar la perfección absoluta de una voluntad luego debe existir otra vida en donde eso sea posible; y de Dios que garantice todo esto. Pero en la Crítica de la Razón Pura estos tres objetos quedaban en el ámbito del noúmeno, por lo que la posibilidad de conocerlos quedaba eliminada. Por tanto, Kant se ve obligado a introducir los postulados de la Razón Práctica: Dios, alma y libertad son conceptos necesarios no demostrables. Lo que la razón teórica no ha podido demostrar, la razón práctica lo tiene necesariamente que postular. Por eso dirá en la introducción de la Crítica de la Razón Pura: “Tuve, pues, que suprimir el saber para dejar sitio a la fe”.