Guerra de la Independencia Española y Primera Guerra Carlista: Orígenes, Desarrollo y Consecuencias

Los Inicios del Conflicto

La Guerra de la Independencia comienza con el Motín de Aranjuez en 1808, que terminó con la destitución de Godoy y la entrega del trono por parte de Carlos IV a su hijo Fernando. El motín fue preparado por nobles y clero que rodeaban a Fernando VII. Las sublevaciones recogían el malestar social contra Godoy, especialmente por la política de alianzas que realizaba con Napoleón, sobre todo con el Tratado de Fontainebleau, que permitía el paso de las tropas francesas hacia Portugal. Conquistada Portugal, quedó dividida en tres partes: para Napoleón, el rey de España y Godoy. Napoleón pretendía ocupar España y Portugal. Le ofrece a Fernando VII trasladarse a Bayona, donde se encontraría con su padre y Godoy. La intención de Napoleón era alejarlos de España y, aprovechando los enfrentamientos, consigue la abdicación de Fernando VII en favor de su hermano José Bonaparte. Cuando se produce la abdicación, se promueve una revuelta popular el 2 de mayo ante el Palacio Real y el Parque de Artillería. El ejército se enfrenta a las tropas francesas. Durante los siguientes meses, notables españoles aprueban en Bayona una constitución que establecía a José Bonaparte como rey de España.

El Desarrollo de la Guerra

De mayo a octubre de 1808, el ejército francés no domina la península ibérica. En Andalucía, las tropas francesas son derrotadas debido a la actuación de Sevilla y Granada. El éxito plantea la necesidad de coordinar a las juntas provinciales en una Junta Central, organismo que se estableció en Aranjuez dirigido por Floridablanca. El segundo periodo de la guerra fue desde octubre de 1808 hasta 1812. El ejército francés logra la expansión por la península. El mismo Napoleón entra al mando de la guerra, consigue grandes victorias y logra que José Bonaparte regrese a Madrid. Los franceses llegaron a ocupar Portugal y Andalucía, excepto Lisboa y Cádiz.

Tercera y Última Etapa (1812-1814)

El ejército español contó con la ayuda de ingleses y portugueses, consiguiendo derrotar a Francia. Se lograron algunas victorias, como la de Arapiles, San Marcial y Vitoria. Los franceses permanecieron en Cataluña. En diciembre de 1813, se firmó el Tratado de Valençay entre Napoleón y el ejército español, que reconocía a Fernando VII como rey de España.

Consecuencias de la Guerra

  • Pérdidas económicas y humanas.
  • Aparición de un nacionalismo que se manifiesta en un rechazo al extranjero.
  • Protagonismo de los militares a lo largo de todo el siglo XIX.
  • Independencia de los países americanos.

Cortes de Cádiz

Mientras en España se desarrollaba la Guerra de la Independencia, se creó un nuevo régimen político. Cuando Fernando VII se marcha a Bayona, surgen las Juntas, organismos sociales y provinciales formados por militares, clérigos y personalidades políticas elegidas por los ciudadanos. Se creó la Junta Suprema Central para coordinar la acción política y militar, primero en Aranjuez y luego en Cádiz, dirigida por Jovellanos, político ilustrado. De esta Junta Suprema nació la idea de reunir unas Cortes que modificaran las instituciones existentes. El comienzo de las Cortes fue en la Isla de León el 24 de septiembre de 1810. Los diputados llegaron desde territorios que controlaba España, incluida América y Filipinas. El diputado Muñoz Torrero fue el encargado de inaugurar las Cortes y planteó la necesidad de establecer la soberanía nacional, la división de poderes, la igualdad ante la ley y una Constitución.

Grupos de las Cortes

  • Jovellanistas: Defienden un compromiso entre el rey y la nación. Fueron derrotados en las Cortes de Cádiz.
  • Liberales: Partidarios de reformas radicales.

Medidas Aportadas por las Cortes

  • Supresión del régimen señorial.
  • La propiedad agrícola se mantiene.
  • Desaparición de la Inquisición.
  • Libertad de trabajo.
  • Supresión de las aduanas internas.

Estas medidas no llegaron a aplicarse en su totalidad, pero suponen el programa de los liberales españoles.

Primera Guerra Carlista (1833-1839)

Al morir Fernando VII sin descendencia masculina, hubo un problema de legalidad en la sucesión. La ley de partidas permitía que una mujer pudiera reinar. La Primera Guerra Carlista comienza en 1833. Había dos bandos: los isabelinos y los carlistas. Los isabelinos apoyaban la Constitución de 1812, contaron con el apoyo de la población y también de países como Francia, Inglaterra y Portugal. Los carlistas estaban en contra del liberalismo y defendían una política centralizadora. Reciben el apoyo de la Iglesia, sobre todo de la pequeña nobleza y algunos artesanos y campesinos, que defendían el absolutismo e iban en contra del liberalismo.

El primer problema de la madre de Isabel II, María Cristina, fue enfrentarse a la Guerra Carlista. En esta guerra se pueden distinguir varias fases:

Primera Fase (1833-1835)

La guerra no tiene grandes batallas, ya que se utilizaba la guerrilla, en la cual los carlistas tenían el poder, dirigidos por el general Zumalacárregui. Tras su muerte, se produjo la pérdida del control de la guerra por parte de los carlistas. Los isabelinos eran ayudados por Francia, lo que les permitió controlar la guerra.

Segunda Fase (1836-1839)

Durante esta fase, los carlistas intentan controlar la situación haciendo expediciones a Madrid, aprovechando que los isabelinos no estaban bien preparados. Los carlistas no supieron aprovechar la situación y en 1838 vieron cómo acabó la guerra por una crisis interna en los dos bandos. Los enfrentamientos de los carlistas se producen entre los ultrarrealistas y aquellos que eran partidarios de llevar a cabo pequeñas reformas y acabar con la lucha armada. El gobierno de María Cristina logra el apoyo del movimiento liberal y reorganiza su ejército, al mando del General Espartero, que acaba la guerra con el Convenio de Vergara, garantizando los empleos y sueldos de militares carlistas y comprometiéndose a conservar los privilegios del País Vasco y Navarra.

El Triunfo de la Revolución Liberal: Las Regencias

La Regencia de María Cristina (1833-1840)

María Cristina tuvo que enfrentarse a la Primera Guerra Carlista y defender la monarquía absoluta frente al liberalismo, que entonces le estaba ayudando en la guerra. Esto significó el nacimiento del movimiento liberal y de los partidos políticos. Tras la muerte de Fernando VII, existían en el liberalismo dos tendencias con dos programas políticos diferentes, ya manifestados durante el llamado Trienio Liberal: los Doceañistas, que pretendían restablecer la Constitución de 1812, y los Exaltados, que pretendían reformas profundas en el estado y acabar con el Antiguo Régimen. A partir de 1833, esto da lugar al nacimiento de los Moderados y Progresistas.

Moderados

  • Defienden la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Sufragio restringido.
  • Poder legislativo con dos cámaras: Senado y Congreso.
  • Política económica proteccionista.
  • Apoyados por la burguesía, algunos propietarios y oficiales del ejército.

Progresistas

  • Defienden la soberanía nacional en las Cortes, aunque aceptan la función moderadora del Rey.
  • Poder legislativo en dos cámaras y Congreso, pero limitan el poder del Rey.
  • Admiten el voto restringido, pero más amplio.
  • Defienden las libertades individuales (prensa, imprenta, etc.).
  • Política económica librecambista.
  • Defienden el carácter electivo de los ayuntamientos.
  • Apoyados por las clases medias, artesanos de la ciudad, pequeños comercios y algunos grupos del ejército.

Estos dos partidos fueron los protagonistas del desarrollo político entre 1833 y 1878. Del sector más radical de los progresistas surgieron en la década de 1840 las fuerzas políticas de tendencia política y dependencia democrática y republicana.

Implantación del Régimen Liberal

María Cristina buscó el apoyo de los partidarios de realizar pequeñas reformas. Por esto, quería un pacto con el sector liberal más moderado en el gobierno.

Cea Bermúdez y Martínez de la Rosa

Martínez de la Rosa fue el encargado de elaborar el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada con un intento de transición pacífica del absolutismo al liberalismo. Aquí se reflejaba un régimen basado en la soberanía de dos instituciones. Las Cortes tienen dos cámaras. Una vez terminada la Guerra Carlista, que provocó una mala situación económica, se produjo una sublevación de las milicias urbanas, que querían una ampliación de las libertades políticas. Los movimientos revolucionarios dieron lugar a las juntas locales y provinciales, con manifestaciones en algunos lugares, con la quema de fábricas, y a provocar el Motín de la Granja organizado por suboficiales del ejército en 1836.

En un principio, la primera medida que adoptan los progresistas es establecer la Constitución de 1812 y, una vez elegidas las Cortes, deciden establecer una nueva constitución, la de 1837, donde se recogía el principio de soberanía nacional y una amplia declaración de derechos. Las Cortes tienen dos cámaras: la de los Diputados y el Senado. El poder legislativo es del rey y las Cortes, limitando el poder del rey, aunque mantiene el voto. El poder ejecutivo es del rey, pero actuando como moderador entre el gobierno y el parlamento.

Otras medidas son la desamortización de los bienes de la Iglesia llevada a cabo por Mendizábal, la supresión de la obligación de pagar los diezmos a la Iglesia, la eliminación de las aduanas interiores y la supresión de los gremios. Todo esto hizo que los moderados subieran al poder, con el apoyo de la Corona. En 1840, los progresistas provocaron una sublevación ante una nueva ley de ayuntamientos.