Horacio: Legado Poético y Temas Clave

Horacio, poeta y tópicos

Aunque la influencia de Horacio no fue tan grande como la de sus contemporáneos Virgilio y Ovidio, éste es probablemente el poeta lírico latino más representativo, ya que en su obra hace muchas referencias a él y a sus sentimientos más profundos. Se inspiró en dos grandes líricos griegos: Alceo y Safo, y su mérito principal es que adaptó al latín los principales versos de estos poetas. Su precursor latino fue Catulo, que dedicó una gran parte de su obra a su amor imposible, Clodia (Lesbia en las obras).

Vida y obras

Entre los jóvenes romanos que estudiaban en Grecia, predominaba un espíritu republicano, y cuando César fue asesinado, Bruto reclutó hombres para su ejército. Horacio se enroló y tomó parte en algunos combates, pero, tras la derrota de Bruto, desistió y volvió a Roma, a la casa paterna. Su padre había muerto y sus bienes confiscados. Su vida en Roma fue difícil. Finalmente, una amnistía le permitió obtener un cargo de escribiente para el Estado. El poco tiempo libre que tenía lo dedicaba a escribir poesía, hasta que adquirió una gran fama como poeta y se hizo amigo de poetas conocidos como Virgilio. Estos le presentaron al poderoso consejero de Augusto, Mecenas, y poco después Horacio entraba a formar parte de su círculo.

Pronto surgió una gran amistad entre ambos y Mecenas le regaló una masía, donde Horacio pudiera estar en contacto con la naturaleza, meditar e inspirarse. Horacio murió el año 8 d.C., pocos meses después de la muerte de su amigo y protector Mecenas.

Las primeras obras de este fueron los Epodos y las Sátiras. Epodos es una recopilación de 17 poemas breves sobre temas muy diversos, escritos de una manera más o menos violenta y sarcástica, contra personajes anónimos que solían ser prototipos de los vicios de la época: prostituta, bruja, nuevo rico… Algunos poemas son de contenido amoroso y otros están inspirados en el deseo de que acaben las luchas entre los ciudadanos romanos. También hay un poema de tipo bucólico, el Beatus ille, en el que canta las delicias de la vida en el campo frente a los problemas que conlleva vivir en la ciudad.

La obra Sátiras, elaborada no mucho tiempo después de haber escrito los primeros Epodos, reúne 18 composiciones, distribuidas en 2 libros, en las que el poeta hace un retrato de la sociedad de la época de Augusto, con referencias autobiográficas. En general, en las sátiras se mantiene la intención irónica, pero con un tono menos violento que en las Epodos.

Hacia los 30 años escribió las Odas, una recopilación de composiciones líricas de temática diversa: cantos al amor, a la amistad, etc. Otros poemas suyos son de carácter filosófico y moral y reflejan su filosofía de vida. También compuso poemas de contenido religioso y político, siempre exaltando a Augusto como pacificador de Roma.

Posteriormente, Horacio escribió 2 libros de Epístolas, colección de cartas dirigidas a varios amigos, especialmente a Mecenas, donde el poeta continúa reflexionando sobre la manera de tener una vida feliz. Hay que destacar de esta obra la famosa “Epístola dirigida a los Pisones” o “Arte poética”, en la que explicaba cómo debe ser una buena composición poética.

El emperador Augusto apreciaba la obra de Horacio y quiso que fuera él quien, con motivo de la celebración de los Ludi saeculares, escribiera el himno que sería cantado por un coro de chicos y chicas, el Canto Secular. Este canto fue escrito para celebrar y agradecer a los dioses la entrada de una nueva época (saeculum), marcada por la paz y la prosperidad.

Animado por el éxito de este himno, Horacio escribió un último libro de odas, donde exalta la figura del emperador, presentándolo como un semidiós. De hecho, la obra pacificadora que había llevado a cabo Augusto estaba de acuerdo con el patriotismo de Horacio, que tomaba forma concreta en su amor a la paz y a la concordia entre los ciudadanos.

Horacio y los tópicos

(Tópico literario es una expresión que un escritor ha acuñado para referirse a argumentos de características similares y que se han ido repitiendo a lo largo de la historia de la literatura)

La obra literaria de Horacio contiene una serie de tópicos que han sido recogidos por la literatura occidental. Hay que destacar dos como más significativos: el beatus ille y el carpe diem.

El poeta, de acuerdo con su forma de entender la vida, siempre elogió la tranquilidad que supone vivir en el campo frente a la inquieta vida de la ciudad.

Horacio también era consciente de lo rápido que pasa el tiempo, por tanto, era partidario de aprovechar todos los momentos de la vida. En el tópico carpe diem.

El poeta elogiaba también la moderación de las cosas (tópico de la aurea mediocritas) y los pequeños placeres de la vida cotidiana, y rechazaba las ambiciones desmedidas y las envidias, porque, al fin y al cabo, todos morimos, la muerte es la única que no hace distinciones.

El escritor era consciente, sin embargo, de la inmortalidad de la obra del artista.