Generación del 98: Modernismo y Renovación en la Literatura Española

Antonio Machado

En su última etapa poética, Machado escribe Nuevas canciones, donde incluye referencias a proverbios morales y filosóficos, a Soria, sonetos y composiciones de inspiración andaluza y castellana. Posteriormente, publica tres ediciones de sus Poesías completas y Poesías de guerra, donde incluye elegías, arengas al bando republicano y describe los efectos de la guerra.

Pío Baroja

Junto con Azorín y Ramiro de Maeztu, Baroja forma el llamado “Grupo de los Tres”, que pretendía la renovación de España para su equiparación con los países europeos. Firmaban artículos en conjunto, pero el fracaso de su objetivo hizo que se disolviese y que, con desesperanza y pesimismo, cada autor actuase por su cuenta. Para Baroja, la novela es un género permeable, capaz de abarcarlo todo. Su producción literaria se caracteriza por ser fruto de una observación rigurosa de la realidad, lo que le capacita para la descripción impresionista de paisajes y ambientes, los diálogos realistas y el lenguaje espontáneo, y la caracterización de personajes (espectador, abúlico, nietzscheano y aventurero).

En su primera etapa destacan:

  • Camino de perfección (en el que un joven busca la acción para vencer su abulia).
  • La trilogía de La lucha por la vida (en el que el protagonista ha de sobrevivir en un medio hostil).
  • Zalacaín, el aventurero (en el que cuenta las andanzas de un vasco durante las guerras carlistas).
  • El árbol de la ciencia (sobre la desorientación existencial de un joven inadaptado).

A su segunda etapa corresponden Memorias de un hombre de acción, El gran torbellino del mundo, sus memorias y la trilogía Saturnales, acerca de sus impresiones sobre la Guerra Civil.

Ramón María del Valle-Inclán

En su obra narrativa se distingue una etapa modernista canónica. A ella pertenecen Femeninas, seis relatos compuestos con musicalidad, cromatismo y un lenguaje elegante. Epitalamio, Jardín umbrío, Corte de amor y Flor de santidad son obras ambientadas en una Galicia primitiva y mítica, donde se mezcla realidad y leyenda. En su tetralogía Sonatas refleja, en las cuatro estaciones del año, las edades del protagonista, mostrando el entusiasmo por un mundo decadente donde se funden erotismo, religión y muerte.

A su etapa de transición pertenece la trilogía novelesca de La guerra carlista, donde realza el contraste entre el héroe romántico y la crueldad de la guerra. Tras esta, la etapa del esperpento, una técnica con la que consigue deformar la realidad para mostrar su lado más absurdo y grotesco. Para ello adopta tres perspectivas:

  • La homérica (de rodillas), donde se ensalzan los héroes.
  • La de Shakespeare (de pie), donde los personajes son tratados como iguales al autor.
  • La demiúrgica (desde arriba), donde los personajes se muestran inferiores al autor.

Tirano Banderas, sobre un dictador mexicano, y la trilogía de El ruedo ibérico, en la que ofrece una visión despiadada de la corte de Isabel II, son obras narrativas de esta etapa. En su obra teatral, se observan tres etapas: el ciclo mítico, constituido por Comedias bárbaras y Divinas palabras; las farsas, donde emplea bufones, disfraces y marionetas, para simbolizar la imposibilidad del hombre para manejar su destino; y el esperpento, al que accede mediante la caracterización de los personajes, el lenguaje, los contrastes, los anacronismos, el humor y la parodia. Luces de bohemia, la trilogía de Martes de carnaval y el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte son obras esperpénticas.

José Martínez Ruiz, Azorín

La novela de Azorín es impresionista, ya que introduce sus sensaciones sobre los personajes, por medio de descripciones, monólogos y digresiones filosóficas. Sus dos temas fundamentales son el paso del tiempo y la creación literaria. Empleó la técnica miniaturista de observación de la realidad y su estilo se caracteriza por la precisión y la claridad. Su obra novelesca presenta dos etapas:

  • La primera etapa está formada por La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo, una trilogía con un mismo personaje central, carácter autobiográfico y donde influye tanto el pesimismo filosófico como el vitalismo.
  • En su segunda etapa destacan Don Juan, donde recrea el mítico personaje desde una perspectiva muy personal, y Doña Inés, donde se acerca a la novela rosa de tema sentimental.

En sus ensayos, aborda los mismos temas que en sus novelas: descripción de personajes y paisajes españoles (Los pueblos y La ruta de Don Quijote) y la reinterpretación de clásicos españoles (Lecturas españolas y Clásicos y modernos). En su teatro incorpora elementos técnicos como el cine y distingue entre teatro como texto y como espectáculo (Old Spain y Brandy, mucho brandy).

La Edad de Plata

La renovación estética de estos autores es tal, y tales sus logros literarios, que la crítica no ha dudado en hablar de esta generación y de otros autores modernistas como los artífices de la Edad de Plata de nuestra literatura.