Immanuel Kant: Conocimiento, Sensibilidad y Entendimiento en la Crítica de la Razón Pura

Contexto del Fragmento: La Crítica de la Razón Pura

El fragmento a comentar pertenece a la Crítica de la razón pura, obra fundamental de Immanuel Kant, en la que desarrolla su filosofía trascendental.

Immanuel Kant: Vida y Pensamiento

Immanuel Kant (1724-1804) nació en Königsberg en el seno de una familia humilde y religiosa. Estudió en la Universidad de Königsberg, donde se formó en la filosofía racionalista de Leibniz y Wolff, así como en la física de Newton. Dedicó su vida al estudio y la enseñanza, llevando una vida metódica y reservada.

Kant simpatizó con las ideas de la Ilustración, la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos, destacando por su confianza en la razón y el progreso humano. Su pensamiento se divide en dos períodos:

  • Período precrítico: Donde sigue la metafísica racionalista.
  • Período crítico: En el que, influenciado por Hume, analiza los límites de la razón.

En su etapa crítica, escribió sus obras más influyentes, como Crítica de la razón práctica, Crítica de la razón pura y La paz perpetua. Su filosofía tuvo un impacto duradero, convirtiéndolo en una de las figuras más importantes de la historia del pensamiento occidental tratando el idealismo trascendental.

Sensibilidad y Entendimiento: Las Dos Fuentes del Conocimiento

En este fragmento de la Crítica de la razón pura, Kant establece una distinción fundamental entre sensibilidad y entendimiento.

  • La sensibilidad es la facultad receptiva a través de la cual los objetos nos afectan.
  • El entendimiento es la capacidad espontánea de generar conocimiento mediante conceptos.

Esta distinción responde a la estructura general de su teoría del conocimiento, expuesta en la Estética Trascendental y la Analítica Trascendental, donde Kant demuestra cómo ambas facultades se complementan en la constitución del conocimiento empírico.

Síntesis entre Racionalismo y Empirismo

Uno de los puntos clave del texto es la afirmación de que “los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas“. Aquí Kant refuerza su postura crítica frente al racionalismo y el empirismo: ni la razón por sí sola puede generar conocimiento (como defendían los racionalistas), ni la experiencia bruta sin conceptos puede proporcionar una comprensión coherente del mundo (como proponían los empiristas). Según los apuntes, Kant busca una síntesis entre ambas corrientes, estableciendo los límites del conocimiento a partir de los juicios sintéticos a priori, que hacen posible la ciencia.

Para comenzar, Kant afirma que el conocimiento es una composición de lo que recibimos mediante las impresiones sensibles y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce a partir de sí misma.

  • La filosofía racionalista admite que poseemos determinados conocimientos que no proceden de la experiencia.
  • La filosofía empirista no admite ningún conocimiento que no derive de la experiencia.

Kant considera que todo conocimiento comienza con la experiencia, pero al mismo tiempo hay conceptos que la razón forma por sí misma, conceptos a priori que no proceden de la experiencia, sino que se aplican a ella, la condicionan y la hacen posible. De modo que estas condiciones a priori son las que pertenecen a la estructura de conocimiento del sujeto. Convirtiéndose así, la doctrina de Kant en una síntesis de racionalismo y empirismo.

Materia y Forma del Conocimiento

Además Kant, considera que en todo conocimiento podemos distinguir dos aspectos:

  • A) La materia del conocimiento, que es el contenido empírico, las sensaciones que sólo pueden ser suministradas por los sentidos, y vienen, por lo tanto, dadas a posteriori.
  • Y B) la forma del conocimiento, que es aportada por la propia facultad de conocer del sujeto, y que consiste en la organización de los datos sensoriales según unas estructuras a priori.

Agregando a lo anterior, la sensibilidad proporciona la materia del conocimiento y el entendimiento proporciona la forma del conocimiento, porque organiza esas impresiones mediante categorías. Por consiguiente, el contenido del conocimiento proviene de la experiencia sensible, pero es nuestra mente la que aporta la estructura que sirve para interpretar lo que conocemos.

El Giro Copernicano

A continuación, Kant compara su teoría del conocimiento con la revolución que realizó Copérnico en astronomía, por eso denominamos giro copernicano a la tesis kantiana de que el sujeto impone al material de la experiencia sus propias formas cognoscitivas, de modo que los objetos sólo pueden ser conocidos bajo esas formas.

Fenómeno y Noúmeno: Los Límites del Conocimiento

Otro punto es que Kant diferencia dos fuentes de conocimientos: la sensibilidad y el entendimiento. A través de la sensibilidad conocemos fenómenos, no una realidad independiente del sujeto cognosciente.

  • La materia del fenómeno es el contenido empírico suministrado por los sentidos.
  • La forma del fenómeno es aquello que hace que la diversidad de sensaciones pueda ser ordenada en ciertas relaciones.

El espacio y el tiempo son las formas a priori de la sensibilidad, es decir, no son realidades objetivas que existan en el mundo exterior al sujeto, sino que es el marco impuesto por nuestra propia mente dentro del cual percibimos la realidad.

Kant llama cosa en sí o noúmeno a lo que las cosas son en sí mismas independientemente de ser conocidas por nosotros. El conocimiento comienza cuando el sujeto es afectado por la realidad exterior, pero esta realidad (el noúmeno) no es objeto de conocimiento. Lo que el sujeto conoce es el fenómeno, es decir, no la cosa en sí, sino el objeto constituido por su propia actividad como ser pensante, un objeto ordenado en el espacio y tiempo.

El Papel de las Categorías

Por ello, los fenómenos son diversos y el entendimiento debe reunir esa diversidad en una síntesis. Esa síntesis se realiza mediante conceptos a priori o categorías (como los conceptos de causa, sustancia, etc.). Esto requiere que para Kant la causa o la sustancia no forman parte de la realidad externa, sino que son elementos aportados por el sujeto para dar sentido a lo que percibimos.

Críticas y Legado

Sin embargo, esta distinción entre sensibilidad y entendimiento plantea una serie de problemas filosóficos. Por ejemplo, ¿cómo se relacionan exactamente ambas facultades? Aunque Kant sostiene que su unión es necesaria para el conocimiento, no explica con suficiente claridad el mecanismo mediante el cual se realiza esta síntesis. Esto ha sido objeto de críticas posteriores, como las de la fenomenología husserliana, que cuestiona la pasividad de la sensibilidad y enfatiza la intencionalidad de la conciencia en toda experiencia.

Además, Kant enfatiza la necesidad de distinguir cuidadosamente las contribuciones respectivas de sensibilidad y entendimiento, lo que justifica la separación entre Estética Trascendental y Lógica Trascendental. No obstante, este enfoque tiende a reforzar la idea de una escisión rígida entre ambas facultades, lo que contrasta con modelos más integradores del conocimiento, como el pragmatismo o la hermenéutica. En estos enfoques, el conocimiento no se construye por la mera combinación de intuiciones y conceptos, sino que surge en la praxis interpretativa del sujeto.

La Metafísica como Disposición Natural

Para finalizar, Kant concluye que la metafísica no puede ser una ciencia porque nuestro conocimiento solo es válido cuando se aplica a la experiencia. Intentar conocer realidades más allá de ella, como Dios, el alma o el mundo en su totalidad, conduce a ilusiones. Sin embargo, reconoce que la razón humana tiende naturalmente a buscar lo absoluto, por lo que la metafísica sigue siendo importante, aunque dentro de límites críticos que eviten afirmaciones sin fundamento.

Conclusión

En conclusión, Kant sienta las bases de la epistemología moderna al definir la estructura del conocimiento humano, superando las limitaciones del empirismo y el racionalismo. Sin embargo, la relación entre sensibilidad y entendimiento sigue siendo un punto debatido en la filosofía contemporánea. Su insistencia en la necesidad de una crítica de la razón es un legado fundamental de la Ilustración, ya que impone límites claros al conocimiento y evita caer en dogmatismos. No obstante, la manera en que Kant traza estas fronteras ha sido constantemente revisada y reformulada a lo largo de la historia del pensamiento.