En zonas de climas fríos y secos
Donde la meteorización química es casi nula, se forman suelos de poco espesor, mientras que en regiones de climas cálidos y húmedos, donde la meteorización química es intensa y la vegetación muy abundante se originan suelos muy potentes.
Los seres vivos
Las plantas constituyen un elemento muy positivo en la formación y evolución del suelo, debido a varios motivos: lo enriquecen con materia orgánica, favorecen los procesos de meteorización química al retener la humedad, protegen el suelo de la erosión y extraen sales minerales de las zonas profundas hasta la superficie donde las depositan en forma de hojarasca, frutos, etc. Las raíces de las plantas y los animales que viven en el suelo mezclan los materiales del terreno y participan en su aireación.
Las actividades humanas
El ser humano incide de múltiples formas, y casi siempre negativamente en la formación y desarrollo del suelo. La deforestación masiva, los incendios, la contaminación, la sobreexplotación agrícola y ganadera y la urbanización constituyen algunas prácticas nocivas para la salud del suelo. Pero también podemos influir de forma positiva: abonando, reforestando, construyendo bancales, etc.
Composición del suelo
Para facilitar el estudio del suelo, dividimos la gran variedad de materiales que lo componen en inorgánicos y orgánicos.
Materiales inorgánicos o minerales
En los suelos pueden existir dos tipos de minerales:
- Minerales heredados. Su composición es la misma que la de la roca madre. Pueden ser fragmentos de la misma (granito, pizarra, etc.) o minerales ya disgregados a causa de la meteorización física (cuarzo, calcita, etc.). Constituyen el esqueleto del suelo.
- Minerales de alteración. Tienen distinta composición que la roca madre y se originan por meteorización química (oxidación, carbonatación, etc.). Los más abundantes son las arcillas y en menor proporción carbonatos, sulfatos. Se trata de minerales importantes para la fertilidad del suelo.
Materiales orgánicos
Están formados por restos de seres vivos que dan lugar al llamado humus o mantillo, que presenta un característico color oscuro. Se pueden distinguir dos tipos de humus:
- Humus bruto o joven. Está constituido por restos orgánicos poco o nada elaborados y todavía identificables como hojarasca, cadáveres y deyecciones de animales, pasto seco, etc.
- Humus elaborado. Es el producido por la descomposición total del humus joven, en la que intervienen gran cantidad de microorganismos del suelo. Este humus de color negro y rico en amoniaco, nitratos, etc., tiene un cierto carácter ácido (ácidos húmicos). Las arcillas se combinan con este humus y dan lugar al complejo organomineral o humico-arcilloso, de enorme importancia para la fertilidad del suelo, ya que es capaz de retener agua y gran cantidad de iones que, posteriormente ceden a las plantas, evitando así su disolución y arrastre por las aguas.
Perfil del suelo
El suelo no es homogéneo, sino que, como ya hemos visto, tiene una estructura en capas u horizontes con distinto aspecto y composición. De arriba abajo encontramos los siguientes horizontes:
- Horizonte A (de lavado). Generalmente presenta un tono oscuro debido a la abundancia de materia orgánica, es decir, es rico en humus; por el contrario, es pobre en minerales solubles, ya que el agua de lluvia los disuelve, arrastrándolos a niveles inferiores. Si el suelo está bien desarrollado, este nivel se divide, de arriba abajo, en tres subniveles: A0. Es rico en humus bruto. A1. Es rico en humus elaborado. A2. En el predominan los minerales sobre el humus.
- Horizonte B (de precipitación). Se llama así porque en él precipitan las sales disueltas en el horizonte A. Presenta tonos claros debido a la escasez de materia orgánica y a la riqueza de sales minerales. En climas con una clara estación seca se pueden producir costras por la precipitación intensa de minerales. Este nivel no existe en suelos formados sobre rocas inalterables como las cuarcitas.
- Horizonte C: está constituido por la roca madre en proceso de meteorización. En realidad lo conforman fragmentos de roca madre rodeados de una matriz de naturaleza arenosa-arcillosa integrada por minerales heredados y de alteración. El suelo crece hacia abajo: al alterarse la roca madre se incorpora al nivel C del suelo. En este horizonte se pueden distinguir dos subniveles: c1: horizonte de transición está formado por la roca madre más o menos disgregada. c2: conocido como horizonte D o horizonte R, lo constituye la roca madre íntegra, el más profundo.