Historia de España: Reinos Cristianos, Al-Ándalus, Romanización y Reyes Católicos

Los Reinos Cristianos

Introducción

La repoblación ayuda a explicar los rasgos principales de la estructura de la propiedad de la tierra en España hasta el siglo XIX. La entrega a Órdenes Militares de territorios del Guadiana y del sur de Teruel puede justificar la existencia de grandes propiedades.

La Organización Social de los Nuevos Territorios

A partir del siglo XI los reinos cristianos peninsulares aumentaron territorialmente. En los procesos de colonización y repoblación intervinieron muy activamente los monarcas. Las instituciones empleadas fueron:

  1. Privilegios y fueros: su objetivo era atraer a nuevos pobladores para que se establecieran en la zona.
  2. Capitulaciones: acuerdos o pactos locales.
  3. Repartimientos: distribución de bienes y tierras en lotes que efectuaba el monarca entre los conquistadores.

Podemos dividir la repoblación en cuatro grandes etapas:

1ª Alta Edad Media (S. VIII-X)

Se ocuparon los territorios semidespoblados y despoblados; la población se dedicaba a actividades ganaderas. Entre repobladores se dio un cierto colectivismo. El sistema de organización no gustó ni al rey ni a Hacienda porque cobraban a los campesinos poco o nada. Hacia el S. X se encargó la repoblación a monasterios, obispos o nobles, quienes también accedían a la propiedad de las tierras por “presura”. Se formaron pequeños núcleos de población, “las aldeas”, que dependían del señor. Los campesinos libres que no dependían de nadie, salvo del rey, fueron absorbidos por los más poderosos. En las comarcas repobladas mediante presura predominó el minifundio.

2ª Siglo XI y Primera Mitad del XII

Se conquistaron las tierras entre los ríos Duero y Tajo. Su repoblación se encargó a los “concejos” de las ciudades y villas a las cuales se les concedía un “fuero”, que era la ley privativa. El concejo era la asamblea de vecinos reunidos para resolver sus propios asuntos, repartía las tierras de labor entre los vecinos. Los musulmanes emigraban y permanecieron los mozárabes y judíos; en el valle del Ebro permanecieron núcleos mudéjares.

3ª Segunda Mitad del XII y Primera Mitad del XIII

Se llegó hasta el Guadiana, cuenca del Turia y las Islas Baleares. La característica general fue la escasez de repobladores. La repoblación fue obra de los concejos en las ciudades y de las Órdenes Militares en tierras más despobladas. Los concejos, controlados por la oligarquía local, hacían el repartimiento de tierras y de sus casas, según la condición social de cada vecino. A las Órdenes Militares se les concedieron extensos territorios unitarios.

4ª Baja Edad Media (Segunda Mitad del S. XIII)

Se ocuparon el bajo Guadiana, Guadalquivir, Júcar y el Segura. La población mudéjar fue abundante en Valencia y Murcia. Llegaron a Valencia aragoneses y castellanos, a Murcia aragoneses, catalanes y castellanos. Aunque hubo áreas de minifundios y de mediana propiedad, lo más llamativo fueron los numerosos latifundios y la existencia de muchos habitantes que sin tierra alguna en propiedad, para subsistir no tenían más que la fuerza de sus brazos.

Al-Ándalus

Introducción

La historia política de los 8 siglos que transcurrieron desde la irrupción musulmana en la península ibérica hasta la extinción del último de sus reductos, fue protagonizada por cristianos y musulmanes. Los intereses políticos prevalecieron con frecuencia sobre las cuestiones religiosas. A partir de la invasión musulmana del 711, gran parte de la Hispania visigoda fue sometida a la influencia del Islam. No todos los musulmanes que desembarcaron en el 711 y acabaron en el reino visigodo de Toledo eran árabes, la mayoría eran bereberes, los árabes los consideraban ciudadanos de segunda clase y las disputas entre ambos grupos ha sido constante en la historia del islam.

Emirato Dependiente

Al-Ándalus pasó a ser un emirato dependiente; entre 714-749 sucedieron más de 20 gobernadores en medio de un clima de luchas entre los diversos grupos invasores.

Emirato Independiente de Bagdad

Se inicia con la llegada de Abd al-Rahman a la península y la ruptura del Al-Ándalus con el nuevo imperio abasí. En ella se formulan las bases de un estado omeya, que deja de ser una provincia del Imperio abasí. Abd al-Rahman asumió los títulos de príncipe respetando la supremacía del califa de occidente como máxima autoridad religiosa. Con Abd al-Rahman se estableció una fuerte administración central, siguiendo el modelo administrativo abasí. Dividió Al-Ándalus en 22 provincias o coras, bajo la autoridad de un valí auxiliado por un jefe de tropas o caíd. Fijó también los límites de las tres marcas fronterizas: en la superior con capital en Zaragoza, media con capital en Toledo e inferior con capital en Mérida. La administración de la justicia tenía un fuerte componente religioso, pues se basaba en la ley coránica.

La Administración Local

Había tres funcionarios que se encargaban de las magistraturas más importantes de la ciudad: el señor del zoco: encargado de mantener el orden público, de la imposición de multas o de la ejecución de las penas dictadas por un juez; y el señor de la ciudad: encargado de todos los asuntos de la política interior.

Califato de Córdoba: Abd al-Rahman III

La llegada al poder del emir Abderramán III supuso un cambio de rumbo de la dinámica política que avanzaba con la disgregación del Al-Ándalus. Abd al-Rahman se proclama califa en Córdoba, lo que significaba que pasaba a ser líder político y religioso de los andalusíes y todos los musulmanes. El califa asume la jefatura del ejército, administración del Estado, política exterior, presidía la oración de los viernes y era juez supremo. En el ámbito interior del Al-Ándalus, su objetivo era la restauración de la unidad del estado islámico. El califato supuso la hegemonía del Al-Ándalus. Los califatos crearon a Bagdad político, cultural y espiritual en Occidente. En el ámbito exterior al proclamarse califa, Abd al-Rahman, también afirmaba la ortodoxia religiosa frente a otro estado creado en el 910.

Factores del Proceso de Romanización

Introducción

La romanización es el proceso por el cual se integraba al sistema romano comunidades y pueblos conquistados o asociados a este a lo largo de varios siglos. En el caso de Hispania la romanización consistió en una transformación gradual de todos los habitantes de los pueblos peninsulares en ciudadanos del Imperio romano. La intensidad de la romanización fue diferente entre las zonas del sur y el levante. La presencia de Roma en la península ibérica se prolongó a finales del s. III a. C., momento en el que se inicia la conquista.

Dimensiones de la Romanización

La Organización del Territorio

La conquista y pacificación supuso una organización y explotación de las tierras y población sometidas a Roma. Hispania fue dividida en dos grandes provincias: la Citerior y la Ulterior. Los romanos fueron fragmentando el espacio hispánico hasta llegar a dividir Hispania en cinco provincias y cada una de ellas estaba dirigida por un gobernador y un consejo. La base de la administración son la explotación económica por medio de la Vía Augusta y la Vía de la Plata, recaudación de impuestos y mantenimiento del orden para luchar ante su defensa.

Modelo Urbano

Las civitates: constaban del núcleo urbano principal y el territorio circundante “ager” que debía abastecer a todos sus habitantes. La ciudadanía romana constituía un estado privilegiado que les otorgaba derechos civiles (derecho a voto). Las ciudades estipendiarias: habían sido conquistadas por la fuerza, estaban sometidas a un pretor y obligadas a pagar un tributo anual; las ciudades federadas: conservaban sus derechos, pero tenían que prestar auxilio a Roma y facilitar víveres; las ciudades inmunes disfrutaban de autonomía y estaban exentas de pagar impuestos. Las nuevas ciudades se ajustaban al modelo urbano romano. El foro o plaza mayor era el centro de la vida ciudadana. En torno a él se construían los principales edificios políticos. Las termas y los edificios de ocio (teatro, anfiteatro) eran construidos fuera del centro.

La Organización Económica

Roma impuso en Hispania su estructura económica. Bajo la administración romana la economía creció de forma considerable gracias a la racionalización y a las mejoras técnicas en los sistemas de explotación agrícola, ganadera y minera. Tras la conquista, todas las tierras pasaban a ser propiedad del Estado, que se reservaba una parte y la restante la repartía entre particulares y otras de comunal.

La Agricultura

Sector económico dominante. Se utilizó la madera de sus bosques, sus árboles frutales, trilogía mediterránea y plantas textiles. A Roma se exportaba fundamentalmente aceite, trigo, vino y esparto. La instalación de nuevos colonos supuso un importante crecimiento en la producción agrícola y la construcción de muchos canales y la generalización del uso del utillaje agrícola. Hispania se convirtió en una de las zonas con mayor producción de trigo y otros cereales.

La Ganadería

En la meseta como fuerza motriz, complementación dietética y desplazamientos. También fue importante el desarrollo de la ganadería ovina, porcina y bovina. En cuanto a la caza: aves, ciervos, conejos, etc. En la pesca destaca: pulpo, sepia, calamar, ostras, se utilizaba para la exportación y también se transformaban para la industria del salazón. Esta técnica de origen púnico se producía en las salinas a bajo precio.

Artesanía y Minería

El desarrollo económico manifiesta un gran desarrollo artesanal. La minería fue otra actividad esencial. Hispania importaba casi todos los bienes manufacturados: cerámica, tejidos, armas, etc. La moneda facilitó la compra y venta de productos.

Los Reyes Católicos

Introducción

Los Reyes Católicos constituyeron una de las etapas más decisivas de la historia de España. Se ponen las bases para la creación de un futuro Estado español; se consolida el sistema de monarquía autoritaria; se produce una gran expansión territorial e imperialista por el Atlántico, acaba el último reducto político del islam con la conquista del reino nazarí; se incorporan a la Corona Hispánica los territorios del reino de Navarra, las Islas Canarias y la plaza de Melilla; se pretende lograr la unificación religiosa en torno al cristianismo; nace la moderna Inquisición y la lengua castellana. La unión matrimonial de Isabel y Fernando II se produjo en 1469. Se plasmaba así la unión dinástica de las coronas de Aragón y Castilla, que constituyeron reinos independientes cada uno con sus propias instituciones e identidad. Los aragoneses eran extranjeros en Castilla y viceversa. Fernando intervino más en los asuntos castellanos que Isabel en los aragoneses. Sin embargo Castilla era el estado más extenso, más rico y más poblado. Esta posición de predominio explica que la creación del Estado español se haga sobre la base del reino castellano.

La Organización del Estado Moderno

La constitución de una comunidad territorial bajo la soberanía de un monarca, implicó el crecimiento de una nueva formación política que recibe el nombre de Estado Moderno. Después de la firma del Tratado de Alcaçovas, se enviaron cartas a las ciudades con voto en Cortes para que enviasen sus representantes a las que se habían de celebrar en Toledo en 1480. Los Reyes Católicos se propusieron transformar de modo definitivo una monarquía de carácter feudal, capaz de imponer su voluntad por encima de cualquier grupo social. Era necesario cometer dos tareas: restaurar la paz social y reforzar la autoridad de la monarquía. La política de los Reyes Católicos respecto a la aristocracia fue prudente y compensatoria. Se redujo su poder político, apartándola de los cargos superiores de la administración, que fueron ocupados por juristas y letrados de formación universitaria. En las Cortes de Toro de 1505 se aprobaron las nuevas leyes reguladoras de la institución de mayorazgo que se convirtió en el principal baluarte protector de los patrimonios nobiliarios.

Las Instituciones de Gobierno

La Santa Hermandad fue uno de los principales instrumentos de pacificación en el interior de Castilla. Actuaba como fuerza policial, era un verdadero ejército que se utilizó en la guerra de Granada.

Los Consejos eran órganos colegiados que orientaban, aconsejaban a los reyes; había consejos territoriales, los cuales ejercían su función sobre un territorio o reino determinado; había también consejos institucionales especializados en una determinada área de gobierno; entre ellos destacaron el Consejo de Órdenes Militares, el Consejo de la Inquisición y el Consejo de la Santa Hermandad.

El Consejo Real de Castilla, adoptó su forma definitiva como órgano supremo de gobierno e instancia judicial superior en 1480, se componía en su mayoría de letrados. El Consejo de Aragón, tenía funciones similares a las del Consejo de Castilla.

El Consejo de la Inquisición: tribunal eclesiástico cuya finalidad era perseguir la herejía o las ideas contrarias a la fe cristiana.

Las Cortes, el papel de ellas quedó reducido a la jura del heredero y a la solicitud de subsidios de carácter extraordinario.

Los corregidores ayudaban a los monarcas, encargados de trasladar a las autoridades locales las órdenes de la corte. En el ámbito de la administración de justicia, dos chancillerías, con función de tribunales superiores, en Valladolid y Granada; y dos audiencias, tribunales de rango inferior.

La hacienda para hacer frente a los numerosos gastos, existían dos tipos de ingresos: 1) ordinarios, destaca la alcabala; 2) extraordinarios, que comprendían los donativos de la Iglesia y de las Cortes.

El ejército obedecía a las órdenes del rey sin poner condiciones. Sus componentes luchaban a convenio de una paga: la soldada. Eficiente pero caro. Los mandos del ejército pertenecieron siempre a la nobleza. Los Reyes Católicos representan el final de la tolerancia medieval en materia religiosa. La uniformidad religiosa se convirtió en un objetivo prioritario de la nueva monarquía.