Filosofía y Ética: Ortega y Gasset en el Contexto de la Crisis de la Razón

Contexto Histórico

Europa

En el ámbito internacional, nos encontramos con el surgimiento de “nuevas” potencias, como Estados Unidos y Japón, que vienen a trastocar la hegemonía europea. Dentro de Europa hay también conflictos, sobre todo entre Alemania, deseosa de poder, y la colonial Gran Bretaña, provocando las guerras coloniales. Además, hay que sumar el renacimiento de los “nacionalismos” y las ideologías racistas. Se producen grandes tensiones con guerras como las de España y Estados Unidos, o Rusia y Japón, antesalas de las Grandes Guerras. En este contexto surgen las Alianzas que serán protagonistas de la I Gran Guerra Mundial: la Triple Entente (Francia, Gran Bretaña, Rusia) y la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría, Italia). Europa se encuentra dividida en dos, está en tensión.

En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, que asolará Europa durante más de cuatro años. Los ideales ilustrados se derrumban. Se inicia en 1917 la revolución bolchevique en Rusia. A partir de 1919, finalizada la guerra, una “concordia ilusoria” se establecería en el período de entreguerras, marcado drásticamente por la gran Crisis Económica de 1929, de enormes consecuencias sociales.

En 1939 comienza la II Guerra Mundial y su final en 1945 no supone ni mucho menos el fin del problema. La Guerra Fría (ya no Europa, sino el planeta está dividido en dos: comunistas y capitalistas) durará casi lo que queda de siglo.

España

La situación en España a finales del s. XIX y principios del XX no es menos conflictiva: atraso económico, agitación social y agotamiento en lo político.

En 1875, el golpe de Estado del general Martínez Campos proclama a Alfonso XII Rey de España. Da comienzo así la Restauración borbónica. Este nuevo sistema, que sustituye a la Primera República, coloca a los partidos Conservador y Liberal de forma alternada en el poder, sirviéndose de los caciques.

Tras la muerte de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, Alfonso XIII continúa desde 1902 con este sistema político, que se encuentra separado de la sociedad e impide la participación del resto de fuerzas políticas y sociales: socialistas, sindicalistas, anarquistas, republicanos, regionalismos.

La pérdida de las colonias a finales del XIX (el desastre del 98) había puesto de relieve que el imperio español no era más que una vieja gloria, y había sumido a la sociedad en el pesimismo. La situación socioeconómica, a principios del XX muestra la inoperancia política: una corta esperanza de vida, una alta mortandad infantil y un alto analfabetismo. La escasa industria se concentra en el País Vasco y Cataluña, mientras el 70% de la población vive en el campo en condiciones míseras, controlada por una oligarquía terrateniente más preocupada por aumentar sus propiedades que por la productividad. Las organizaciones obreras (el anarquismo, más presente en zonas campesinas, y el socialismo, más presente en los centros urbanos) reivindican mejores condiciones de trabajo, aumentando la tensión social.

Aunque España no participó en la Primera Guerra Mundial y el conflicto benefició a las empresas, la demanda europea encareció los productos, lo que perjudicó a obreros y campesinos, aumentando la conflictividad social: huelgas generales, el “pistolerismo”, atentados anarquistas. A esta tensión sociopolítica se suma en 1921 el desastre de Annual, la grave derrota militar española cerca de esta localidad marroquí ante los rifeños. La crisis política que provocó esta derrota fue una de las causas que socavaron los cimientos de la monarquía de Alfonso XIII, impulsaron el golpe de Estado y la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930).

A pesar de sus esfuerzos, la Dictadura fue incapaz de estabilizar la situación política durante un largo periodo, y allanó el camino a la Segunda República (1931-1939). Ortega y Gasset siempre fue contrario a la monarquía y a la dictadura de Primo de Rivera y cercano a las ideas republicanas liberales. En 1931 fundó, junto con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala, la Agrupación al servicio de la República, y se adhirió a la Segunda República, aunque sólo participó en la vida política durante un año, pues la radicalización de la derecha y de la izquierda le llevó a abandonar su puesto como diputado por León en las Cortes.

La Guerra Civil Española (1936-1939) supuso para Ortega el exilio, y durante la dictadura franquista, a partir de 1945, Ortega estuvo esporádicamente en España. Para él estos acontecimientos, juntos con los de la Segunda Guerra Mundial, supusieron lo que tanto había temido y contra lo que había querido luchar, como hombre público y figura intelectual de reconocimiento internacional: la desintegración de Europa bajo el imperio de las masas y del pensamiento totalitario.

Contexto Cultural

En biología, el modelo de naturaleza se tambalea ante el darwinismo, lo que supone un golpe fuerte sobre la tradicional concepción del ser humano. En física, cambiará el modelo mecanicista inspirado en Newton debido a la física cuántica. En el XX, Albert Einstein formula la teoría de la relatividad, que pone en crisis la concepción absoluta del espacio y del tiempo.

Desde finales del XIX, el mundo artístico vive momentos de fuerte cambio que anuncian la aparición de las vanguardias: aparecen de forma sucesiva el impresionismo (Monet, Renoir), el postimpresionismo (Cézanne, Gauguin), y en las primeras décadas del XX aparecen las rupturas vanguardistas como el fauvismo (Matisse), el expresionismo (Van Gogh, Munch), cubismo (Picasso), surrealismo (Dalí) y el arte abstracto (Kandinsky).

Algo semejante sucede en la literatura. Frente al realismo y el naturalismo surgen el simbolismo (Baudelaire, Mallarmé, Verlaine) y el modernismo (muy importante en España). Entrado el siglo XX comienzan las vanguardias literarias: el futurismo, el cubismo literario, el dadaísmo, el surrealismo.

La crisis socio-política en España coincide con la Edad de Plata de la cultura española: Picasso, Sorolla en pintura, Gaudí en arquitectura, Albéniz y Falla en música, Rubén Darío, Pío Baroja, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Manuel y Antonio Machado, Azorín, Galdós, Clarín, Benavente en literatura, Eugenio D´Ors, Pérez de Ayala, Unamuno, Ganivet, Maeztu en el pensamiento (aparte del propio Ortega y Gasset).

Las circunstancias de la Guerra Civil y del posterior régimen franquista, abortaron la maduración del asentamiento institucional de la filosofía en España que Ortega había incoado, al obligar al exilio a la mayor parte del grupo vertebrado por Ortega (Ferrater Mora, María Zambrano, García Bacca,…)

Contexto Filosófico

La filosofía de Ortega hay que enmarcarla dentro de la crisis de la razón que se produce en Europa a finales del XIX. Desaparece la confianza en la razón que había tenido la edad moderna, sobre todo por la influencia de filósofos como Nietzsche o Marx. Quizás la razón no sirva para comprender la realidad.

Nuestro filósofo recibe influencias de las principales corrientes filosóficas europeas, siendo el introductor de las mismas en España. Así, en la primera etapa de su filosofía, el neokantismo de Cohen y Nartop, con quienes estudió Ortega en Marburgo, es la filosofía más influyente en Ortega. En las dos siguientes etapas las influencias más importantes vienen de la fenomenología, el historicismo, el vitalismo y el existencialismo. De Nietzsche asumirá la concepción perspectivística de la verdad, la defensa de los valores vitales, un modelo aristocrático, superior de ser humano (la actitud de autodominio y autoexigencia), y la consideración de que la realidad tiene un fondo que no puede reducirse a lo racional. Pero evitará siempre el irracionalismo y el relativismo nietzscheanos. Por eso, al vitalismo de Nietzsche Ortega enfrentará su raciovitalismo.

De Husserl hereda la preocupación por hacer que la filosofía descanse en un fundamento firme, descubierto a partir de una reflexión autónoma. Sin embargo, la fenomenología hará esto desde la conciencia como realidad radical, y Ortega lo hará desde la vida (el ámbito del yo y su circunstancia).

Los existencialismos de Heidegger y Sartre, configuran un contexto filosófico cercano en el contenido existencial de la vida. La descripción de Ortega de las categorías de la vida se acerca al análisis de Heidegger de la existencia humana. Con Sartre comparte la idea de que el ser humano carece de naturaleza, puesto que la vida es un “quehacer”. También coinciden en afirmar que el hombre es un “náufrago” en la existencia, empujado a decidir, lo quiera o no, y en esa decisión nos comprometemos moralmente con una vida auténtica o enajenada. No obstante, Ortega se separa del nihilismo y de la angustia vital del existencialismo.

Finalmente, una influencia decisiva en la configuración de la razón vital como razón histórica es el historicismo de Dilthey, Desde el historicismo, el ser humano es incomprensible fuera de su vida y de su historia. También recoge de Dilthey su concepción de la vida como realidad radical y como elemento al que hay que acudir para comprender al hombre.

Valoración de la Actualidad

Cultura y Vida

Caminamos hacia la total globalización. El planteamiento tradicional, que oponía cultura a vida, era una expresión del etnocentrismo europeo. En la actualidad, el problema no se ve igual. Las diferencias culturales entre los pueblos o entre sectores sociales se explican como consecuencia de vivencias y experiencias vitales e históricas distintas. No hay cultura válida o superior porque no es algo universal ni abstracto. Las culturas cambian, como cambian la vida y los pueblos.

Crítica al Racionalismo

El racionalismo ha absolutizado la razón, ha reducido al hombre a la sola razón. Pero el hombre es más, tiene sentimientos, deseos, emociones. Hay una esfera afectiva que no se puede despreciar ni reprimir, sino integrar en la totalidad de la persona. La razón es una facultad humana, la más importante, pero no puede estar separada de las demás. El ser humano la ha desarrollado para hacer frente con mayor éxito a las dificultades de la vida. A ésta se debe integrar.

Crítica al Relativismo

Una de las características de nuestra sociedad es la movilidad entre países de culturas diferentes. Las sociedades más desarrolladas son multiculturales. Además, existe una movilidad vertical: los individuos pueden cambiar de una clase social a otra, cambiando sus condiciones materiales y culturales. Estos hechos hacen plantearse el problema de que si todo conocimiento está socialmente condicionado, ¿cómo podemos distinguir lo verdadero de lo falso? El relativismo extremo reduce el valor del conocimiento a cada situación concreta, de tal manera que al cambiar la situación, cambia radicalmente el conocimiento. Es un relativismo que no se da cuenta de que un conocimiento que se contradiga a sí mismo no es conocimiento. En el plano práctico, este tipo de relativismo impide la organización y anula la convivencia. Para que la sociedad funcione necesita de normas; pero si no hay una norma válida, nunca se podrá construir una sociedad ni será posible la convivencia. Por el contrario, un relativismo moderado es aceptable y puede resultar enriquecedor al modular el conocimiento y hacerlo permeable a modificaciones posteriores, y, por otro lado, favorece la tolerancia.

La Doctrina del Punto de Vista

La historia de la filosofía no es ni una historia de errores, ni tiene la continuidad de un desarrollo progresivo: la discontinuidad entre las distintas concepciones filosóficas responde a perspectivas distintas y a circunstancias también distintas. El ser humano está en la obligación de elaborar su propio pensamiento en relación con su circunstancia.

En el orden práctico, la doctrina del punto de vista tiene como consecuencia más importante la tolerancia: si cada sujeto elabora su propia perspectiva, la perspectiva del otro es tan válida como la mía. Esta consecuencia tiene especial importancia en las sociedades actuales, cada vez más multiculturales.

Mundo y Horizonte

Se han acelerado los cambios sociales. El ser humano siente vértigo al comprobar los constantes movimientos de un mundo al que considera estable. Hay cambios urbanísticos, en el trabajo, en la familia, en el ocio, etc. Todos estos cambios influyen en nuestro mundo y en nuestro horizonte.

Un fenómeno donde se ve con claridad la importancia del horizonte es el cambio generacional. En la actualidad las diferentes generaciones son con frecuencia causa de conflicto. Una generación no entiende a la otra, porque sus expectativas (su horizonte) son distintas; y como consecuencia, el valor que da a las cosas, su mundo, también es distinto.