Formación y Consolidación de España: Desde la Hispania Romana hasta la Crisis del Antiguo Régimen

La Hispania Prerromana y la Conquista Romana

Los Pueblos Prerromanos

Desde inicios del siglo V a.C., la península ibérica se dividía en dos zonas culturales diferentes:

  • Pueblos íberos: Se ubicaban en las costas este y sur, influenciados por los púnicos y griegos (turdetanos, bastetanos…). Su economía era agrícola (cereales, vid y olivo), también para uso textil (lino y esparto). Desarrollaron la escritura, una importante metalurgia, explotaron minas, elaboraban cerámicas y tejidos, y acuñaron su propia moneda. Su organización social era tribal, con una aristocracia guerrera.
  • Pueblos celtas: (vacceos, lusitanos…) habitaban la meseta y la costa atlántica. Su economía era rudimentaria y autosuficiente, con un comercio muy escaso. Su agricultura se basaba en el cultivo de cereales. Se asentaban en poblados en zonas elevadas, elaboraban cerámica y tejidos, y eran expertos metalúrgicos. Su organización social era tribal y no conocían la escritura.

La Conquista Romana

La conquista romana de la península ibérica se desarrolló en tres etapas:

  1. Primera etapa (218-197 a.C.): Se produjo durante la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago. Los romanos luchaban para impedir el paso de Aníbal hacia Italia. Tras 12 años de conflicto, hacia el 197 a.C., expulsaron a los cartagineses y dominaron la costa mediterránea y el sur peninsular.
  2. Segunda etapa (197-133 a.C.): Durante esta fase, Roma se centró en la conquista de la meseta, encontrando una fuerte resistencia por parte de lusitanos y celtíberos.
  3. Última etapa (finales del siglo I a.C.): En época de Augusto (29-19 a.C.), fueron sometidas las belicosas tribus del norte peninsular (cántabros y astures), dando por finalizada la conquista de Hispania.

La Romanización de Hispania

La romanización de Hispania se refiere al proceso de conquista y pacificación del territorio que supuso la explotación de las tierras, la implantación de las formas de organización social romanas y la difusión de su religión, cultura y costumbres.

Organización Administrativa

Tras la conquista, Augusto dividió Hispania en tres provincias: la Bética (capital: Córdoba), la Tarraconensis (Tarraco) y la Lusitania (Emerita Augusta). Más adelante se crearon nuevas provincias: Carthaginensis, Gallaecia y Balearica.

Impacto Económico y Social

Roma impuso sus estructuras económicas. Se asentó una estructura social basada en la formación de clases según su riqueza. La actividad agrícola y ganadera continuó siendo la base económica, aunque se introdujeron nuevas técnicas (barbecho…). La artesanía y el comercio tuvieron un intenso desarrollo en las ciudades, y se generalizó el sistema monetario romano. Las ciudades crecieron en todos los sentidos, conectadas por una excelente red de calzadas.

Asimilación Cultural

Se introdujeron nuevos elementos culturales, como la lengua latina, la religión romana, el derecho romano, la literatura, la arquitectura (arco y bóveda), la medicina, la ingeniería hidráulica, la cartografía, la geografía y la agronomía.

Crisis y Caída del Imperio Romano

A partir del siglo III d.C., el Imperio Romano entró en crisis. El fin de las conquistas, la presión de los pueblos bárbaros en las fronteras, la sustitución de esclavos por colonos, el despoblamiento de las ciudades y el aumento del aislamiento de las provincias marcaron el declive del poder romano. En Hispania, la invasión de francos y alamanes a finales del siglo III d.C. agravó la situación.

La Formación del Reino Visigodo

Diversos pueblos bárbaros (vándalos, suevos y alanos) penetraron en Hispania aprovechando la debilidad del Imperio Romano. Para frenarlos, el Imperio autorizó el asentamiento de los visigodos en la península. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d.C.), el reino visigodo alcanzó su independencia. Sin embargo, en el 507 d.C., tras la batalla de Vouillé, fueron desplazados al sur de la Galia por los francos, estableciendo en Hispania un reino visigodo independiente con capital en Toledo. Leovigildo y su hijo Recaredo lograron expulsar a los bizantinos y consolidar el reino visigodo. El monarca se apoyaba en una serie de instituciones de gobierno, como el Aula Regia y los Concilios de Toledo.

Al-Andalus: La Organización del Estado Andalusí

La Conquista Musulmana

En el 711 d.C., un ejército bajo el mando de Tariq, formado por bereberes del norte de África, inició la conquista de la península ibérica. Hacia el 718 d.C., casi todo el territorio había sido ocupado. La conquista se vio facilitada por la colaboración de la nobleza visigoda, que pactó la sumisión y el pago de tributos a cambio de la conservación de sus tierras.

Etapas de Al-Andalus

  • Emirato dependiente de Damasco (711-756): Durante este periodo, Al-Andalus fue un emirato dependiente del califato omeya de Damasco.
  • Emirato independiente (756-929): Abd al-Rahman I, de la dinastía Omeya, convirtió el emirato en un estado independiente.
  • Califato de Córdoba (929-1031): Abd al-Rahman III proclamó el califato de Córdoba, marcando el máximo esplendor de Al-Andalus.
  • Reinos de Taifas (1031-1246): A inicios del siglo XI, el califato se descompuso en más de 25 reinos de taifas.
  • Reino de Granada (1246-1492): A finales del siglo XIII, solo quedaba el Reino de Granada, que mantuvo la presencia islámica en la península hasta 1492.

Organización del Estado

El estado andalusí se organizaba de manera centralizada. El territorio estaba dividido en provincias (coras), siendo las más importantes Badajoz, Toledo y Zaragoza.

Desarrollo Agrícola y Urbano

Al-Andalus experimentó un importante desarrollo agrícola, comercial y urbano. Se introdujo el regadío y nuevas prácticas hortícolas. Las ciudades se convirtieron en centros de vida económica, social y cultural. Se desarrolló la artesanía y se vertebró un importante comercio exterior. Se importaban esclavos y la circulación de la moneda era abundante. Córdoba se convirtió en una ciudad de gran importancia en el mundo islámico.

Pluralidad Étnica y Cultural

En Al-Andalus convivían diferentes etnias: árabes (baladíes), bereberes, muladíes (hispanos convertidos al islam) y minorías como los mozárabes (cristianos) y los judíos. Aunque existía igualdad ante la ley, las diferentes etnias ocupaban distintas posiciones sociales. Esta España musulmana tuvo un elevado desarrollo cultural y científico. En el arte, destacó la arquitectura, con ejemplos como la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada, dando lugar a un arte hispanoárabe único.

La Formación de los Primeros Reinos Cristianos

Creación del Reino Astur-Leonés

Los musulmanes no llegaron a controlar la zona de la cordillera Cantábrica, donde se refugiaron algunos nobles hispanovisigodos que huían de la conquista. Uno de ellos, Pelayo, derrotó a los musulmanes en Covadonga (722 d.C.). Sus sucesores, Alfonso I y Alfonso II, crearon el Reino de Asturias, que manifestó su independencia del Emirato negándose a pagar tributos. En la segunda mitad del siglo IX, Alfonso III ocupó un territorio despoblado al sur de la cordillera para controlar mejor las nuevas tierras. Ordoño II trasladó la capital a León, pasando el reino a llamarse Reino de León. Se fortificaron las tierras con la creación del condado de Castilla. Fernán González se declaró independiente en la segunda mitad del siglo X, encomendando la repoblación de la zona.

Condados Pirenaicos

Carlomagno, emperador franco, estableció una franja fortificada al norte de la península ibérica (Marca Hispánica) para proteger su imperio. Los hispanos de Jaca crearon el condado de Aragón y, más tarde, se expulsó a los gobernadores francos de las tierras navarras, creándose el Reino de Pamplona. El dominio carolingio en tierras catalanas fue más duradero. El conde Wifredo el Velloso convirtió sus cargos en hereditarios. El conde Borrell II se negó a renovar el juramento de fidelidad al rey franco, surgiendo así los condados catalanes. Barcelona se convirtió en el condado más extenso y poderoso.

Consolidación de los Reinos Cristianos

En el siglo XI, bajo el reinado de Sancho III el Mayor, el Reino de Pamplona conoció su máxima expansión territorial. A su muerte, el reino se dividió entre sus hijos: Ramiro I (Aragón), Fernando I (Castilla) y García Sánchez III (Navarra). Más tarde se independizó Portugal (1128). El matrimonio de Petronila de Aragón con Ramón Berenguer IV dio lugar a la Corona de Aragón, uniendo el reino aragonés y los condados catalanes. Tras la batalla de Muret (1213), los reyes de Aragón perdieron la mayoría de sus dominios en el sur de Francia, conservando solo el norte de los Pirineos.

Expansión Territorial hacia el Sur

A partir de la descomposición del Califato de Córdoba, los reinos cristianos del norte iniciaron la conquista de tierras andalusíes. Durante los siglos XI y XII, conquistaron los valles del Tajo y del Ebro. La conquista militar de Al-Andalus se acompañó de la repoblación de las tierras ocupadas. Se extendió la repoblación concejil, concediéndose privilegios (fueros y cartas de poblamiento) a los nuevos pobladores. La base de la riqueza, aparte de los botines de guerra, era la producción agrícola y la ganadería. La sociedad era eminentemente rural, con mercados locales, exceptuando las ciudades del Camino de Santiago, vía de entrada de ideas, costumbres y mercancías de distintos puntos de Europa.

Expansión y Crisis de los Reinos Cristianos en el Siglo XIII

La primera mitad del siglo XIII fue de gran expansión para los reinos cristianos. Tras la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), se lanzaron a la conquista del sur peninsular: Jaime I de Aragón conquistó Mallorca, Valencia y Murcia; Fernando III el Santo conquistó Andalucía (Córdoba, Jaén y Sevilla); Portugal completó su avance hacia el sur con la conquista del Algarve. A finales del siglo XIII, solo el reino nazarí de Granada mantenía la presencia musulmana en la península.

La Unión Dinástica y la Creación del Estado Moderno

Los Reyes Católicos

El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, herederos de las coronas con mayor peso en la península, dio origen a la monarquía hispánica. Esta unión fue dinástica, en la que cada reino seguía rigiéndose por sus leyes e instituciones, formando un estado plural y no unitario. Solo tenían en común la misma monarquía. Se denominaba a España a la asociación de todos los pueblos de la península.

Expansión Territorial

Los Reyes Católicos comenzaron la unificación de los reinos hispánicos con la conquista del último territorio musulmán, el Reino de Granada, en 1492. Más tarde, incorporaron Navarra a Castilla en 1515.

Imposición de la Religión Católica

Los Reyes Católicos, con el objetivo de difundir el catolicismo, establecieron el Tribunal de la Santa Inquisición. También expulsaron a los judíos que no aceptaron convertirse al cristianismo.

Sociedad y Economía

La sociedad de la época se caracterizaba por la desigualdad. La actividad económica principal era la agricultura, y la nobleza y la iglesia eran propietarias de la mayor parte de las tierras de cultivo. Los plebeyos, la mayoría de la población, eran jornaleros y campesinos sin propiedades. La población urbana era escasa.

El Descubrimiento y la Conquista de América

Cristóbal Colón

Cristóbal Colón presentó a Portugal y a los Reyes Católicos su plan de llegar a las Indias Orientales navegando hacia el oeste. Tras el rechazo inicial, Isabel finalmente aceptó y financió el viaje. El 3 de agosto de 1492, Colón partió de Palos de la Frontera (Huelva) y llegó a América el 12 de octubre de ese mismo año. Colón murió en 1506 convencido de haber llegado a Asia.

Conquista de América

La conquista de América se desarrolló en dos etapas principales:

  1. Conquista de México: Hernán Cortés se adentró en el territorio habitado por la civilización azteca, a la que venció, nombrando al territorio Nueva España. También conquistó la meseta central mexicana y, más tarde, la civilización maya.
  2. Conquista de Perú: Francisco Pizarro conquistó el Imperio inca, que abarcaba los actuales Perú, Ecuador y parte de Bolivia.

Organización de las Colonias Americanas

Las tierras conquistadas en América fueron incorporadas a la Corona de Castilla, que tuvo el monopolio sobre la inmigración y el comercio. Se instauraron municipios y virreinatos (Nueva España y Perú). Se desarrolló una legislación específica para la organización de los nuevos territorios, siendo la primera recopilación las Leyes de Burgos (1512). Las Indias se convirtieron en una importante fuente de ingresos para Castilla. Las tierras fueron repartidas entre los colonizadores, a los que se les entregaba una finca (encomienda) y un grupo de indígenas para que trabajasen para ellos. Las minas eran propiedad real, aunque su explotación se cedía a particulares. Se estableció la mita, un sistema de trabajo forzoso para los indígenas. A pesar de la creación de leyes que protegían a los indígenas (Leyes Nuevas), estas fueron a menudo incumplidas.

Carlos I y el Proyecto Imperial

Herencia y Ascenso al Trono

Carlos I, primogénito de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, nació en Gante (Flandes) y fue proclamado rey en Bruselas. Su herencia fue inmensa: de su madre, Juana, heredó la Corona de Castilla; de su padre, Felipe, los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado; de su abuelo Fernando, la Corona de Aragón, Cerdeña, Sicilia y Nápoles; y de su abuelo Maximiliano, el Archiducado de Austria. A estos territorios se sumaron los nuevos dominios en América. Tras la muerte de su abuelo Maximiliano, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V. Su objetivo era mantener una monarquía cristiana y universal.

Felipe II

Felipe II, hijo de Carlos I, heredó un extenso imperio. A diferencia de su padre, se dedicó a consolidar y reestructurar las instituciones de gobierno de sus reinos. Fijó la capitalidad en Madrid y continuó con la defensa del catolicismo, convirtiéndose en defensor de los principios del Concilio de Trento. Durante su reinado, se decretó la expulsión de los moriscos.

La Economía del Siglo XVI

El siglo XVI se caracterizó por un incremento continuado de la población, impulsado por el crecimiento económico y la demanda de productos desde América. La agricultura experimentó un alza constante, aunque la expansión económica no mejoró ni transformó la estructura agraria. A principios del siglo XVI, se produjo una expansión industrial artesanal, impulsada por la demanda del mercado americano. El comercio fue el sector con mayor desarrollo, gracias a la explotación del Nuevo Mundo. El crecimiento se centró en las ciudades castellanas y en los puertos del Atlántico.

Sociedad Estamental del Siglo XVI

La sociedad del siglo XVI se caracterizaba por la desigualdad jurídica y el inmovilismo. Estaba dividida en estamentos: la nobleza (5% de la población), el clero (entre el 5% y el 10%) y el estado llano (el resto de la población). La nobleza y el clero disfrutaban de privilegios, mientras que el estado llano soportaba las cargas económicas. Los moriscos y los judíos conversos eran marginados y perseguidos.

La Guerra de los Treinta Años y la Decadencia Española

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fue un conflicto religioso y político que enfrentó a protestantes y católicos en Europa. España, bajo el reinado de Felipe IV, se vio involucrada en la guerra en defensa de los intereses de la dinastía Habsburgo. La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la guerra. España reconoció la independencia de las Provincias Unidas (Países Bajos) y Francia se consolidó como potencia hegemónica en Europa. La Paz de los Pirineos (1659) confirmó la pérdida de territorios españoles en el norte de los Pirineos a manos de Francia.

La Monarquía de los Borbones

La Guerra de Sucesión Española

Carlos II, el último monarca de la dinastía Habsburgo en España, murió sin descendencia en 1700. Su testamento nombraba sucesor a Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia. Este nombramiento provocó un conflicto internacional conocido como la Guerra de Sucesión Española (1701-1714). En España, los territorios se dividieron entre los partidarios de Felipe de Borbón y los del archiduque Carlos de Austria. La paz se firmó en los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714). Felipe de Borbón fue reconocido como rey de España, pero tuvo que ceder territorios a Austria (Milán, Flandes, Nápoles, Luxemburgo y Cerdeña), Gran Bretaña (Gibraltar y Menorca) y Saboya (Sicilia).

El Absolutismo Borbónico

Con la llegada de los Borbones al trono español, se impuso el modelo de absolutismo francés. El monarca absoluto concentraba todo el poder: a él pertenecía el territorio y de él emanaban las instituciones. Su poder era prácticamente ilimitado, siendo la máxima autoridad del gobierno y la cabeza de la justicia.

Centralización Administrativa

Los primeros Borbones, Felipe V y Fernando VI, se propusieron unificar y reorganizar los reinos peninsulares mediante los Decretos de Nueva Planta (1707-1716). Se abolieron las Cortes de los diferentes reinos, integrándolas en las de Castilla, que se convirtieron en las Cortes de España. Se suprimieron los consejos de Aragón y de Castilla, creando un sistema centralizado de gobierno.

Sociedad y Economía del Antiguo Régimen en el Siglo XVIII

Pervivencia de la Sociedad Estamental

La sociedad del siglo XVIII se caracterizaba por la desigualdad jurídica y el inmovilismo. Estaba dividida en estamentos: el clero (2% de la población), la nobleza (5%) y el estado llano (el resto de la población). La nobleza y el clero disfrutaban de privilegios, mientras que el estado llano soportaba las cargas económicas.

Economía Agraria

La agricultura era la fuente esencial de riqueza en el siglo XVIII. La mayor parte de la tierra estaba amortizada, es decir, no podía comprarse ni venderse, solo heredarse. La Corona, la nobleza y la iglesia eran dueñas de la mayor parte de la tierra. La ganadería ovina seguía siendo muy importante. La industria tradicional continuaba organizada en gremios, que controlaban la producción. El comercio interior era débil y escaso, con intercambios de tipo local y comarcal. La economía agraria era casi de autoconsumo. Solo el comercio colonial con América mantenía una cierta importancia.

La Ilustración Española

La Ilustración fue un movimiento intelectual que defendía el uso de la razón para el progreso de la sociedad. En España, la introducción de las ideas ilustradas fue lenta y difícil. Surgió una generación de pensadores (Feijoo, Cadalso, Jovellanos…) que criticaban el modelo social y económico de la España del siglo XVIII. Defendían la educación, la reforma económica y la modernización del Estado.

El Despotismo Ilustrado: Carlos III

Carlos III (1759-1788) fue un monarca partidario de las ideas ilustradas. Se rodeó de ministros y colaboradores ilustrados como Campomanes, Floridablanca y Aranda, que impulsaron un programa de reformas para modernizar el Estado. Se expulsó a los jesuitas, se reformó la educación, se limitaron los privilegios de la nobleza y el clero, se liberalizó el comercio interior, se apoyó la actividad industrial y se moderó la política impositiva. Se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País para promover el desarrollo económico.

Crisis del Reinado de Carlos IV

Subordinación a Francia

Carlos IV (1788-1808) apartó del gobierno a los ministros ilustrados y confió el poder a Manuel Godoy. Tras la Revolución Francesa y la ejecución de Luis XVI, España declaró la guerra a Francia. La derrota española fue inapelable y la Paz de Basilea (1795) subordinó a España a los intereses franceses. El temor a las tropas de Napoleón llevó a Carlos IV a firmar alianzas con Francia, lo que provocó un conflicto con Gran Bretaña.

Crisis Económica y Social

La derrota en la batalla de Trafalgar (1805) acentuó la crisis de la hacienda real. La reducción de los ingresos, sobre todo del comercio colonial, obligó a Godoy a plantear medidas impopulares que provocaron la oposición de la nobleza, el clero y el campesinado. La incapacidad para resolver la crisis económica y social provocó motines y revueltas populares.

Motín de Aranjuez y Abdicaciones de Bayona

El Tratado de Fontainebleau (1807), firmado por Godoy y Napoleón, autorizaba al ejército francés a entrar en España para atacar Portugal. El 18 de marzo de 1808, estalló un motín en Aranjuez, donde se encontraban los reyes, que temían una invasión francesa. El motín, dirigido por la nobleza y el clero, buscaba la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando. Los amotinados consiguieron su objetivo, pero el motín evidenció la profunda crisis de la monarquía española. Carlos IV pidió ayuda a Napoleón para recuperar el trono. Napoleón, aprovechando la debilidad de España, decidió invadirla, ocupar el trono y anexionar el país al Imperio francés. Carlos IV y Fernando VII fueron obligados a abdicar en Bayona en la persona de Napoleón, quien nombró a su hermano José rey de España.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

José I Bonaparte

José I Bonaparte convocó Cortes en Bayona para aprobar una Constitución (Estatuto de Bayona) que acabase con el Antiguo Régimen. El nuevo código reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a los cargos públicos. José I inició una serie de reformas que pretendían la liquidación del Antiguo Régimen: abolición del régimen señorial, desamortización de tierras de la Iglesia y desvinculación de mayorazgos.

Resistencia Española

El nombramiento de José I como rey de España provocó un levantamiento popular contra la invasión francesa. La resistencia se organizó en torno a Juntas locales y provinciales, que asumieron la soberanía en ausencia del rey. La resistencia española se basó en la combinación de la guerra regular y la guerrilla. Las ciudades resistieron los asedios franceses (Girona, Zaragoza, Tarragona), mientras que las guerrillas hostigaban al ejército francés en el interior. La ayuda británica, al mando del general Wellington, fue decisiva para la expulsión de los franceses de la península.

Consecuencias de la Guerra

La Guerra de la Independencia tuvo importantes consecuencias para España: un gran número de bajas, destrucción económica, debilitamiento de la nobleza y el clero, fortalecimiento de la burguesía y primera eliminación del Antiguo Régimen.

La Constitución de 1812

En 1810, la Junta Suprema Central convocó Cortes en Cádiz para dotar a España de una Constitución. La Constitución de 1812, conocida como”La Pep”, fue promulgada el 19 de marzo de 1812. Establecía la soberanía nacional, la monarquía constitucional, la división de poderes, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la abolición del régimen señorial y la desamortización de bienes de la Iglesia.

El Reinado de Fernando VII y la Restauración del Absolutismo

Fernando VII regresó a España en 1814 tras la expulsión de los franceses. Traicionando sus promesas al sector liberal, abolió la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo. Se inició una década de represión contra los liberales. La crisis económica y social se agravó, provocando pronunciamientos militares y revueltas populares. El reinado de Fernando VII (1814-1833) marcó el fracaso del intento de restaurar el Antiguo Régimen en España.

El Manifiesto de los Persas

El Manifiesto de los Persas fue un documento redactado en 1814 por un grupo de diputados absolutistas para solicitar a Fernando VII la restauración del absolutismo y la abolición de la Constitución de 1812. Los firmantes del manifiesto defendían la monarquía absoluta como la única forma de gobierno legítima y estable para España.

Conclusión

La historia de España desde la Hispania Romana hasta la crisis del Antiguo Régimen es un largo proceso de formación y consolidación de un estado. La romanización, la invasión musulmana, la Reconquista, la unión dinástica de los Reyes Católicos, el descubrimiento y conquista de América, la crisis del siglo XVII y la llegada de los Borbones son hitos fundamentales en la configuración de la España moderna. La Guerra de la Independencia y la Constitución de 1812 abrieron un nuevo periodo histórico marcado por el enfrentamiento entre el absolutismo y el liberalismo.