La arquitectura gótica utiliza básicamente la piedra trabajada, en forma de sillares o de mampostería, aunque en algunas zonas se emplee el ladrillo. Técnicamente se basa en un sistema de tres elementos básicos:
- Arco apuntado u ojival, que es más seguro y menos estático que el de medio punto, con gran capacidad de transformación al poder abrirse más o menos, presentando una gran variedad. En el siglo XV se extenderán el uso del arco conopial y de carpanel.
Bóveda de crucería, derivada de la de aristas ROMánica reforzada por nervios, formada por un conjunto de nervaduras (cuatro arcos que delimitan el tramo y dos que se cruzan en diagonal, todos ellos ojivales) sobre las que se apoyan los paneles de relleno o plementería, resultando así una bóveda más ligera. Se construye por tramos que suelen ser rectangulares, aunque se puede ajustar de forma flexible a la planta.
Su tipología es variada, desde la bóveda de crucería simple, pasando por la sexpartita y la de terceletes, hasta las estrelladas de época avanzada.
Los soportes que reciben los empujes de las bóvedas son de dos tipos: en el interior pilares fasciculados con multitud de baquetones que reciben los nervios de las bóvedas, en los que el capitel queda reducido a hojas de acanto o llega a desaparecer; en el exterior arbotantes que trasladan el empuje de la nave central por encima de las laterales hasta los estribos o contrafuertes, reforzándose esta uníón con pináculos.
Las principales construcciones son:Religiosas. Destaca la catedral, sede del obispo, que se convierte en el edificio más significativo de la nueva arquitectura gótica y que se emplaza en el centro de la ciudad. Presenta variantes aunque el prototipo sea de planta de cruz latina con varias naves longitudinales y crucero, marcado o no al exterior, que se sitúa cada vez más hacia el centro, por lo que la cabecera -que suele incluir el coro- adquiere gran desarrollo; cabecera con girola, a veces dobles, y capillas radiales; el alzado es basilical (con naves escalonadas -compartimentada normalmente la central en tres pisos: arquerías, triforio y clerestorio-), o de iglesia salón (HallenKirche con naves a la misma altura). Exteriormente las fachadas principales suelen presentar torres, portadas abocinadas, rosetones y arquerías, ofreciendo el conjunto una clara verticalidad.
En Francia destacan las catedrales de Laon, París, Chartres, Reims, Amiens y Beauvais; en Italia las de Siena, Florencia, Orvieto y Milán; en Alemania las de Colonia o Friburgo; en Inglaterra las de Canterbury, Westminster, Gloucester, Salisbury…
Civiles. Las nuevas necesidades provocaron la aparición de una arquitectura civil funcional que se convierte en la imagen que prestigia la ciudad, son las regiones europeas más ricas aquellas que ven nacer esta arquitectura que, a partir del Siglo XIV, tendrá gran desarrollo. Se da una gran diversidad de edificios y tipologías: ayuntamientos, castillos, lonjas, palacios, puentes, hospitales.
Los ayuntamientos, símbolos de las libertades ciudadanas de la burguésía, muestran un desarrollo comparable al de las catedrales. Destacan los de Flandes e Italia, como los de Amberes, Bruselas, Florencia o Siena. En los Países Bajos y la costa mediterránea tienen gran auge las lonjas, cuyo origen está en las loggia italianas, pórticos en los que se llevaban a cabo las transacciones comerciales y que se convirtieron en edificios de gran envergadura como las lonjas de Brujas, Palma de Mallorca o Valencia.
Introducción
El arte gótico aparece a mediados del Siglo XII y pervive hasta principios del XVI, por lo que convivirá con el ROMánico y el Renacimiento, alcanzando una amplia difusión geográfica al extenderse por toda Europa y fuera de ella. El concepto surgíó con carácter peyorativo durante el Renacimiento, por su aparente anticlasicismo, y su rehabilitación se produjo en el Siglo XIX, con el Romanticismo, por el interés surgido por el mundo medieval. Hoy, sin embargo, es considerado como un movimiento naturalista, aunque con elementos diferentes a los del mundo clásico.
El gótico es el reflejo de los cambios experimentados en la Europa del momento:
- El gran desarrollo económico, iniciado a partir del Siglo XI, lleva a la expansión del comercio y al consiguiente crecimiento de las ciudades y de la burguésía, originando un arte urbano y burgués.
- El despertar del aristotelismo, frente al platonismo imperante hasta el momento, deja paso a lo experimental y a la observación de la realidad. Las universidades, especialmente la de París, jugarán un papel decisivo en el desarrollo y difusión de este pensamiento, con Santo Tomás de Aquino como figura clave. Ello conduce al desarrollo del Naturalismo.
- El despertar del humanismo, del que San Francisco de Asís será su mejor exponente, abre una nueva dimensión del hombre y de la naturaleza, como reflejo de Dios, que desembocará en el antropocentrismo renacentista.
- Aparición de una nueva reforma religiosa, la del Cister, que ante la relajación de la Iglesia propugna una vida sencilla y austera, que en arquitectura se plasmará en obras desprovistas de ornamentación, esencialmente estructurales.
- Carácterísticas generales. Catedrales, lonjas y ayuntamientos.El desarrollo de las ciudades planteó nuevas necesidades arquitectónicas, iglesias más amplias, edificios civiles para los organismos municipales y gremiales, que el ROMánico no podía resolver sin aumentar más el grosor de los muros y de los contrafuertes. Surge así un nuevo sistema constructivo que permite ampliar el espacio haciendo desaparecer el muro, con soluciones técnicas no superadas hasta la arquitectura contemporánea.
El gótico nace en la Isla de Francia en la segunda mitad del Siglo XII (Abadía de Saint Denis,1144) y se expande con gran rapidez en manos de la orden del Cister, por lo que la primera etapa recibe el nombre de gótico cisterciense, caracterizado por la simplicidad arquitectónica, la austeridad decorativa, la utilización del arco ojival y la bóveda de crucería sencilla (aunque existen antecedentes de ellas en Roma, en el arte hispanomusulmán, en la Italia de los siglos XI y XII, o en edificios como la catedral inglesa de Durham), aplicándose especialmente a construcciones monásticas. El Siglo XIII se corresponde con la etapa clásica, a la que sucede el gótico del Siglo XIV, finalizando con el gótico flamígero del Siglo XV, evolución hacia un mayor decorativismo en bóvedas, arcos y tracería, no levantándose nuevos edificios sino que se terminan o amplían los anteriores, y que en España se adentra en el XVI.