DESARROLLO:
La sublevación militar sabía contra lo que se dirigía: las instituciones democráticas republicanas y el movimiento obrero, pero no tenían claro que pretendían construir, si bien, destacan una serie de rasgos:
-La importancia del componente militar, y dentro de este, la fidelidad, que el ejército siempre comprometido con la disciplina, mantendrá hacia la figura del “caudillo”.
-El afán de perpetuarse en el poder por parte del general Franco, quien con sentido providencialista, se siente enviado divino para “salvar” España.
-Antiliberalismo: rechazo a los procedimientos democráticos y la concentración de todos los poderes en su persona.
Los fundamentos ideológicos serán los procedentes de los grupos sociales dominantes durante la Restauración: burguésía agraria y financiera, de marcado carácter tradicional, y que habían sido desplazados con la llegada de la República, matizados por la coyuntura internacional del auge de los regíMenes autoritarios en Europa, a saber:
-Nacional-patriotismo: centralismo españolista enfrentado a los nacionalismos periféricos (acusados de romper la Patria), con la exaltación de un pasado glorioso del que se sienten herederos y el exclusivo uso de la lengua castellana frente a la pluralidad lingüística española.
-Nacional-catolicismo: asumiendo con carácter exclusivo a la religión católica como la oficial del Estado e imponiendo la visión que ésta propone sobre la sociedad: familia, educación… desde una perspectiva tradicional y conservadora.
-Nacional-sindicalismo: paternalismo social resultante de la trasposición ideológica de los principios falangistas al mundo del trabajo y que se materializa en los “sindicatos verticales” que ejercen una tutela entre empresarios y obreros.
Las bases sociales van paralelas a los principios que le inspiran:
-Los grupos privilegiados: élites financieras, comerciales e industriales, destacando la burguésía terrateniente que vio peligrar sus intereses con la reforma agraria republicana.
-Una parte importante de las clases medias tradicionales que temen la revolución social propugnada por sindicatos y partidos obreros y fuertemente influenciadas por la Iglesia.
-Los asimilados, aquellos que de manera accidental durante la Guerra Civil, quedan en zona “nacional”, el 80% de las plazas estatales serán destinadas a los combatientes del bando vencedor.
Estos grupos se conforman políticamente como diferentes “familias” dentro del Régimen, así tenemos:
-Los “militares”: miembros del ejército, siempre presentes en los gobiernos de Franco, aportando la estabilidad de una fidelidad ciega hacia su caudillo vencedor.
-Los “católicos”: con una presencia de la jerarquía que ocupa cargos institucionales en los órganos representativos y materializa su influencia ya sea vía de la ACNDP y la llegada al ministerio de exteriores de Martín Artajo (1945), ya sea vía de los “tecnócratas” vinculados al Opus Dei (desde 1957).
-Los “falangistas” herederos del partido único, que con el auge de la potencias del Eje, adquieren mayor protagonismo y con el declive de éstas, irán perdiendo influencia hasta conformarse como un instrumento de control social, desapareciendo paulatinamente la simbología y parafernalia fascista.
-Los “tradicionalistas” materializados como requetés durante la guerra y cuya presencia nunca será significativa más allá del ministerio de Justicia.
-Los “monárquicos” donde se incluyen destacados dirigentes militares y que plantearán la necesidad de retornar a la monarquía tradicional y que Franco resolverá declarando a España como “reino sin rey” hasta su muerte.
En cuanto a las instituciones franquistas, se irán desarrollando en paralelo a la evolución del Régimen, que se adapta a cada momento histórico.
En ausencia de una constitución, se irán promulgando una serie de “leyes fundamentales”, siete en total, iniciadas con el “Fuero del Trabajo” (1938) que regula la intervención del estado en la economía y las relaciones laborales, le sigue la “Ley Constitutiva de las Cortes” (1942) de carácter corporativista siendo designados los “procuradores” por ayuntamientos, sindicato… En 1945 se aprueban el “Fuero de los Españoles” donde se fijan los deberes y derechos de los españoles, y la “Ley de Referéndum Nacional”, y en 1947 se aprueba la “Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado” quedando España configurada como reino, creándose los Consejos de Regencia y del Reino, siendo Franco Jefe del Estado vitalicio. Hasta 1958 no se continua con la “Ley de Principios del Movimiento Nacional” que supone la redefinición de la Falange y se termina con la “Ley Orgánica del Estado” (1967) que persigue terminar de configurar el Estado franquista con la denominada “democracia orgánica”. La octava de las leyes fundamentales, la “Ley para la Reforma Política” (1976) supondrá la autoliquidación del franquismo.
En el sistema político destaca la concentración de poderes en la figura del general Franco (Jefe del estado, del gobierno, del partido, del ejército…). A nivel político se crean unas “cortes corporativas” de carácter consultivo cuyos “procuradores” serán designados desde el poder. De igual modo existirá el Consejo Nacional del Movimiento que intenta convertirse en una especie de cámara alta.
El Movimiento Nacional integra al partido único, la Falange, así como la Organización Sindical, sindicatos verticales que agrupan a trabajadores, técnicos y empresarios, ahora denominados “productores”, y múltiples organismos de encuadramiento social como el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, Auxilio Social, Educación y Descanso… Y cuyos Principios Fundamentales debían de ser jurados por todos los cargos públicos.
En la evolución política es posible diferenciar diferentes dos grandes etapas
– La posguerra:
caracterizada por su larga duración, se subdivide en:
Azul:
vinculada a la Guerra Mundial, en ella destaca la sistemática represión del bando vencido en la Guerra Civil y el peso de los falangistas en el Gobierno. Su final estaría relacionado con el cese de Serrano Suñer como ministro de exteriores aprovechando un incidente en la basílica de Begoña, y la retirada de la División Azul.
Aislamiento
Coincidente con el final de la Guerra Mundial donde se agudizan las presiones para la reinstauración monárquica, se salda con una serie de normas legislativas entre 1942 y 1947 que tratan de dotar al régimen de un ordenamiento legal, y una política de resistencia ante el aislamiento exterior tras la retirada de embajadores y el cierre de la frontera francesa, son tiempos de gran penuria económica, los “años del hambre”, su final llega con el inicio de la “Guerra Fría”.
Apertura
Coincidente con el cambio de gobierno realizado en 1951 donde definitivamente adquieren mayor peso los “católicos”, se mantienen las dificultades económicas que muestran el fracaso de la autarquía y el intervencionismo estatal, pero paulatinamente se va produciendo la reincorporación a las relaciones internacionales: se firman los acuerdos con EEUU, el Concordato con la Santa Sede… Y en 1955 se produce el ingreso en Naciones Unidas.
– El desarrollismo
Cuyo punto de partida puede remontarse a 1957 cuando, otro cambio de gobierno, introduce a los “tecnócratas” vinculados al Opus Dei, que traen un nuevo diseño económico: liberalización interior y apertura al exterior, lo que supone un notable desarrollo industrial y un cambio social, no correspondido a nivel político manteniéndose los fundamentos dictatoriales del Régimen, que durante la década de los sesenta pretende su definitiva institucionalización mediante una serie de leyes (Prensa, Libertad religiosa, Representación familiar, de Educación…) siendo designado Juan Carlos de Borbón como sucesor en 1969. Sin embargo estos cambios y el desarrollo económico no logran la estabilidad social y ante la conflictividad se responde con mayor represión (estados de excepción en 1969 y 1970) hasta culminar en la crisis final cuando al deterioro económico consecuencia de la primera Crisis del Petróleo, se une el declive físico de Franco y la muerte en atentado del almirante Carrero Blanco quien unos meses antes había asumido la Presidencia del Gobierno, por primera vez separada de la del Estado, siendo sustituido por Arias Navarro y dividíéndose los franquistas en inmovilistas y reformistas. Los intentos de evolución anunciados en el llamado “Espíritu de Febrero” de 1974 son paralizados por el “búnker”, mientras en la calle se suceden las protestas dirigidas por la Junta Democrática (PCE) y en el exterior las protestas internacionales por las penas de muerte impuestas y la descolonización precipitada del Sáhara tras la “Marcha Verde”, en este contexto se llega la muerte del general Franco y el inicio de la Reforma.