Falacias Lógicas Comunes: Errores de Razonamiento Informal y Formal

Introducción a las Falacias Lógicas: Identificando Errores en la Argumentación

Las falacias son razonamientos incorrectos o engañosos que aparentan ser válidos. Identificarlas es crucial para el pensamiento crítico y la comunicación efectiva. Se dividen principalmente en informales y formales.

Falacias Informales

Ocurren cuando la conexión entre las premisas y la conclusión es inapropiada o irrelevante para fundamentar dicha conclusión. Se subdividen en materiales y semánticas.

Falacias Materiales

Son argumentos incorrectos debido a una falta de atención al contenido o tema del argumento, es decir, las premisas no aportan la base adecuada.

1. Falacias de Pertinencia

Argumentos incorrectos porque las premisas no aportan la información adecuada para establecer la conclusión.

  • Falacia ad hominem (ataque personal): Consiste en refutar una opinión atacando a la persona que la mantiene, en lugar de al argumento mismo.
  • Falacia ad baculum (apelación a la fuerza o al miedo): Consiste en pretender que el interlocutor acepte una opinión recurriendo a amenazas o a infundir miedo.
  • Falacia ad populum (apelación a la emoción): Consiste en buscar la aceptación de una propuesta apelando a los sentimientos o emociones de los oyentes, en lugar de a razones lógicas.
  • Falacia ex populo (apelación a la opinión popular): Consiste en defender una opinión basándose únicamente en el hecho de que mucha gente o “todo el mundo” está de acuerdo con ella. (Nota: Que la mayoría opine algo no lo convierte automáticamente en verdadero o correcto).
  • Falacia ad verecundiam (apelación a la autoridad): Consiste en defender una opinión sin ofrecer pruebas pertinentes, apelando únicamente a la autoridad de quien la defiende, especialmente si esa autoridad no es experta en el tema en cuestión (p. ej., una celebridad).
  • Falacia ad ignorantiam (apelación a la ignorancia): Consiste en defender que un enunciado es falso porque nadie ha conseguido probar su verdad, o viceversa, que es verdadero porque nadie ha probado su falsedad.
  • Falacia tu quoque (“tú también”): Consiste en intentar refutar una crítica o acusación devolviéndola al acusador o señalando que otros también incurren en la misma falta (ej. “tú también lo haces”), desviando así el foco del argumento original.
  • Ignoratio Elenchi (conclusión irrelevante o ignorar el punto): Consiste en presentar un argumento que puede ser válido en sí mismo, pero que prueba o concluye una proposición diferente a la que se suponía debía probar, desviando la discusión del tema en cuestión hacia temas no directamente relacionados.
2. Falacias de Datos Insuficientes

Argumentos inductivos (que pretenden ser fuertes, es decir, la verdad de sus premisas se presenta como razones que apoyan la verdad de su conclusión) que son incorrectos porque las premisas ofrecen escaso o nulo apoyo a la conclusión.

  • Generalización indebida (o precipitada): Consiste en deducir una conclusión general a partir de unos pocos casos que no son suficientes para justificarla.
    Ejemplo: Observar que algunos X son P (datos insuficientes e inadecuados) y concluir que todos los X son P.
  • Falsa causa: Consiste en establecer que algo es la causa de un fenómeno sin bases suficientes.
    • Post hoc, ergo propter hoc (“después de esto, luego a causa de esto”): Asumir que, porque el hecho B sucede a continuación del hecho A, entonces A es causa de B.
    • Correlación accidental (o causalidad cuestionable): Asumir una relación causal entre dos eventos simplemente porque ocurren juntos o muestran una correlación estadística, sin considerar otras posibles explicaciones. Ejemplo: A sucede cuando B ocurre. Luego, A (o B) causa B (o A).
3. Falacias Circulares

Son argumentos incorrectos debido a que la conclusión se apoya en una premisa cuya verdad supone la verdad de la conclusión.

  • Círculo vicioso o petitio principii (petición de principio): Consiste en presuponer en las premisas aquello que se trata de probar en la conclusión, utilizando la conclusión como si fuera una prueba de sí misma.

Falacias Semánticas

Argumentos incorrectos que surgen debido a la ambigüedad (dos o más significados) o a la vaguedad (término impreciso) de alguna de las expresiones utilizadas en el curso del argumento.

  • Falacia por equívoco (ambigüedad léxica): Ocurre cuando una palabra o frase con múltiples significados se utiliza de manera diferente (cambia el significado) en distintas partes del argumento, llevando a una conclusión errónea.
  • Anfibología (ambigüedad sintáctica): Se debe a una estructura gramatical ambigua en una frase, producida por el orden de las palabras, que admite dos o más interpretaciones distintas.
  • Falacias de las partes y el todo:
    • Falacia de composición (Parte-Todo): Consiste en atribuir incorrectamente al todo (conjunto) las propiedades que pertenecen a sus partes individuales.
    • Falacia de división (Todo-Parte): Consiste en atribuir incorrectamente a las partes individuales las propiedades que pertenecen al todo (conjunto).
  • Falacias por vaguedad: Surgen del uso de términos imprecisos o con límites poco claros en el argumento.
    • Argumento Sorites (argumento del montón): Explota la vaguedad (imprecisión) de un término presente en el argumento para llegar a una conclusión paradójica mediante pequeños cambios incrementales (ej., el ejemplo del informático inexperto o cuántos granos de arena hacen un montón). La estructura general puede ser: La diferencia entre A1 y A2 no es significativa. La diferencia entre A2 y A3 no es significativa… La diferencia entre An-1 y An no es significativa. Luego, no hay diferencia significativa entre A1 y An (conclusión falaz).
    • Falacia de la pendiente resbaladiza: Consiste en rechazar una opinión o desaconsejar una conducta argumentando que inevitablemente desencadenará una cadena de consecuencias indeseables, sin justificar adecuadamente la necesidad o probabilidad de cada paso en esa secuencia.

Falacias Formales

Son aquellos razonamientos no válidos cuya falta de validez se debe a la forma, es decir, a la estructura de la argumentación, independientemente del contenido veraz o falso de sus premisas. A menudo se relacionan con el mal uso de estructuras condicionales.

Un razonamiento condicional (o hipotético) es aquel cuya premisa principal es una proposición condicional (del tipo “Si P, entonces Q”).

Tipos Comunes de Falacias Formales

1. Falacia de Negación del Antecedente

Esta falacia ocurre cuando se razona incorrectamente a partir de una premisa condicional (“Si P, entonces Q”) y la negación de la primera parte (el antecedente, P), para concluir la negación de la segunda parte (el consecuente, Q). La estructura es: Si P, entonces Q. No P. Por lo tanto, no Q.

Este razonamiento es falaz porque la condición P podría no ser la única causa posible para Q. El hecho de que P no ocurra no garantiza que Q tampoco ocurra, ya que Q podría suceder por otras razones.

Ejemplo: “Si una persona estudia (P), aprobará el examen (Q)”. Si observamos que “Alguien no estudió (No P)”, concluir falazmente que “Por lo tanto, no aprobará el examen (No Q)” es un error. Podría aprobar por otras razones (suerte, conocimientos previos, examen fácil).

2. Falacia de Afirmación del Consecuente

Esta falacia se comete al razonar a partir de una premisa condicional (“Si P, entonces Q”) y la afirmación de la segunda parte (el consecuente, Q), para concluir la afirmación de la primera parte (el antecedente, P). La estructura es: Si P, entonces Q. Q. Por lo tanto, P.

Este razonamiento es erróneo porque Q podría ser consecuencia de otras causas distintas de P. Que Q sea verdadero no implica necesariamente que P también lo sea.

Ejemplo: “Si una persona tiene gripe (P), tendrá fiebre (Q)”. Si observamos que “Alguien tiene fiebre (Q)”, concluir falazmente que “Por lo tanto, tiene gripe (P)” es un error. La fiebre (Q) puede deberse a muchas otras causas además de la gripe (P).