a)Los factores clásicos de localización industrial
En el periodo 1855-1975 influyeron más los llamados “factores clásicos”, físicos y humanos, de la localización industrial:
-Los factores físicos son la proximidad de materias primas (sobre todo cuando son voluminosas y pesadas) y la cercanía a las fuentes de energía (cuencas de carbón, ríos). Y la existencia de emplazamientos favorables para el acceso y la distribución de sus productos (puertos)
-Los factores humanos son la proximidad a un mercado de consumo amplio; la presencia de mano de obra abundante y barata; la existencia de sistemas de transporte eficaces para el abastecimiento y venta de los productos; la disponibilidad de capital o capacidad para obtenerlo; la disponibilidad de servicios, infraestructuras y equipamientos; una política industrial favorable (subvenciones); y factores psicológicos que influyen en el empresario (proximidad a su residencia, éxito de otras empresas en el lugar…)
b)Tendencia a la concentración industrial
Durante este periodo, las industrias tendieron a concentrarse en grandes aglomeraciones urbano-industriales, que les ofrecían una serie de ventajas: facilidad para el abastecimiento, transporte y obtención de mano de obra; existencia de servicios para la gestión y mantenimiento; proximidad al mercado; abundancia de equipamientos; acceso a la información, a la innovación…
Estas ventajas tienden a atraer a estas concentraciones a un número creciente de industrias relacionadas con las ya existentes, formándose así grandes aglomeraciones urbano-industriales.
c)Los emplazamientos industriales
En esta época, dependían del tipo de industria:
-Las áreas próximas a las materias primas y a las fuentes de energía, o a los puertos atrajeron a las industrias básicas para ahorrar gastos de transporte. Así, las industrias siderúrgica, mecánica y química, se emplazaron cerca de las minas de carbón y de hierro; las industrias que funcionaban con fuentes de energía importadas se instalaron cerca de los puertos (textil y siderúrgica, refinerías, petroquímica, etc), al igual que las industrias ligadas al mar (astilleros y conservas). También se instalaron industrias junto a los ríos y en ciertas montañas donde había centrales hidroeléctricas.
– En las ciudades (junto a las estaciones ferroviarias y a lo largo de las principales carreteras de acceso) se instalaron sobre todo industrias de consumo, primero en asentamientos espontáneos y más tarde en polígonos industriales (espacios urbanizados, dotados de las infraestructuras necesarias).
d)Las áreas industriales
Desde sus inicios, la localización de la industria creó fuertes desequilibrios entre áreas industrializadas, áreas de difusión industrial y áreas de escasa industrialización.
En las áreas más industrializadas se instalaron las industrias de la Primera Revolución Industrial, y con el tiempo, afianzaron su hegemonía, al implantar otras nuevas, atraídas por las ventajas de la aglomeración. Las principales fueron tres:
La franja cantábrica (País Vasco, Cantabria, Asturias) implantó durante la Primera Revolución Industrial industrias de base (siderurgia). En el primer tercio del Siglo XX y la época franquista, esta zona acentuó su especialización en industrias básicas, generalmente grandes y públicas refinerías, hidroeléctricas).
El litoral mediterráneo implantó durante la Primera Revolución Industrial fábricas textiles (Cataluña). Durante el primer tercio del Siglo XX y la época franquista la industria se diversificó: se crearon industrias básicas (siderúrgica, en Sagunto; refinerías en Tarragona, Castellón y Cartagena) y adquirieron importancia la industria ligera y las pequeñas empresas privadas.
Las grandes ciudades recibieron industrias, principalmente de consumo, que aprovechaban la mano de obra, el mercado, los servicios y los equipamientos urbanos. El caso más destacado fue Madrid, que atrajo a una población creciente que estimuló una importante industria, de bienes de consumo. Después consolidó su posición gracias a la política centralista del franquismo y a su posición como nudo de transporte. Su industria tuvo una elevada diversificación e implantación de sectores modernos.
Otras áreas con peso industrial superior a la media fueron las que transformaron productos locales (La Rioja: conservas y vinos; Baleares: industrias de consumo).
Las áreas de difusión industrial surgieron en la década de 1960. Fueron:
Los ejes de difusión industrial, próximos a las grandes aglomeraciones urbano-industriales, situados junto a las principales carreteras de su periferia: ejes nacionales, a lo largo de las principales vías de transporte entre las regiones más industrializadas (incipientes ejes del Ebro y del Mediterráneo); y ejes regionales resultantes de la política de desarrollo industrial del franquismo (litoral gallego y Andalucía occidental).